Heridas abiertas, a 3 años de los incendios más destructivos de la cordillera

El 9 de marzo de 2021 el fuego de origen forestal, provocó la muerte de tres personas, destruyó 500 construcciones y arrasó con todo en su paso voraz, en la Comarca Andina de Chubut.

“Nos avisaron que había empezado el incendio cerca de las tres de la tarde, vinimos y la casa ya estaba prendida fuego”. “Venía a 100 metros el fuego cuando salí a la ruta, no saqué nada, salí en chancletas, como estaba, y se me quemó todo”. “Fue una tristeza enorme, de tener todo a no tener nada en cuestión de horas”. Las expresiones pertenecen a tres de las personas afectadas por los incendios que el 9 de marzo de 2021 arrasaron con más 350 viviendas en el paraje Las Golondrinas, en Lago Puelo, y en la localidad de El Hoyo, en la provincia de Chubut, a pocos kilómetros del límite con Río Negro.

A tres años de aquellos incendios simultáneos, que generaron la mayor catástrofe en la población, con tres víctimas fatales, animales carbonizados, vegetación arrasada y daños en propiedades, que ascendieron a 500 entre destrucciones totales y parciales en viviendas, locales, galpones, depósitos, talleres, entre otras estructuras, los pobladores intentan retomar su vida, con un paisaje desolado, sin la abundante vegetación que caracterizaba este valle entre montañas, al pie del imponente Piltriquitrón y a ambos lados de la Ruta Nacional 40. Sin sus viviendas en condiciones, sin agua potable aún y sin las comodidades que hasta ese día tenían.

El origen de todo fueron dos focos en simultáneo, entre las 15 y las 17 del martes 9 de marzo. Uno comenzó por el mal estado del tendido eléctrico, en el paraje Las Golondrinas, al pie del cerro Piltriquitrón, y otro fue presuntamente intencional, en el cerro Radal. Entre ambos fuegos estaban los habitantes de Las Golondrinas, Parcela 26, Lote 18, Toma El Pinar, y un sector de El Hoyo, y la traza de la Ruta Nacional más emblemática de la Argentina, la 40, donde se produjeron imágenes dantescas ese día.
Diario Río Negro recorrió la zona junto a pobladores afectados. Tres años después de aquella catástrofe, recordaron su vivencia y el largo peregrinar de estos años para salir adelante, las injusticias que ocurrieron, la ayuda que no llegó como se prometió, las avivadas de algunos.

De las cinco de la tarde a las ocho, ya no había nada más. Había mucho viento, remolinos, ese día”, resume Rosalía Mascuta, una mujer de 74 años que volvió a levantar su pequeña despensa de ladrillos en la zona del Lote 18, a escasos metros de la Ruta 40. En su terreno todavía abundan los restos de lo que el fuego destrozó: su casa en ruinas, heladera, lavarropas, freezer calcinados, los camiones de su hijo que también el incendio dañó de manera total. Al fondo, los esqueletos de un pinar totalmente carbonizado.

En el medio también la esperanza, con su nueva casa en construcción, su almacén en pie y un cartel de banderines hechos a mano. “¿Qué voy a hacer? Toda mi vida está acá, mis padres vivieron acá”, dice la mujer que años atrás, antes del incendio, vendía sus dulces y vegetales del huerto en un puesto junto a la ruta o en la feria, hasta que pudo construir su “kiosco” que luego el fuego destruyó y hace poco, con mucho esfuerzo, reabrió.

“El día anterior me habían terminado la obra de gas y el miércoles lo iban a instalar, pero el martes el fuego quemó todo”.

Rosalía Mascuta.

A unos metros, al otro lado de la ruta, en lo que se conoce como Parcela 26, Alejandra Alaniz, también recordó que ese día, que fue martes y con 31ºC de temperatura: “Fue bastante traumático”. “El fuego fue voraz, cuando empezó era algo pequeño y agarró con todo, los vecinos estaban acá, alcanzaron a salir a la ruta, salieron algunos, otros se quedaron y se metieron en piletas, salieron como pudieron. Algunos quedamos al borde de la ruta, no nos dejaban pasar y cuando veníamos en la ruta el fuego pasaba arriba de nosotros, con tremendas lenguas de fuego”, recordó la mujer que tiene problemas renales y aún no pudo reconstruir su vivienda. En el lugar donde estaba su hogar, con una pendiente pronunciada hacia abajo de la ruta, quedó el piso y nada más.

Alejandra Alaniz está de pie en el piso que fue de su casa, lo único que quedó tras el incendio de 2021 en la zona de Parcela 26. Foto: Chino Leiva

“Cada vez que hay un incendio nos re preocupamos. Recuerdo que al poco tiempo se quemó la casa de una vecina que reconstruyó, todos llorábamos, veíamos las lenguas de fuego otra vez y fue muy duro”.

Alejandra Alaniz.

