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«Ponen el cuerpo, van al frente, te emocionan»: bomberos y brigadistas, nuestros héroes en el incendio de Los Alerces

Pobladores de la zona y testigos de su sacrificado trabajo expresaron su admiración: "Ahí no se puede respirar y le dan para adelante igual, ponen todo." El fuego ya consumió más de 7500 hectáreas en el Parque Nacional al oeste de Chubut.

Brigadistas hacia las llamas en el Parque Nacional Los Alerces. Foto: Maxi Jonas.

Los videos y las fotos se comparten en las redes y los grupos de WhatsApp, con bomberos y brigadistas de rostros cansados como protagonistas en esta joya de la Patagonia amenazada por el fuego. Primero llegaron de zonas cercanas, con el correr de los días de todo el país. Y mientras las trágicas escenas de las llamas que devoran miles hectáreas de bosque nativo en el Parque Nacional Los Alerces al oeste de Chubut causan indignación, las que muestran a nuestros únicos héroes en este lío levantan oleadas de admiración.

Ahí están, metidos entre árboles que arden, avanzan al trote entre las brasas, cargan las mangueras al hombro mientras el que va adelante apunta el chorro a las llamas, se apenan por los troncos calcinados, respiran entre una espesa humareda, se protegen con cascos, guantes, borcegos, se cubren la boca con pañuelos mojados. Y van al frente, van al frente hasta el final.

Las terribles consecuencias del fuego: bosque nativo arrasado en Los Alerces.

Héroes en acción.

Hasta que vuelven al campamento que les toca, comen, descansan y vuelven al fuego. Según como sople el viento y para dónde avance el incendio, pueden volver a una zona que conocen o ir a una nueva, pueden ser focos que hay que terminar de apagar, líneas de viviendas que hay que proteger o inmensas y amenazantes llamaradas que se multiplican en una nueva área.


«No hay palabras para describir a estos muchachos»

Esteban Bravo sabe cómo trabajan de primera mano, porque apenas el fuego que se inició el jueves 25 de enero kilómetros arriba del arroyo Centinela y se expandió con el viento hacia Rincón del Sol a unos 50 km de Esquel de cara al lago Futalaufquen, un grupo de bomberos de Corcovado se instaló en las tierras donde la familia Rosales tiene un camping y cabañas con flamantes instalaciones que pensaban inaugurar a puro orgullo esta temporada, con alto nivel de reservas.

Esteban Bravo en Rincón del Sol. Con el fuego se le desbandaron os caballos, aún busca a tres.

Y ahí mismo, a cargo de las cabalgatas, Esteban tenía todo listo para arrancar con las recorridas por ese paraíso hoy herido. Ni los Rosales pudieron inaugurar las obras ni Bravo salir con los grupos que se deslumbran con este tesoro del sur mientras bordean el lago entre los alerces. Peor aún: en el desbande a Esteban se le escaparon los caballos y aun debe recuperar dos yeguas y una potranquita que quedaron en lo alto de un cerro y reza que se hayan procurado refugio, porque por las brasas aun no puede llegar hasta ahí.

Así quedó el camino a los Túneles de Hielo en Rincón del Sol, a unos 50 km de Esquel.

Cuando los bomberos se instalaron en el camping, los Rosales y Bravo los recibieron y les indicaron los mejores senderos, atajos y cortafuegos para llegar más rápido y mejor perfilados para atacar las llamas. Y mientras los anfitriones se dedicaban a prevenir por si el fuego se acerca demasiado y a rescatar las mangueras y salir a buscar a los animales, fueron testigos de su sacrificado trabajo.

«No hay palabras para describir a estos muchachos, créame que no hay palabras -dice Esteban a Diario Río Negro-. Son incansables, ponen todo, dejan todo. Los bomberos, los brigadistas, los de Logística que andan con los camiones, las 4×4, los que recargan agua. Iban, venían, no paraban. No dejaron que el fuego llegara a las instalaciones eléctricas, era un peligro eso».

Fotos: Maxi Jonas.

A Esteban, el enorme daño producido lo lleva al borde de las lágrimas y a un enorme enojo con quienes hayan iniciado las llamas: «Acá nada volverá a ser igual». Pese a todo, le queda resto para agradecer el trabajo de quienes le pelean al fuego: «Son unos genios, agradecimiento eterno para ellos».

Lely Castro, periodista de Esquel que sigue paso a paso la lucha contra el incendio y sus consecuencias desde que las llamas sorprendieron a todos el jueves 25 de enero en la zona de arroyo Centinela. Vio trabajar de cerca a los bomberos de Corcovado, Trevelin y los de su ciudad: «Son nuestros héroes, no olvidemos a los que están allá arriba tratando de apagar este desastre. Es increíble lo que hicieron», dice.

