Travesía del río Colorado: cómo fue la expedición que hizo historia

Los jóvenes aventureros remaron durante 27 días seguidos y fueron recibiendo apoyo de los puesteros y vecinos de los pueblos costeros.

Corría el año 1972 cuando la idea surgió de una charla entre cuatro amigos universitarios bonaerenses : Alfredo Barragán, José Luis Godoy, Jorge Iriberri y Rubén Tablar.  Se enteraron que el río Colorado nunca había sido navegado en su totalidad y les pareció un gran desafío hacer el intento. 

La empresa no era sencilla para los jóvenes veinteañeros. Quienes lo habían intentado se entregaban a los pocos kilómetros. Los rápidos de la cordillera les daban vuelta los botes.

“Nos llevó 10 meses de planificación antes de largarnos al agua el 16 de enero de 1973, en la confluencia de los ríos Grande y Barrancas, justo en el límite entre Mendoza y Neuquén”, explicó a RIO NEGRO Barragán. Utilizaron dos balsas náuticas a remo que les prestó la Armada y las cargaron con 150 kilos de equipamiento.


En busca de la naciente del Colorado, en un Chevy con carro


La expedición llegó a la zona de la naciente en un Chevy, que trepó hasta donde pudo tirando un carro repleto de víveres y un equipo de radio y antena. Los últimos 7 kilómetros los hicieron a caballo, que les facilitó una familia mapuche de Butacó, en el norte neuquino.

Los estudiantes aventureros tenían entre 22 y 24 años. Fue vital el apoyo de los familiares, que les prestaron un Chevy con un carro para que pudieran acercarse a la confluencia de los ríos Barrancas y Grande, donde nace el Colorado, cerca del límite entre Mendoza y Neuquén. (Foto CADEI)


Ya en el agua, los gomones se sacudían en los rápidos, pero los remeros-jinetes los mantenían en línea con sus remos de madera. 

Navegaban a ojo. Le habían pedido la carta náutica a los organismos competentes pero ninguno la tenía. A diferencia del río Negro, que tuvo su primera regata en 1965, el Colorado era una invitación a la aventura y a descubrirlo.

En el verano de 1973 el río venía muy crecido y había creado muchos brazos . A veces erraban el cauce y se encajaban. En otras, las piedras del lecho perforaban el bote y había que parcharlo, esperar toda la noche a que secara, y vuelta a remar al día siguiente.

No existía el GPS ni ningún medio de posicionamiento moderno. No teníamos información de nada, así que nos dedicábamos a remar y remar de sol a sol»

José Luis Godoy

“Remábamos cerca para poder hablarnos de bote a bote; y descubrir qué venía después de cada curva. A veces en las noches, según como estuviera el viento, oíamos el ruido del río adelante”, explicó Barragán. “Muchas veces era atronador, no sabíamos si venían rápidos o una pequeña caída, o salto. Era doblar y ver…”, añadió “El Capitán”.

Ya en Río Colorado empezaron a firmar autógrafos y dieron sus primeras notas a los medios que querian saber de ellos. Había mucho interés por la aventura de “los locos del río”, como los bautizaron quienes los vieron pasar desde la costa.


Arribo triunfal a Fortín Mercedes


La llegada a Fortín Mercedes fue una fiesta, con una multitud en las costas, autoridades, aviones sobrevolando los botes y un bote de la Armada escoltándolos. Luego de 27 días remando de sol a sol, la hazaña se había concretado.

Luego de remar durante 27 días, los jóvenes expedicionarios fueron recibidos con todos los honores en Fortín Mercedes. «Todo lo que encaramos lo hicimos de modo muy serio, sin sponsors y con un profundo respeto por la naturaleza», resumió Alfredo Barragán.

“Allí pudimos cristalizar lo que soñábamos de chicos. El río Colorado nos abrió una puerta infinita al mundo de la exploración”, reseñó Barragán.

Cuando llegamos a Fortín Mercedes el 11 de febrero de 1973, el Colorado tenía un ancho de 200 metros y dos de profundidad. Hoy el mismo lugar está lleno de bancos de arena, el cauce es de 20 metros de ancho y el agua te llega a la rodillas”

Alfredo Barragán


La legendaria expedición en la balsa “Atlantis” en 1983, los cruces en globo de los Andes y el mar de las Antillas en kayaks serían parte de sus próximas 30 locuras. Hoy quieren rendirle tributo al río Colorado, donde nació todo.


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