Parapente en el cerro Otto: «Todos los incidentes registrados fueron resultado de errores humanos»
La asociación Alas salió al cruce de la fundación que administra el teleférico cerro Otto que, a su vez, avanza en la derogación de una ordenanza que habilita el aterrizaje en parapente en un predio al oeste de Bariloche.
«El sector de vuelo en parapente en el Cerro Otto destaca por su seguridad, respaldo técnico y baja incidencia de accidentes«. Así lo manifestó Alas, una asociación conformada por pilotos de parapente, tras el pedido de la Fundación Sara María Furman -que gestiona el Teleférico Cerro Otto- para que se derogue la ordenanza aprobada en 2024 que habilita los aterrizajes en parapente en el predio de la institución en el kilómetro 5 de la avenida Pioneros, al oeste de Bariloche.
A raíz del accidente el 28 de diciembre pasado, cuando una turista y su instructor quedaron sobre el tendido eléctrico y la mujer sufrió quemaduras en sus piernas, el presidente de la fundación, Oscar Borrelli, aseguró que insistirán en la derogación de la normal municipal y en caso de no obtener respuestas, acudirán a la justicia.
«La combinación de un entorno controlado, aeronaves maniobrables y una sólida supervisión por parte de la FAVL (Federacion Argentina de Vuelo Libre) y la ANAC (Administración Nacional de Aviación Civil) asegura que la actividad se realice de manera segura tanto para los pilotos como para la comunidad«, indicaron desde Alas, a través de un comunicado.
Aclararon que la asociación Alas «es una institución sin fines de lucro que busca promover el crecimiento ordenado de la actividad de parapente en distintas localidades de la Patagonia. Los pilotos comerciales de nuestra asociación se encuentran habilitados, pero no existe vínculo económico con Alas».
Años atrás, Alas adquirió un terreno ubicado en la cumbre del Cerro Otto que se utiliza para los despegues, a través «de una donación directa del titular». «Nuestra relación con la Fundación Sara María Furman comenzó hace más de 35 años con la administración de Boris Furman, quien, con una visión a futuro , entendió que tanto la futurista Confitería Giratoria como las actividades de turismo aventura serían la impronta clásica de nuestra ciudad». Recordaron que hasta hace 20 años, el Cerro Otto ofrecía pases para distintas actividades, como bicicleta y parapente. «Incluso el producto de vuelos biplaza se comercializaba desde la confitería», plantearon.
Desde Alas entienden que «esta polémica» se inició a partir de la intención de la fundación de apropiarse de su terreno: «No solo contamos con la escritura inscripta en el Registro de la Propiedad, sino que hace unos meses frenamos un intento de prescripción adquisitiva que la fundación había iniciado para apropiarse de nuestro terreno. Por este motivo, entendemos que comenzó toda esta polémica, impulsada por el potencial económico que involucra un terreno lindero a su propiedad».
En relación a la ordenanza aprobada «por unanimidad», entendieron que solo tuvo como finalidad «oficializar un sitio que es utilizado hace más de 35 años de manera ininterrumpida«. Además, destacaron la participación de Cotam (Comité Técnico de Actividades de Montaña), un organismo municipal conformado por especialistas en todas las áreas de montaña que se expidieron favorablemente por el avance de la ordenanza.
Advirtieron además que la ordenanza, además de declarar como sitio de aterrizaje las parcelas que son propiedad de la Municipalidad de Bariloche, deslinda de responsabilidad tanto al municipio como a la Fundación Sara María Furman.
«Por otro lado -agregaron-, el 17 de mayo de 2024 presentamos una denuncia por usurpación de espacio público, ya que, al saber que el proyecto de ordenanza avanzaba en las distintas comisiones, la administración de la Fundación Sara María Furman inició obras y ocupaciones ilegales que continúan al día de la fecha». Estas obras obstruyen más del 50% del área reconocida en la ordenanza, y no solo no las retiran, sino que «insisten en que es un predio de su propiedad, cuando en realidad es un espacio público de la Municipalidad de Bariloche«.
Recordaron que la actividad de parapente está regulada por distintos organismos. La Federación Argentina de Vuelo Libre no solo emite licencias sino que también «realiza las homologaciones de los lugares de despegue y aterrizaje. En el caso del Cerro Otto, estos cumplen con los requisitos de seguridad necesarios». Por otro lado, la ANAC otorga el espacio aéreo que «debe ser activado mediante un protocolo de comunicación con la torre de control del aeropuerto».
Seguridad y Estadísticas de Accidentes
Tras las acusaciones por la cantidad de accidentes que se producen en ese sector de la ciudad, recalcaron que las estadísticas reflejan una baja incidencia. «Todos los incidentes registrados fueron resultado de errores humanos, sin relación con las características del lugar, las condiciones aerológicas o el equipamiento», advirtieron.
Mencionaron que los únicos dos accidentes de vuelos comerciales ocurrieron en 1999 y a finales de 2024. «Ambos sin consecuencias fatales. Nos resulta poco prudente utilizar el último incidente con fines personales, ya que no solo confunde a la población, sino que también revictimiza a una persona que está lejos de estar en desacuerdo con nuestra actividad», manifestaron.
En relación al turista francés que murió en 2016, resaltaron que «omitió todos los protocolos de seguridad y, a causa de un error humano, perdió la vida. Este accidente no guarda relación con las condiciones de seguridad del despegue o aterrizaje».
También recalcaron que las aeronaves son lentas, «con una velocidad incluso menor que la de una bicicleta, y son altamente maniobrables lo que permite realizar correcciones rápidas ante cualquier situación inesperada». En el sector de vuelo del Cerro Otto, el riesgo a terceros es prácticamente nulo.
«Por último, lamentamos los inconvenientes por el corte de energía a fines de 2024 y queremos transmitirles que estamos trabajando para mejorar la situación de los cables actuales», enfatizaron.
Áreas de Vuelo y Seguridad
Desde Alas agregaron que más del 90% de los vuelos se realizan sobre el Cerro Otto, a la que definieron como «una zona libre de barrios residenciales, minimizando cualquier posible interacción con áreas urbanas. El cruce sobre la ciudad se limita a la aproximación final al área de aterrizaje, una práctica común en muchos lugares de vuelo del país y del mundo».
Al ser consultado, Borrelli manifestó que la actividad de parapente no se realiza en zonas urbanas de ninguna ciudad del mundo. Desde la institución consideraron falsa esta afirmación.
«Sobran ejemplos en internet, y entre los más destacados podemos mencionar a centros cercanos como el cerro Piltriquitron y el centro de esquí Laderas en Bolsón; el Bayo en Villa La Angostura; Chapelco en San Martín de los Andes; Iquique (Chile); San Pablo y Río de Janeiro (Brasil); Lima (Perú). En Estados Unidos y Europa, la mayoría de los centros como Chamonix, Zinal, Aspen, entre decenas de otros. Basta con analizar el siguiente link www.paraglidingmap.com«, plantearon y recordaron que Bariloche es capital de «turismo aventura».
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