La ciencia de la atracción: un estudio desmiente el mito de que los opuestos se atraen

La investigación analizó cómo influyen en nuestra elección de parejas la actitud política, el nivel educativo, la religión e incluso ser amantes de la mañana o fumar. Los resultados revelaron que, llamativamente, tendemos a buscar personas similares.

¿Es cierto que los opuestos se atraen o hay algo más profundo en la elección de nuestras parejas? Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Colorado (Estados Unidos) analizó cuánto influyen las similitudes y las diferencias en términos de atracción. Publicado en la revista Nature Human Behaviour, la investigación consistió en examinar más de un siglo de datos recopilados de millones de parejas. Los autores tuvieron en cuenta más de 130 rasgos (tanto físicos, psicológicos y del comportamiento), que incluyeron las tendencias políticas, la altura y la personalidad.

Los resultados revelaron que, en una amplia gama de rasgos, las parejas tienden a ser sorprendentemente similares. Entre el 82 % y el 89 % de los rasgos analizados, era más probable que las parejas fueran similares. Rasgos como las actitudes políticas, la religión, el nivel educativo y ciertas medidas de coeficiente intelectual mostraron correlaciones particularmente altas. Los rasgos relacionados con el consumo de sustancias también mostraron correlaciones elevadas: los fumadores, los bebedores y los abstemios tendían a formar pareja con personas de hábitos similares.

Además, otros rasgos poco estudiados, como cuántas parejas sexuales había tenido una persona o si había sido amamantada, mostraban cierta correlación. «Estos resultados sugieren que, incluso en situaciones en las que tenemos la sensación de poder elegir sobre nuestras relaciones, pueden existir mecanismos entre bastidores de los que no somos plenamente conscientes», afirmó Tanya Horwitz, autora del artículo y doctoranda del Departamento de Psicología y Neurociencia.

Por otro lado, hay un puñado de rasgos en los que la evidencia sí parece señalar que los opuestos se atraen: personas que prefieren la mañana o la noche (llamado el “cronotipo”) y la tendencia a preocuparse. Entre estos rasgos existe una correlación negativa, lo que significa que si tendés a preocuparte, probablemente formes pareja con alguien que no tenga esa inclinación, y si sos una morning person hay más probabilidades de que te atraiga una persona nocturna.

Foto de Budgeron Bach: https://www.pexels.com/es-es/foto/ciudad-hombre-pareja-amor-6533324/

Cómo hicieron estos descubrimientos?

Los autores realizaron una revisión (o meta-análisis) de investigaciones anteriores y también incluyeron su propia recopilación de datos originales. Para el meta-análisis analizaron 22 rasgos en 199 estudios que incluían millones de padres y madres, parejas de novios, parejas casadas o parejas que convivían. El estudio más antiguo de los que utilizaron se realizó en 1903. Además, utilizaron un conjunto de datos del llamado Biobanco del Reino Unido para estudiar 133 rasgos (varios de ellos poco estudiados antes) en casi 80.000 parejas de distinto sexo en el Reino Unido. Las parejas del mismo sexo no se incluyeron en la investigación porque sus patrones pueden diferir significativamente. Por el momento, los autores consideraron conveniente estudiarlas por separado.

¿Qué significan los hallazgos y qué implican a futuro?

Los autores del estudio compartieron algunas líneas por las que les gustaría que continúe la investigación en distintos campos, además de algunas preocupaciones. Horwitz explicó a la revista de la universidad que, por ejemplo, si las personas de baja estatura tienen más probabilidades de tener descendencia con personas de baja estatura y las personas altas con personas altas, podría haber más personas en los extremos de estatura en la siguiente generación. Lo mismo ocurre con los rasgos psiquiátricos, médicos o de otro tipo.

Otra preocupación sobre sus hallazgos a nivel social es que, teniendo en cuenta que es cada vez más probable que la gente se empareje con personas con un nivel educativo similar, podría existir una tendencia que profundice la brecha socioeconómica.

Sin embargo, los investigadores advierten de que las correlaciones encontradas son bastante modestas y no deben exagerarse ni utilizarse indebidamente para promover una agenda (Horwitz advirtió sobre investigaciones similares que, trágicamente, fueron utilizadas y tergiversadas por el movimiento eugenésico). 

Lo que sí esperan es que el estudio suscite más investigaciones en distintas disciplinas, desde la economía a la sociología, pasando por la antropología y la psicología. «Esperamos que la gente pueda utilizar estos datos para hacer sus propios análisis y saber más sobre cómo y por qué la gente termina en las relaciones que termina», afirmó la autora.


Este contenido fue originalmente publicado en RED/ACCIÓN y se republica como parte del programa ‘Periodismo Humano’, una alianza por el periodismo de calidad entre RÍO NEGRO y RED/ACCIÓN



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