Tras la fuga de dos presos, hirieron a un celador y la tensión aumenta

Para muchos, la situación se torna insostenible. Ayer intervino el Bora y el grupo de requisas de Choele.

ROCA (AR).- La tensión que se vive por estos días en la alcaidía de esta ciudad, ha convertido a la unidad de detención en un polvorín. Los policías que desde hace años trabajan allí, se remontan a 1996 cuando ocurrió el sangriento motín que terminó con un preso muerto y decenas de heridos, para comparar la situación que existe actualmente.

Antenoche se fugaron dos peligrosos delincuentes por la guardia y con dos celadores amenazados con facas, tal como publicó «Río Negro».

A raíz del escape, ayer a la mañana se realizó una requisa en el ala sur de la alcaidía que duró cerca de dos horas y media. Se secuestraron elementos de fabricación casera y con un filo que envidiaría cualquier carnicero. Entre ellos, una tijera de podar desarmada -es decir con una sola hoja- con filo de los dos lados. También encontraron chapas y fierros con el filo logrado tras rasparlos contra el cemento, además de ganchos con sogas listos para intentar escalar el muro.

La requisa fue seguida por el fiscal Miguel Fernández Jahde y contó con el apoyo del grupo Bora. «Este sector de la alcaidía hacía un año y medio que no se revisaba», fue la increíble frase de un jefe policial.

Minutos después, mientras se hacía el balance de la actividad matinal y el fiscal ya se había retirado, comenzaron los gritos y corridas desde la zona de guardia a la reja central, hecho del que «Río Negro» fue testigo.

Eran cerca de las 14 cuando nuevamente la tensión trepó al límite. Los gritos de algunos uniformados hicieron temer una desgracia: «agarraron a un celador», se escuchó de boca de uno de los policías.

En la guardia se encontraba el grupo de requisas de Choele Choel, con capacitación como la del grupo Bora y con equipamiento de fuerza de choque.

La situación se controló casi de inmediato al poner a salvo al celador. Luego se supo que había sido lesionado en el abdomen con una faca por un preso muy joven que había regresado de los Tribunales de esta ciudad, donde había sido reconocido en una rueda de presos.

«Por suerte no lo alcanzó a clavar, aunque también le pegó unas patadas. El celador está bien, esta vez no pasó nada», dijo un policía con varios años en la unidad. El examen realizado por el médico confirmó que el celador había sufrido lesiones leves. La suerte había estado de su lado.

El preso agresor está alojado en el ala sur, donde horas antes había terminado la requisa completa de los pabellones 5, 6, 7, 8, 9 y 10. Lo que no se explica es cómo tenía una faca, si está alojado en el sector requisado.

Una posibilidad es que se la hayan alcanzado del ala norte, o si no que quedaran cosas escondidas sin que fueran descubiertas por las autoridades.

La situación obligó a suspender las visitas previstas para el mediodía. Esto generó insultos y piedrazos de parte de algunos de los que querían entrar, contra el portón principal de la cárcel.

Este acceso y el de las visitas fue cerrado, lo que generó más tensión entre los familiares.

Con respecto a la fuga, se supo de un recargo que sufrieron ayer los celadores que estaban en el turno en que ocurrió el escape de Ceferino Gastón Gaetti y Juan Octavio Godoy.

El régimen de los celadores es de 24 horas de trabajo por 48 de descanso. Ayer terminaban el turno a las 7 de la mañana. Sin embargo les llegó la orden que esa guardia no podía retirarse. El motivo fue que les tenían que tomar declaración por la fuga de antenoche.

Trascendió que las declaraciones comenzaron a ser tomadas alrededor de las 11, y que ese turno se fue recién a las 14.

Pero no sería la única irregularidad que afecta a quienes deben cuidar a los detenidos en el área interna. La parte con más dificultades de la cárcel sería el ala sur, que fue requisada ayer.

Durante el día hay tres celadores para cerca de un centenar de presos. Sin embargo, durante la noche, suele ocurrir que uno es afectado a la guardia, y otro a la muralla.

La situación parece poco efectiva para aquel que lo mandan a la garita del muro, especialmente si se tiene en cuenta que de esta manera suplen la falta de personal, pero con una persona que lleva trabajadas casi 24 horas. Y justamente en un lugar de cualquier cárcel, donde se precisa personal con todos los sentidos alertas para detectar de inmediato cualquier intento de fuga.

Al ir a la muralla, se les da una Ithaka. Los celadores del Servicio Penitenciario Federal -la mayoría de ellos jóvenes-, no hicieron el curso de manejos de armas, por lo que en caso de cualquier accidente, la ART los deja sin cobertura.

Mientras, los días pasan y ninguna solución parece llegar a esta unidad de detención. A pesar que para las autoridades los problemas no resultan desconocidos.


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios