Fiesta de la Confluencia 2024: segundo día de estallido en Neuquén

La celebración neuquina parece no tener techo. Unas 250 mil personas fueron parte de una jornada que no tuvo desperdicios. En el cierre la rompió Abel Pinto.

Los días de fiesta, la isla 132 presenta varias caras. Todas lindas pero diferentes. Por la noche se apaga, con las primeras luces del día se ilumina tranquila y en las siestas se enciende hasta lograr su máximo esplendor por las tardes y durante las primeras horas de las noches.

Así vive la isla del río Limay, la Fiesta Nacional de la Confluencia.
Por las mañana el silencio solo es interrumpido por alguna que otra prueba de sonido de algún artista que prepara su show del día. Los vecinos aprovechan el momento para una caminata o una recorrida en bicicleta, mientras los puesto de emprendedores y los food tracks permanecen cerrados.

Del otro lado, una bandada de agentes municipales recorre el predio, bolsa verde en mano, recolectando los restos de basura que pudieran haber quedado de la noche anterior. Los técnicos recorren el escenario para constatar que todo está en condiciones para darlo todo por la noche.

A la siesta, se elige alguno de los balnearios de la ciudad para pasar el calor y todo comienza a transformarse en el Paseo de la Costa a partir de las 17, tal como sucedió ayer en la segunda noche de celebración.

Los 6 colectivos gratuitos del municipio se prepararon para trasladar las largas filas de visitantes que querían llegar temprano a la fiesta. Estaba repletos. A partir de las 18, los ingresos por calles Río Negro y Linares ya estaban atestados. Las filas de dos o tres cuadras se venían un poco demorados por los cacheos.
Una hora después en el campo preferencial y en el general ya palpitaba lo que sería el resto de la jornada. Sonaba fuerte Nafta.

Al terminar su recital, ya el predio estaba invadido por la multitud. Se esperaba la llegada de la banda de indie rock, El Mató a un Policía Motorizado.

Cuando el sol fue un poco más benévolo sobre la isla, los padres se rindieron ante los insistentes reclamos de sus pequeños y el sector de juegos infantiles fue la solución. Pero fue necesario recalcular gastos porque después de tanta adrenalina, da hambre y la billetera no se estira.

Para un rato en las camas elásticas, se debe desembolsar 2.000 pesos por niño o niña. Mismo precio se paga por los autos que van por una vía o por el Pluto Loco, una versión del Gusano Loco. Y si los chicos quieren vivir la experiencia del simulador virtual, pues allí sus papás deberán abonar 3.000 pesos.

La cosa se ajusta cuando la familia tiene dos o más hijos. “Ya avisamos. Una vuelta en los autitos para el más chico, un rato en la cama elástica para la más grande y ahí se termina la cosa”, comentó Sonia, quien agregó: “si tenemos pensado venir todas las noches el sueldo no alcanza a llegar a fin de mes”. La comida para este grupo será “unos panchos y después comer lo que dejamos preparado en casa”.

Cerca de las 20.30 se subió al escenario mayor la banda El Mató a un Policía Motorizado que también fue del deleite de los asistentes. Fueron ellos los que le dieron paso a Conociendo Rusa, que reformula la canción clásica argentina mezclando géneros variados.

Fue su líder, Mateo Sujatovich, el que dejó el clima bien caliente para la llegada de Abel Pintos que cerró sin fisuras una noche más de la Fiesta Nacional de la Confluencia.

Pero la cosa no termina ahí. Hoy serán de la partida La Delio Valdez que estrenará escenario, Dillón le seguirá y el cierre será con la banda Airbag. Y así va encaminándose la fiesta hacia la finalización de su última edición que finalizará el martes con alto rock.


La Delio Valdez: "Las fiestas son absolutamente necesarias. La cultura no es un gasto"


Después de una extensa gira por festivales provinciales de Argentina, La Delio Valdez, se sube hoy por primera vez al escenario mayor de la Fiesta Nacional de la Confluencia. El show está previsto para las 23.30 y será la encargada de cerrar el tercer día.

Antes de su “debut neuquino”, Santiago Moldovan, a cargo de teclados y clarinete de la banda, dialogó con Río Negro, sobre la importancia de seguir sosteniendo las fiestas populares.

“Son absolutamente necesarias. Ha que desterrar todas esas mentiras que se estuvieron repitiendo por todos lados de que esto es pérdida de dinero y que simplemente es gasto de impuestos de los contribuyentes, cuando está clarísimo que estas fiestas activan productivamente a una ciudad a un pueblo. La gente local las espera todo el año porque sabe que van a trabajar, porque paralelamente se montan ferias artesanales. Tiene trabajo mucha gente. Decir que es un gasto público es una versión muy reduccionista para nosotros. La cultura nunca es un gasto”, fue contundente el músico de La Delio.

Moldovan agregó que son muchos los motivos para defender y pelear por las fiestas populares. «Son muchos los motivos, uno de ellos es que son parte de nuestra cultura, de nuestra idiosincracia, son parte de nuestra identidad como pueblo argentino. La cultura nos define, la cultura es una necesidad básica más que tiene el ser humano. Y además son festivales que reúnen bandas de distintos géneros, donde se cruza música muy distinta. La gente que va a ver una banda se engancha con otra y eso alimenta el circuito de quienes hacemos arte», finalizó.


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