Las mujeres ocupan los puestos peor remunerados en la hotelería de Bariloche

Un estudio del mercado laboral en el sector refleja el perfil de trabajadoras.

Las mujeres que se desempeñan en el sector de hotelería y gastronomía ocupan puestos laborales feminizados, vinculados en su mayoría a los cuidados, y son los peor remunerados. Así se desprende de un estudio que elaboró la economista Mariana da Silva Evora durante dos años y medio en Bariloche.

Este trabajo de tesis contempló el contacto con 100 mujeres residentes en la Delegación Pampa de Buenuleo (desde el barrio Pila II al Omega), 50 encuestas, 7 entrevistas y 3 historias de vida.

«El objetivo fue reconstruir el campo laboral de las trabajadoras de clases populares en el sector turístico. Si bien este sector genera más oportunidades laborales que otros rubros, las condiciones de los empleos para las mujeres son peores que para los varones, evidenciando una brecha de género», concluyó la investigadora que integra el espacio de Economía Feminista.

Para elaborar su trabajo, da Silva Evora hizo un recorte en los rubros de gastronomía y hotelería. Partió de la hipótesis de que las mujeres, por lo general, ocupaban las tareas de limpieza desempeñándose como mucamas, cocineras, bacheras o ayudantes de cocina. Logró confirmarlo, coincidiendo con estudios similares en otros países.

«Entre quienes contestaron la encuesta, un 70% trabajaba en turismo y la mayoría realizaba este tipo de tareas. Las más jóvenes, capaz, conseguían trabajo de mozas, como primer empleo», señaló.

Gran parte del empleo femenino en el sector, subrayó, se caracteriza por la estacionalidad, la menor remuneración y la precariedad.

Según el estudio, los empleos a los que acceden las mujeres en turismo están en la base de la escala salarial. ¿Por qué? «Por la imposibilidad de hacer horas extras o tener jornadas laborales más largas. A medida que subís en cargos jerárquicos disminuye el porcentaje de mujeres», subrayó da Silva Evora.

¿Por qué, sabiendo que son trabajos mal remunerados, son elegidos por las mujeres?, se consultó. La investigadora hizo hincapié en que muchas veces, la falta de tiempo lleva a elegir los empleos de tiempo parcial «como salida a la encrucijada que plantea la conciliación de la jornada laboral productiva con la vida privada». A su vez, un trabajo de tiempo parcial «supone una menor cantidad de derechos adquiridos y menor ingreso para la persona que lo realiza».

«Está relacionado con la conciliación con el trabajo reproductivo. En general todas las mujeres se hacen cargo de los cuidados de sus familias. Entonces deben garantizar el trabajo reproductivo y ese tiempo sobrante lo ofrecen como trabajo productivo en el mercado laboral. Es como una changuita entre que dejan a su hijo en la escuela y vuelven a buscarlo (lo sacaría, necesita más desarrollo). Hay una ingeniería para conciliar estas dos jornadas laborales», explicó.

Destacó que esta precariedad en puestos laborales genera más vulneración y posibilidades de sufrir violencia laboral.

En su trabajo, da Silva Evora resaltó la importancia de las redes territoriales, conformadas por proximidad donde se van nucleando a mujeres ya sea en juntas vecinales o merenderos, por ejemplo, o en espacios promovidos por organizaciones sociales o instituciones gubernamentales, «Hay una potencia en estos encuentros: sabemos qué hacer; hagámoslo juntas para salir a parar la olla. Ese saber experiencial que, hasta ese momento no tenía un valor económico, pasa a transformarse en un valor de cambio. Hay una capacidad de resiliencia y organización conmovedora», precisó.


Adherido a los criterios de
Journalism Trust Initiative
<span>Adherido a los criterios de <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Nuestras directrices editoriales

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios