Socorro Violeta: un refugio de escucha y asesoramiento a mujeres a diez años de Ni una Menos
Este espacio nació en 2009 y se mantiene hasta el día de hoy. Es un dispositivo de acompañamiento que funciona en La Casa Revuelta de la capital provincial. Hoy en día la mayoría de las consultas son por violencia económica.
Todos los martes y jueves, en la casa de la organización feminista La Revuelta, se enciende un espacio seguro. Ahí, Socorro Violeta, un dispositivo de asesoramiento y acompañamiento legal, recibe y atiende los llamados de mujeres y disidencias atravesadas por la violencia machista. No es solo un consultorio jurídico, es un refugio y un momento de escucha y contención.
“Socorro Violeta nació en 2009 cuando se sancionó la Ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, y no existían dispositivos estatales que acompañaran o asesoraran a las mujeres en estas situaciones”, cuenta Carla Nuñez, abogada feminista y una de las referentes del espacio. Desde entonces, el dispositivo se construyó desde la autogestión, el activismo y la convicción de que el acceso a la justicia también se milita.
Desde entonces, lo que llega a Socorro Violeta son más que consultas. Son historias. Mujeres y disidencias que sufren violencia económica, madres sin respuesta judicial frente a cuotas alimentarias incumplidas, trabajadoras vulneradas en sus empleos y hasta disidencias abandonadas por el desmantelamiento de políticas públicas.
Hasta el año pasado, el dispositivo funcionaba de manera exclusivamente presencial en La Casa Revuelta, ubicada en Ernesto Sábato 1209, esquina Remigio Bosch, de la ciudad de Neuquén. Pero la crisis económica obligó a repensar estrategias. “A partir del 2024 incorporamos una línea telefónica para que las mujeres que no pueden acercarse a la casa puedan acceder igual al acompañamiento”, explica Carla.
Así, los martes se habilitó la atención telefónica, mientras que los jueves se sostiene el espacio presencial. “Priorizamos lo presencial porque la dinámica que se genera es otra, pero sabemos que hay realidades que lo dificultan”, aclara.
“El año pasado aumentaron mucho las consultas por violencia económica. Sabíamos que la falta de trabajo iba a repercutir directamente en eso”, dice Carla quien asegura que desde que asumió el gobierno de Javier Milei la demanda creció.
A 10 años de Ni Una Menos, la abogada asegura: “Nos llegan muchas más consultas. Y eso que antes solo atendíamos presencialmente, ahora muchas nos llaman por teléfono”.

Lo que se escucha en esa línea no siempre está judicializado, pero sí cargado de necesidad de respuesta: mujeres que pasaron por otros dispositivos del Estado y se fueron sin nada, procesos detenidos en el tiempo y defensorías colapsadas.
“No todas llegan con una causa iniciada. Muchas se acercan porque ya estuvieron en otros espacios y no encontraron respuestas. Las que sí judicializaron llegan con el hartazgo de no entender por qué se demoran tanto”, explica la abogada. Su papel es fundamental: “las ayudamos a entender los tiempos, los pasos, lo que pueden hacer”.
A veces las historias personales se transforman en bandera colectiva. “No patrocinamos causas, porque esto es activismo. Pero cuando vemos que una situación tiene impacto colectivo, ahí sí accionamos desde otro lugar”, explicó Carla.
El acompañamiento no se limita a lo jurídico. Muchas veces, lo que necesitan es una psicóloga, alguien que las escuche, y las asesoras buscan «profesionales amigables» y honorarios accesibles. Luego, Socorro Violeta hace un seguimiento mensual de todas las consultas. Aunque sea una derivación, no se corta el vínculo.
Carla cuenta que muchas mujeres llegan atravesadas por el dolor. Por lo que muchas vienen acompañadas por una amiga, una hermana, una mamá. «Ahí se arma una especie de asamblea hermosa, donde la otra está atenta a lo que se dice, por si se olvida algo», detalla la abogada. «Eso es hermoso de ver cómo se acompañan, cómo nos cuidamos y todo el calor que ofrece el espacio y la casa revuelta».

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