Marcelo Cárdenas, logró reconstruir su taller y su casa con ayuda de amigos a la altura del kilómetro 1905 de la Ruta 40. “Fue cuestión de horas todo. Al haber mucho viento se juntó todo. Ardía toda la cordillera entera, era una brasa gigante, una locura, parecía que iba a bajar al pueblo, a El Hoyo, la gente se quería ir”, recordó. En su retina todavía queda el paisaje anterior: “Había mucha vegetación, estaba lleno de pinos, no se veía el Piltriquitrón desde mi casa, recién tenía sol al mediodía, pero el incendio se chupó todo, se pueden ver los pinos quemados. Yo foresté, planté árboles para recuperar un poco”, relató en medio de su terreno, ubicado en la zona alta de una barranca que cae a pocos metros y genera una vista panorámica donde se ven desperdigadas algunas casas, resto de pinos quemados y una un terreno despejado, alejado de la imagen de la “cortina de pinos” que tiene en su memoria Marcelo.

Marcelo Cárdenas fue una de las víctimas del incendio de 2021 en Las Golondrinas. Perdió todo y volvió a reconstruir para seguir con su vida en el mismo lugar. Foto: Chino Leiva

“Todos los años pasa lo mismo en la región, este año en Los Alerces y en Bariloche… y es la mano del ser humano, no es natural”.

Marcelo Cárdenas.

Al hablar Ambrosio Oyarzo se emociona, sus ojos se llenan de lágrimas. Aún espera reconstruir la casa de su mamá, vecina de Rosalía en el Lote 18. “Todo fue en un ratito. Estábamos laburando con la máquina, los bueyes se quedaron atados, se me quemaron los tres”, rememoró y contó la “injusticia” que padeció cuando erróneamente lo detuvieron al intentar ayudar a frenar el avance del fuego en la zona del cerro Radal. “Trabajé 23 años en la brigada de incendios, sabía cómo era, sabía qué hacer. Me jugué la vida y al final quedé mal, pensaron que era yo el responsable. Mientras tanto se le quemaba todo a mi mamá, por eso me emociono”, lamentó.

Ambrosio Oyarzo se emociona hasta las lágrimas al recordar lo que vivió el 9 de marzo de 2021, en los dramáticos incendios de la Comarca Andina. Foto: Chino Leiva

En la zona muchos volvieron a reconstruir sus viviendas como pudieron. Todavía hoy tienen faltante de agua potable por un problema en el ducto, por eso el municipio de Lago Puelo, al cual pertenece esta zona, envía camiones aguateros a diario. Otros vecinos, no regresaron más: “Tenés que ser muy duro de cabeza para volver, da tristeza, eso le pasó a mucha gente que no aguantó ver tanto desastre y se fue”, reflexionó Marcelo, el chapista que rehízo su vida en el mismo lugar.

Todos destacan la solidaridad de la gente. De la ayuda oficial, poco para resaltar: los módulos habitacionales que entregó el Gobierno nacional (tras el compromiso del expresidente Alberto Fernández que visitó la zona) resolvieron en parte el problema, fueron muchos menos de la totalidad de las viviendas destrozadas. Esas estructuras blancas, precarias, con tirantes de pino y paredes de placa, en teoría eran “provisorias”, solo contaban con baño y un ambiente aparte. Pero al final terminaron siendo las “definitivas” con el ingenio y trabajo de la gente que las pudo acondicionar para vivir mejor.


Hoy todavía hay personas afectadas que esperan la prometida reubicación en viviendas dignas. Otros reconstruyeron con esfuerzo propio.


Una tarde y cuatro focos iniciados de manera independiente


Las cifras de los incendios de marzo de 2021 no son exactas, pero fueron cuatro focos en un radio cercano (Entre Lago Puelo, El Hoyo y Cholila, un poco más retirado) que arrasaron con unas 13.000 hectáreas, todas en jurisdicción de la provincia de Chubut. El saldo más desgarrador fue la muerte de tres personas: Sixto Garcés (poblador rural que vivía cerca de El Maitén); María Briones (Lago Puelo) y José Luis Rivero (Las Golondrinas). Tenían entre 50 y 68 años. También hubo heridos.

Esos focos además destruyeron 350 viviendas con daño total y 130 parcial, en jurisdicción de Lago Puelo; 22 casas, 5 cabañas y 7 galpones en El Hoyo. Sumada a la vegetación nativa e implantada.

Nación envió módulos habitacionales precarios para los afectados de los incendios de la Comarca Andina. Eran «provisorios» pero nunca llegó la vivienda definitiva. Foto: Chino Leiva

Ese martes 9 de marzo de 2021, aún en período de pandemia, con calores inusuales para la región -como se repitieron este verano- el fuego fue voraz y en cuestión de horas arrasó con todo. La lluvia de la madrugada trajo alivio, sofocó las llamas y enfrió la tierra.

Las pericias determinaron que el incendio tuvo cuatro zonas de inicio independientes y sin relación de continuidad, pero la mala fortuna de haberse producido en el mismo período de tiempo, hizo del fuego una bola creciente y fatal.

La afectación de los árboles de toda la zona, cargada de profundas pendientes en toda su extensión, dejó el suelo inestable en muchos sectores y provocó luego algunos desmoronamientos. Hay casas que hoy fueron reconstruidas en zonas de extremo riesgo pero aún así los pobladores resisten porque ese es su lugar.

Ambrosio Oyarzo recorre el terreno de su familia donde quedan restos de lo que el fuego destruyó en 2021. Foto: Chino Leiva

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