Martín, estrella de la cocina en Polonia

Ganó la primera edición del “Top Chef” polaco.

CIPOLLETTI (AC).- Martín Giménez Castro tiene un tatuaje en su antebrazo izquierdo y otro en el derecho. El primero se lo hizo poco después de que decidió irse a Estados Unidos a continuar sus estudios de cocina. “Lo que no me mata me hace más fuerte” dice la frase que lo acompañó durante los primeros años de estar lejos de su hogar. El segundo, es la réplica de un cuchillo de plata con vaina que le regaló su papá y que fue el amuleto que lo acompañó durante toda la primera edición polaca del concurso “Top Chef” de la que resultó ganador. El programa fue visto por cerca de 3.000.000 de personas y ubicó a este cipoleño en un lugar sumamente expectante dentro de la cocina de autor de Polonia. Martín vivió en esta ciudad hasta su adolescencia cuando sus padres se mudaron a Mendoza. Su tercera parada fue Estados Unidos y finalmente recaló en Varsovia donde vive actualmente con su mujer y su pequeña hija. “Iba en el auto manejando y escuché por la radio que lanzaban el concurso. Así que averigüé y mandé por mail mi curriculum. Había visto la versión estadounidense y me parecía interesante participar”, contó ayer en Cipolletti, a donde vino a visitar a sus antiguos amigos y al resto de su familia que vive en Neuquén. Del casting, con más de 1.000 cocineros polacos, salió airoso. Su lomo con salsa de higos y puré de batata y su desenvolvimiento en la cocina encantó al jurado. Quedó con el número 13, que junto al 2013, se transformaron en la mejor cifra. “Cuando llegué a la final me hice el tatuaje. Yo quería ser parte de los 14 (los concursantes) pero cuando empecé a pasar me di cuenta de que podía llegar a ganar”, contó sobre el dibujo de su brazo y el concurso que lo hizo famoso. En la final, durante dos horas, cocinó langostinos con ensalada de papaya, pulpo grillado con salsa de limón, agnolottis de salmón con salsa de caviar, lomo relleno con foi gra y salsa de trufas, y de postre panacota de albahaca. Ganó con el voto unánime del jurado. Ahora a Martín le espera un desafío: abrir las puertas de “Salto”, su propio restaurante en Varsovia. El martes retorna al viejo continente, a su cocina de autor y a experimentar con lo que más le gusta: los sabores.

Arriba, Martín con su merecido premio. Abajo, luce uno de los tatuajes: un cuchilo de plata.


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