Ternura, piedad y misericordia

Hoy me levanté temprano, como todos los días, y presentí que iba a pasar lo de siempre. Que me esperaba otro día en que iba a recibir bofetadas, latigazos y escarnios del prójimo.

Escribo para los descartados por los demás, los mendigos de amor, los hostigados de siempre. Los que han estado esperando por décadas un poco de comprensión y compasión.

Escribo para los de corazón herido, para los que lo han probado todo y esperado millones de segundos para cosechar siempre desaires y hasta punzantes puñaladas.

Escribo por los que se sienten solos en todas partes, los que quedan con la mano tendida, aquellos que han esperado mucho por un sabroso abrazo.

Tenemos que juntarnos a ver salir el sol, cada uno donde esté, y dejar que el astro rey nos bañe con sus rayos de luz el rostro. Sin promesas, sin escrituras ni doctrinas. Solo nosotros, el sol.

Descastados, desconsolados y despreciados del mundo, los invito a que la suave luz del sol, al alba, les entibie su rostro demacrado. Querido asoleado, ¿hace cuánto que no sonríes?, ¿a cuántos “profetas” has visitado?, ¿cuántas veces has intentado agradar para ganarte una miga de efecto y la sintonía con los demás? El sol sale para todos, entibia y brilla. Venid si habéis perdido la esperanza, contemplad su brillo por un instante, sentid la tibieza del sol en vuestra piel.

Y descansad un momento para no intentar buscar amor en el prójimo. Gratis y oportunamente, puedes dar el tuyo.

Alberto Félix Suertegaray

DNI 14.169.481

Roca


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