Video | Chizzo, de La Renga, visitó Las Grutas: comió un corderito, fue a la playa y pasó por el circo
El líder de la popular banda estuvo 5 días en el balneario, junto a sus amigos motoqueros. En la nota te contámos todo
Chizzo Nápoli, el cantante, guitarrista y líder de La Renga, la mítica banda de rock argentina, estuvo 5 días en Las Grutas junto a un grupo de amigos, motoqueros como él, e hizo de todo: visitó playas, fue al circo, comió un corderito patagónico al horno de barro y dejó el sello de su carácter reservado, pero afable y sencillo.
Por respeto, en ningún lugar le pidieron que cante, aunque los consultados afirmaron que ganas no les faltaron. Quisieron ser respetuosos, y dejar que el cantante descansara tranquilo tras sus extenuantes giras.
La emoción más fuerte la vivió un fanático de la banda, al que sin decirle nada le aparecieron en su casa, dónde tiene dos habitaciones que, a bajo costo, suele alquilar para aquellos que deciden viajar en moto por las rutas. Un amigo los conectó y, cuandó abrió la puerta, el grutense se puso a llorar como un chico al ver a su ídolo. La anécdota terminó con una larga noche de pizzas y cervezas compartidas, que quedará grabada a fuego en la memoria del afortunado vecino.
«Sabíamos que vendría, porque un conocido le armó el recorrido por la zona. A Chizzo le encanta viajar en moto y antes pasaron por Pomona, y estuvieron disfrutando del río. El viernes pasado llegó al balneario y se fue este martes» contó Horacio García, prestador turístico del centro de interpretación, casa de té y de comidas El Jahuel, que queda poco antes del ingreso al destino.
«Acá se quedó loco con el corderito que le preparamos. Nos firmó una bandera, una guitarra y el piano. Mis yernos, que son fans de la banda, no lo podían creer. Pero no quisimos ser invasivos, porque la idea era que disfrutara con su gente sin sentirse agobiado» dijo el hombre.
Además de la visita a este lugar el músico fue al balneario Piedras Coloradas. También quiso conocer las grutas que están en la primera bajada, pero al intentar bajar a esa playa lo reconocieron, y tuvo que comprarse un sombrero piluso bajo el cual intentó camuflarse por el resto del viaje.
Lo del circo también fue otra anécdota. «Parecían nenes entusiasmados. Hicieron cola para entrar y se vieron, felices, toda la función» contó García.
Antes de partir Chizzo quiso llevarse una foto para el recuerdo. Porque décadas atrás actuó con su banda en el polideportivo. «‘Acá tocamos, sáquenme una foto» cuentan que pidió. Y esa imagen, ahora, será una joyita que atesorarán todos los grutenses.
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