Trueque de libros en redes sociales: así funciona el «Tinder» que defiende el derecho a la lectura en Neuquén

Desde hace cuatro años Vanesa Salmén coordina la cuenta “Que circulen libros”, un espacio gratuito donde lectores se contactan para intercambiar ejemplares. Una propuesta inspirada en el consumo responsable y la moda circular.

“Siempre presté libros. Tuve que comprarlos, conseguirlos, descargarlos, fotocopiarlos y tantos verbos más. Así que, que circulen libros”. Con esa frase, Vanesa resume el espíritu del proyecto que hace cuatro años impulsa desde Neuquén a través de las redes sociales: una red de trueque de libros que crece a pulmón, sin fines comerciales y con una meta clara: “poner en práctica el derecho a la lectura”.

Vanesa Salmén llegó en el 2016 a Neuquén desde Tucumán, donde estudió y trabajo como profesora de letras. Dice que la ciudad del Alto Valle la cautivó y su labor la llevó a pisar distintos institutos y universidades de la región, siempre llevando libros al hombro para sus estudiantes.

«Veía y entendía que es difícil no tener dinero y querer leer más, me pasó. Entonces, que se animen a cambiar libros les daría la posibilidad de no quedarse solo con tres lecturas«, expresó la docente. Así fue que nació un proyecto con un nombre que marca una filosofía de vida: “Que circulen libros”.

Para Vanesa el nombre busca que los libros «no se queden quietos, no se paralicen en las bibliotecas o sean solamente un adorno». «Buscamos que verdaderamente las personas tengamos la potestad, la capacidad de poner en práctica el derecho a la lectura”.

Vanesa Salmén. Foto: Gentileza.

Inspirada también por la lógica de la moda circular y el consumo responsable, Vanesa se propuso recuperar la práctica ancestral del trueque. “¿Para qué comprarlo si lo puedo trocar? La práctica del trueque tan antigua está tomando fuerza y vigencia. Entonces dije bueno, en trueque de libros solamente hay que hacer un click”, porque es a través de las redes sociales.

Vanesa sabía que no iba a ser fácil porque que quienes aman los libros también suelen cuidarlos y atesorarlos. «Es una tarea titánica y utópica, porque también somos muy recelosos quienes leemos», confesó. «Quizás no fui consciente cuando empezó el proyecto de que lo difícil radicaba en que trataba de cambiar una característica personal: animarte a soltar, animarte a cambiar uno por otro”.

Sin embargo, casi sin pensarlo, comenzó a oficiar de mediadora en redes sociales. Vanesa instaló desde el comienzo el proyecto en Instagram, convencida del potencial de esos espacios para generar comunidad: “Siempre fue por redes sociales. Porque venía sorprendida con toda la revolución que se estaba dando, de lo que provocaban las redes sociales con la literatura. Autores que uno por ahí consideraba inalcanzables respondían un mensaje directo en Instagram. Entonces dije, bueno, podemos generar amor, empatía, cuidado del otro, a través de esos medios”.

Vanesa no pide retribución, solo una linda foto del intercambio. Foto: Gentileza.

La dinámica es simple: quien quiere intercambiar un libro, lo sube a una «historia» en su cuenta y etiqueta a @quecirculenlibrosnqn. Vanesa comparte publicaciones de lectores que quieren intercambiar libros. Ella no intermedia con los ejemplares, ni almacena donaciones: su rol es poner en contacto a las personas.

«Vos querés cambiar un libro. Lo que hacés es subir una historia y etiquetar a la cuenta. De inmediato me aparece a mí, a menos que tengas cuenta privada, y yo la comparto. Quien vea ese libro y tenga interés, te escribe directamente y acuerdan el trueque. Yo lo único que pido como retribución es una foto de las manos cruzadas con los libros, o de las sonrisas”.

A lo largo del tiempo, esa red virtual también fue tomando forma presencial. «Me invitaron a lugares físicos concretos. Me ofrecían espacios», relató la docente. «Lo genial que tiene la actividad, la dinámica, es que no se necesita más que mesas vacías y gente que tenga ganas de soltar. Ahí está la magia».

La experiencia más significativa ocurrió en 2024, cuando fue invitada a participar de la Feria del Libro de Cipolletti. Estaba ella sola, con una mesa vacía entre stands que afloraban libros. «Todos amamos y compramos, pero la idea de que pueda ir alguien a hacer un trueque gratuito es un montón», expresó. Así fue que cada día, por un par de horas, aquellas personas que acordaban intercambiar libros se encontraban allí.

El stand vacío de Vanesa en la feria del libro de Cipolletti. Foto: Gentileza.

Los intercambios no se limitan a novelas o clásicos de la literatura. También circulan cuadernillos, manuales y materiales escolares. “Esos directamente los ofrecen como donaciones. Pero lo que siempre trato de que la gente entienda es que no es que yo recibo libros, sino que es un servicio a la comunidad. La idea es que cualquiera pueda levantar la mano y decir: yo lo quiero. Porque si no, ¿para qué quiero yo? La idea es que circule”.

Con más de cuatro años de trabajo sostenido, Vanesa nunca pagó publicidad, y se mantiene al margen de los algoritmos. “Mi lema es que lo gratuito siempre va a marcar el rumbo de este proyecto. Cuando la gente no se cope con seguir soltando, con seguir haciendo trueque, yo me daré cuenta de que el proyecto no tiene más salida, no tiene más energía, potencia, esencia”.

Por eso agradece cada vez que la convocan. “Pensamos que Neuquén, Cipolletti o Cinco Saltos son ciudades chicas y que ya todos los conocen, y no», dijo. «A veces me dicen: ‘no sabía nada’. Y bueno, así, con trabajo de hormiguita, de a poco, va creciendo esta comunidad”.


“Siempre presté libros. Tuve que comprarlos, conseguirlos, descargarlos, fotocopiarlos y tantos verbos más. Así que, que circulen libros”. Con esa frase, Vanesa resume el espíritu del proyecto que hace cuatro años impulsa desde Neuquén a través de las redes sociales: una red de trueque de libros que crece a pulmón, sin fines comerciales y con una meta clara: “poner en práctica el derecho a la lectura”.

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