Tenencia responsable y bienestar animal: por qué debemos hacernos cargo de nuestras mascotas
¿De qué hablamos cuando hablamos de tenencia responsable? De hacerse cargo ante la sociedad de la mascota y sus comportamientos, nos recuerda el educador canino Luis Ayala .
La responsabilidad que implica tener un animal desde el momento que lo integramos a nuestra vida es un compromiso que asumimos para con la vida del animal. Estos conceptos – sobre la responsabilidad en tener una mascota – sin duda van de la mano con el bienestar de esa mascota, y que no todas las personas cumplen a diario. El educador y adiestrador canino de Allen, Luis Ayala, nos asesora en esta nota sobre ejercer la responsabilidad de nuestros animales.
Un refugio para los que no tienen voz
Cuando hablamos de “tenencia responsable” – explica Ayala – quiere decir que me responsabilizo ante la sociedad por mi mascota y sus comportamientos. Ejemplos claros son cuando el perro anda suelto y agrede, rompe bolsas de basura, pasea sin correa, hacer sus necesidades en la vía pública y no la junto y cientos de circunstancias que protagoniza mi perro, de las cuales soy responsable, incluyendo el estado sanitario, la alimentación, la recreación y el lugar donde vive, además de su salud física y mental de mi perro, ante la ley y la sociedad”.
“Las conductas es un indicador de bienestar, se puede detectar que le pasa, como se siente, bien, incómodo o estresado”.
Luis Ayala, educador e instructor canino de Allen.
“Sumado a esto, cuando hablamos de bienestar animal, tenemos que hacer observaciones de otra índole”, aclara Ayala y explica: “Desde 1954 existe en Argentina la Ley Nacional 14.346 de protección a los animales donde se reconoce al animal como “objeto semoviente” y aunque esa ley siga aun en vigencia, resultados de estudios y experiencias a través de la ciencia, se ha logrado una redefinición de los animales no humanos, como seres con instintos, sintiencia (capaces de sentir y tener estados afectivos) y cognición (capaces de aprender); y esto coloca a las personas que tengan animales, de ser conscientes de las necesidades físicas, emocionales y mentales que, como todo ser vivo necesita para el desarrollo de una vida digna y saludable”.
Según Ayala, los comportamientos específicos definen a la especie. Los perros domésticos son cánidos y sus comportamientos son sociales, exploratorios y predadores y, dentro los comportamientos sociales, está el juego, el acicalamiento, las luchas y los paseos donde se encuentra y socializa con otros perros y otras personas. En los exploratorios está el ventear, rastrear, oler (recordemos que los perros ven el mundo más con su nariz que con sus ojos) y marcar el territorio.
En los comportamientos predatorios – aquellos que la especie evolucionó para la cacería, comenta el profesional – los canalizamos en perseguir una pelota, saltar y atrapar un disco o un palo, morder y tironear de un trapo, entre otras cosas y los adiestradores llamamos instrumentalizar.
“Un perro encerrado por horas en un balcón o atado, ¿cuál es su estado afectivo? Si no le es posible desarrollar su comportamiento, el animal no logra bienestar”, asegura Ayala y conocer los comportamientos específicos de la especie a la que pertenece para propiciarlo, acompañarlo e instrumentalizarlo. Generar las condiciones de vida que hagan posible esos comportamientos, tener en cuenta que su conducta los hace “ser”, además de aprender habilidades que lo ayuden en su entorno.
Para tener en cuenta
Entendemos que bienestar no es salud.
El investigador David Fraser, en 1997, indicó tres perspectivas desde donde observar el bienestar de nuestros animales:
Los animales deben poder “sentirse bien”, atender sus intereses, estar libres de miedo y dolor, poder tener “experiencias placenteras”.
Deben poder tener buen funcionamiento, satisfacer sus necesidades de salud, crecimiento, fisiología y comportamientos específicos de especie.
Deben vivir vidas naturales, desenvolverse de la forma en que su especie se ha adaptado.
Propiciar: generar condiciones de vida para esos comportamientos.
Acompañar: tener en cuenta su comportamiento de “ser” lo que es.
Instrumentalizar: entrenar al animal para facilitar su calidad de vida y aprender habilidades que le ayuden a acoplar con su entorno. Este es el trabajo del adiestrador canino.su entorno.
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