Un estadio para 17.000 refugiados del horror

Los refugiados del huracán Katrina en el estadio Astrodome de Houston, Texas, reflexionan sobre su incierto futuro, y muchos consideran no regresar a Nueva Orleans. «No voy a volver a Nueva Orleans. Amo esa ciudad, nací allí, pero no hay futuro en ella», señala Gil George, un trabajador portuario de 52 años, que forma parte de los 17.000 desplazados que se refugiaron en el Astrodome. Aunque precarias, las condiciones de alojamiento en el estadio texano son incomparablemente superiores a las del Superdome de Nueva Orleans: para evitar la anarquía, las fuerzas policiales patrullan permanentemente, los registros son sistemáticos y los ingresos y salidas entre las 23 y las 05,30 de la mañana están prohibidos. «La gran diferencia es que hay comida, bebidas, electricidad y hay buena temperatura ambiente», subrayó Steve Kukuruza, uno de los responsables de la Agencia Federal de Administración de Emergencias (FEMA), en el Astrodome. Muchos ciudadanos refugiados en el estadio de Houston habían estado antes en el Superdome, donde la violencia, las violaciones y la falta de alimentos y agua fue moneda corriente.

Horrorizado y exhausto, George llegó a Houston el jueves pasado y pasa sus días entre la oficina de la FEMA y los servicios sociales, en pos de un albergue provisorio. Pero está decidido a quedarse. «Es una nueva oportunidad. El Señor nos trajo aquí, esto es como un llamado de atención», consideró. Ya antes de Katrina, Nueva Orleans estaba en problemas, según George, que admite no comprender a quienes están decididos a regresar a la devastada capital del jazz y del blues. «Aparte del turismo, no hay industria allí», añadió.

Cientos de catres cubren la cancha y corredores del estadio techado, que ya colmó su capacidad. Filas de carritos de supermercado ofician de separadores en el medio del Astrodome. Ryan Vega, un joven de 19 años, no aguanta más. Llegó el sábado a Houston con sus padres, su abuela y su tía, pero no soporta más el maltrato de los policías. «Perdimos todo y nos tratan como criminales». «Por la noche se escucha a la gente llorar. Durante el día, no hay mucho para hacer, más que esperar. Aquí, es como una cárcel», subraya. (DPA)

Notas asociadas: DESASTRE EN ESTADOS UNIDOS: Las enfermedades acechan a los sobrevivientes de Katrina

Notas asociadas: DESASTRE EN ESTADOS UNIDOS: Las enfermedades acechan a los sobrevivientes de Katrina


Adherido a los criterios de
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Adherido a los criterios de <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscribite desde $999 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora