Trotamundos del fútbol: el largo viaje desde Roca hasta el Caribe de Pablo Bueno

A los 14 años, un día a Pablo Bueno el barrio le empezó a quedar lejos. Una cosa es que te cuenten cómo es estar cientos de kilómetros de casa, y otra muy distinta es sentir que el desarraigo te atraviese el cuerpo, teniendo sólo como antídoto a tanta soledad repentina, el sueño de convertirte en futbolista. Ni más ni menos.

El calor de la casa paterna en Bagliani, la complicidad de los amigos en la escuelita Golazo del inolvidable Mario Neri -ícono del semillero de Argentinos del Norte-, los olores y los caminos conocidos de un día para otro cambiaron para el pibe que quería ser goleador. Pablo dejó el Norte en el verano del 2005 y se fue con su bolsito hasta Comodoro Rivadavia para formar parte del proyecto de la CAI. Comenzaba otra historia…

Luego de pasar buena parte de su vida futbolística en el ascenso argentino, hoy Pablo disfruta a los 30 años de la frutilla del postre de su carrera: juega en el club Jaguares, de la Superliga de Colombia, donde viene de hacerle un gol al Deportes Tolima, el líder del campeonato. Pero vayamos al principio de todo.

“Jugué en Argentinos del Norte desde los 8 años hasta los 14 cuando decidí irme a la CAI. Uno toma decisiones a esa edad, que quizá de grande las pensaría más. Hoy veo que a los 14 años me fui de mi casa a vivir a 1.200 kilómetros, a una ciudad que no conocía, con gente extraña… De joven creo que todo eso se hace inconscientemente, pero siempre fue para concretar lo que quise, que era ser futbolista”, le cuenta Bueno a Río Negro desde Montería, capital del departamento de Córdoba en la región del Caribe colombiano. “Tenemos playas a pocos kilómetros, estamos en un lugar muy lindo”, cuenta el atacante roquense quien vive junto a su esposa y su hijita próxima a cumplir tres años.

Pablo Bueno y un entrenamiento diferente en las playas del Caribe.

“Por ahí ahora no pasa tanto, pero en ese tiempo para los del sur, si antes no pasabas por la CAI, por ahí era muy difícil saltar a Buenos Aires, que es donde todos soñamos con llegar cuando somos chicos”, afirma el delantero, que tuvo su salto dos años después de llegar la CAI. Se fue junto a otros 9 compañeros a jugar a Defensa y Justicia. En el Halcón de Varela estuvo hasta los 22 años cuando pasó a jugar B Metropolitana en Flandria.

Después llegaría Defensores de Belgrano, Platense, un paso por Gimnasia de Jujuy y también por Almirante Brown, para arribar el año pasado a Jaguares. “Es un club nuevo, pero como en Colombia tienen dueño el actual propietario compró la ficha y se lo trajo para Montería. Le puso Jaguares, es un club en crecimiento pero estamos bárbaro”.
“Acá me han tratado muy bien, no fue fácil al principio porque es mi primera experiencia afuera del país. La cultura, las costumbres son diferentes, pero ya estoy adaptado y mi familia también”, afirma Bueno, quien viene de hacerle un gol a Deportes Tolima por la Superliga colombiana.

“Yo venía del ascenso y al principio me costó porque acá tienen otro ritmo, los zagueros centrales que le toca enfrentar son otra cosa, así que incluso tuve que cambiar mi forma de jugar. Acá se forma con un solo ‘9’ así que tengo que estar más metido en el área. Me toca salir poco hacia las bandas”, cuenta Bueno sobre cómo es el fútbol en el país cafetero.

Pablo le da de volea en un entrenamiento. Jaguares es un club de la ciudad de Montería, capital del departamento de Córdoba. Hace de local en el Estadio Jaraguay

Como en todo el mundo, Pablo describe cómo es vivir en Colombia bajo la pandemia. “Hace un mes tuvimos el pico de contagios, donde la gente se moría esperando camas. Después los casos bajaron muchísimo, acá en Montería y en Colombia en general. Obviamente que seguimos con atención lo que pasa en Argentina, donde parece que el pico no llega nunca. Esperemos que se avance rápido con lo de la vacuna”.

A Pablo el pico de su carrera lo encuentra en Colombia. Le toca transitarlo en tiempos difíciles, pero las cosas nunca han sido fáciles para él. Desde que decidió dejar su Roca natal con sus 14 años de pibe hasta este presente maduro y experimentado, Bueno ha demostrado que el fútbol será siempre escenario de valientes que luchan para que su futuro esté en una cancha y en pantalones cortos.


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