Terrazas al Mar, una playa para descubrir
Restinga y arena conviven en un sector de pura paz. Regala suvenirs del océano y masajes naturales.
TURISMO
LAS GRUTAS (ASA).- Alejadas de las aglomeraciones de las bajadas céntricas, las playas de Terraza al Mar brindan una opción distinta, ideal para los que buscan desconectarse. Para llegar a ellas hay que tomar la avenida Currú Leuvú, hasta acceder a su tramo final.
Su paisaje se distingue por la presencia de acantilados, más bajos que en otros sectores porque descienden suavemente hacia la costa, plagados de ondulaciones que recuerdan el perfil mediterráneo que Las Grutas buscó destacar en sus primeros años.
Al bajar hacia la playa sorprende la presencia de una vasta franja de arena. Es que en estos balnearios de la periferia la restinga (esa superficie rocosa que conforma el lecho marino) es la que suele reinar. Aquí ambos elementos comparten protagonismo y existen tramos en los que la arena se abre paso, dibujando dorados caminos que vencen la rigidez de la roca y permiten adentrarse sin temor a resbalarse.
Por esos caprichosos caminitos, cuando se registra la bajamar, se aventuran los más chicos en busca de algunos recuerdos que el mar parece dejarles a propósito. Y entonces puedan enseñar orgullosos pequeñas estrellas de mar, cangrejos, esponjas que les recuerdan a personajes de series animadas o caracoles de las formas más diversas.
Cuando el agua está en su plenitud, sin embargo, la costa queda bajo el agua y hay que esperar que la marea descienda para volver a ocupar un lugar en la playa. En esos momentos algunos se refugian sobre alguna roca, a tomar sol o leer, mientras el fenómeno de las mareas se ocupa de variar el paisaje.
Justamente las rocas, que están presentes en cada tramo del balneario, son otras de las protagonistas del lugar. Suaves y redondeadas, son asiento y reparo para los visitantes, mesas improvisadas o motivo de diversión para chicos y grandes. Ocurre que algunas de ellas actúan casi de hidromasaje natural, cortando las olas y disipándolas en chorros de espuma que caen sobre los que las eligieron para sentarse, fascinados con el efecto.
Aunque el sector no posee parador, a metros de allí se encuentran las playas de La Rinconada, que cuentan con servicios. Lo que sí posee es personal guardavidas, que llegan al lugar desde temprano y se mantiene atento a lo que ocurre en la costa.
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