También fue testigo de cómo un grupo de voluntarios, entre médicos, kinesiólogos y enfermeros, se organizaron rápido para atender a los bomberos y brigadistas en la Planta Educativa de Parques Nacionales cuando bajaban del frente: agua y sal en fuentones para los pies, toallas enfriadas con hielo para el cuello, suero en jeringas para limpiar ojos, nariz y oidos, masajes para descontracturar en colchonetas, todo antes de cenar, dormir y volver a empezar. Un brigadista de Córdoba le comentó asombrado que nunca los habían atendido así.

Lely está tan agradecida a los brigadistas a los que vio volver cansados y con los pies ampollados cada atardecer como triste: «Ardía la piel ver cómo se quemaba nuestro bosque y la sensación de impotencia de verlo».


«Ahí no se puede respirar, le ponen el cuerpo igual, te emocionan»

Un brigadista en medio de la espesa humareda.

Aún sorprendido por lo que acaba de vivir en el Parque Nacional los Alerces, el fotógrafo Maxi Jonas describe lo que observó mientras seguía de cerca el trabajo de los brigadistas a los que siguió cada día y también el de los bomberos.

«Lo que le ponen el cuerpo, lo que laburan te emociona. Y las caras que tienen, no paran. Y encaran, no sabés lo que es eso. Bajo el humo ese no podés respirar. el terreno te cansa para caminar. Y le dan y le dan y le dan. Es algo impresionante. Son soldados los tipos», dijo


«Algunos solo quieren ver arder el mundo, otros están dispuestos a salvarlo»

Federico Magri, de El Bolsón Trekking, experto conocedor de la zona y ferviente defensor de la naturaleza que le tomamos prestada a nuestros hijos comparte sus reflexiones.

«Ver los incendios devorando nuestros bosques naturales, árboles centenarios y la vida silvestre es profundamente desgarrador. Como a los amantes de la naturaleza, cada video, cada imagen de llamas consumiendo lo que considero parte de mi hogar, no solo me llena de tristeza, sino también de una profunda indignación. Estos paisajes, que hemos recorrido incontables veces, son santuarios de belleza y biodiversidad, testigos de historias no contadas y refugios de paz, no solo para nosotros, sino también para miles de animales que han sido devorados por el fuego.

Un brigadista entre la densa humareda

La pérdida de bosques centenarios y la devastación de la biodiversidad son claros llamados a la acción. Debemos impulsar políticas más estrictas, penas más duras y fomentar la educación ambiental y adoptar prácticas sostenibles para prevenir futuros desastres.

Es desgarrador imaginar que los senderos que alguna vez recorrimos, llenos de vida y belleza natural, ahora estén marcados por la desolación y la pérdida. Esta transformación, de un santuario de biodiversidad a un escenario de destrucción, es algo de lo que no podremos reponernos fácilmente.

En medio de esta desolación, la valentía de los brigadistas brinda un rayo de esperanza. Verlos enfrentar con esa determinación y coraje a las llamas, es profundamente conmovedor. Su lucha incansable no solo es una batalla contra el fuego, sino una firme declaración de su compromiso con la vida y la conservación de nuestra herencia natural. Cada esfuerzo que hacen, cada riesgo que asumen, no solo es un acto de valentía, sino también un profundo acto de amor hacia nuestra tierra y comunidad.

Ellos son los guardianes en la primera línea de defensa, enfrentando no solo el fuego, sino también la sombra de la intencionalidad humana que a menudo se esconde detrás de estos desastres.

Esta mezcla de emociones, de dolor por la pérdida y de admiración por el heroísmo de los brigadistas, refuerza mi creencia personal con la protección del medio ambiente y espero que nos impulse a todos a promover aún más la conciencia sobre la importancia de preservar nuestros bosques y montañas, para que las futuras generaciones puedan disfrutar de la maravilla de nuestros bosques y montañas, no solo a través de nuestras historias, sino en su esplendor natural y viviente.

El hijo de un amigo le preguntó quién se beneficiaba con estos incendios. La pregunta también quedó dando vueltas en mi cabeza, solo atiné a recordar y pensar en esta frase: «Hay personas que solo quieren ver arder el mundo..

Fotos: Maxi Jonas.

Esta pregunta nos lleva a reflexionar sobre la complejidad de estos eventos y el papel crucial que desempeñan los brigadistas, no solo en combatir el fuego, sino en proteger lo que algunos parecen empeñados en destruir. Su lucha es un recordatorio de que, frente a aquellos que «solo quieren ver arder el mundo», hay héroes dispuestos a todo para salvarlo. Gracias eternas«.


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