Un modelo que ya demostró su fracaso: más gasto público, mayor pobreza

Por Daniel Darrieux *

Los últimos gobiernos nada pudieron hacer con la pobreza.

En primer lugar, un comentario conceptual para estar en sintonía: el capitalismo es el sistema social basado en el reconocimiento de los derechos individuales, incluyendo el derecho a la propiedad privada. La base del capitalismo liberal es justamente, la libertad y el respeto por el proyecto de vida de cada uno.  Dicha libertad permite desplegar la energía creadora de las personas.

Según el último informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (3º trimestre/19), hay 16 millones de argentinos que viven en la pobreza (40,8% de la población) y 3,6 millones en la indigencia (8,9%). En estos días, la UCA aclaró que, en base a la metodología del INDEC, la pobreza sería del 32%, aunque sostiene su propio cálculo del 40,8%. Sea el 30 o el 40, resulta inadmisible.

La realidad es aún más grave, si tenemos en cuenta que el 59,5% de los niños y adolescentes son pobres. Es decir, hay más chicos pobres que no pobres. Una tragedia humanitaria.

Argentina es el único país del mundo que fue rico y se empobreció.

Algunas de las causas de la enfermedad: según el economista Ariel Coremberg, desde 1975 la productividad de la economía argentina viene cayendo de manera sostenida. Hoy está por debajo de los niveles de 1950. En los últimos 45 años, la Argentina perdió más de 30 posiciones en el ranking mundial de PBI per cápita.

En el informe “GPS Económico” elaborado por el economista Pablo Guido, se destaca que:

• La economía argentina hace 35 trimestres que está estancada.

• En dicho lapso la población creció aproximadamente un 10%, por lo que el PBI per cápita cayó en la misma proporción.

• En las 2 últimas gestiones presidenciales la inflación acumuló un aumento mayor al 1000% (un promedio del 35% anual).

Esta decadencia es consecuencia del peso del sector público sobre la actividad privada, que a través de altos impuestos, inflación y deuda pública para financiarse, desincentivó la inversión, frenando la producción de bienes y servicios.

Más datos: el gasto público consolidado (Nación, provincias y municipios) pasó del 26,3% del PBI en1995 a 46% en 2015. En 2018 fue del 46,6%. La causalidad es directa: más gasto público, mayor pobreza.

“El crecimiento económico que necesita Argentina para crear empleos y reducir la pobreza es incompatible con los altos impuestos”.

Fausto Spotorno, economista

La extrema gravedad del problema requiere identificar e implementar soluciones contundentes.

En un excelente libro titulado “Por qué fracasan los países”, los economistas Acemoglu y Robinson demuestran, a través de múltiples ejemplos históricos, que la calidad institucional impacta en forma directa en el desarrollo económico.

El índice de Libertad Económica, elaborado por la Heritage Foundation, demuestra en forma empírica que los países con mayor libertad económica presentan un mayor PBI per cápita.

Hong Kong, Singapur, Nueva Zelanda, Suiza, Australia, Irlanda, Canadá, figuran entre los países con mayor grado de libertad económica. El PBI per cápita promedio es de 61.881 dólares, según datos del Banco Mundial. Argentina: U$S 11.680 (2018).

El informe “Haciendo negocios”, del Banco Mundial, llega a conclusiones muy similares.: cuanto más fácil es iniciar un negocio, cuando los gobiernos le complican menos la vida a  los productivos, mayores incentivos para la creación de riqueza. Implica respetar el derecho a emprender.

“Para dejar nuestra larga decadencia hace falta un partido político que haga exactamente lo contrario a lo hecho hasta ahora”.

Roberto Cachanosky, economista

El ejemplo contrario se observa en Venezuela: la pobreza llega al 87% de la población. El socialismo lo hizo (otra vez).

Los mejicanos que arriesgan su vida al cruzar el desierto para ingresar a Estados Unidos están votando por el capitalismo con la expectativa de un futuro mejor. Más allá de las opiniones, está la realidad.

Nuestro querido país fue un ejemplo de los beneficios de la libertad económica: hacia 1920 el PBI per cápita era de los más altos del mundo. La mortalidad infantil era la segunda más baja después de Holanda, según el Censo Nacional. Millones de inmigrantes llegaron a nuestro país, atraídos por las posibilidades de progresar que ofrecía la Argentina.

El remedio contra la pobreza radica en generar incentivos para crear riqueza. Las políticas igualitaristas de redistribución de ingresos, al quitar incentivos a la producción, constituyen falsos remedios contra la pobreza.  Se trata de multiplicar, no de dividir.

Para generar riqueza se debe incentivar las inversiones privadas.

Para generar riqueza se debe incentivar la inversión privada, nacional y extranjera, con seguridad jurídica, respeto al derecho de propiedad, impuestos bajos, flexibilidad laboral inclusiva, una moneda sana y libre comercio. La calidad educativa es otro de los componentes de esta ecuación de probado éxito.

La administración Macri fracasó en lo económico por no implementar las reformas promercado señaladas en el párrafo anterior. El nuevo gobierno, a través de la llamada “Ley de solidaridad social y reactivación productiva”, introduce mayores dosis de inseguridad jurídica y un aumento de la presión impositiva. El ajuste lo sigue haciendo el sector privado. Más de lo mismo que fracasó repetidamente. Cuando el Estado gasta de más, la gente gasta de menos, explicaba Ludwig Von Mises.

Como señala el economista Fausto Spotorno, crecimiento e impuestos en Argentina, son una pareja incompatible. Si se considera solo la economía formal, el peso del Estado sobre la misma es del 48%, tomando solo impuestos y contribuciones.

Según el informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal, el 41,3% de lo que ponemos en el carrito del supermercado son impuestos. Los gobiernos, en sus 3 niveles, son responsables de casi la mitad de la pobreza en la Argentina. Hay más de 100 impuestos que desalientan a quienes producen, además de la inflación.  La mochila más pesada y el mochilero más flaco…

Nuestra Constitución Nacional, más allá de sus modificaciones, es liberal. Juan Bautista Alberdi, padre de la carta magna, sostenía que: “…la Constitución argentina ha sido fiel a su sistema de buscar la riqueza por el camino de la libertad…” Y agrega: “…la escuela de Adam Smith demuestra que el trabajo libre es el principio esencial de la creación de riqueza…”

No hace falta copiar ningún “modelo” aplicado en otros países. La Constitución contiene las bases de una política económica de libre mercado o capitalista.

Resulta crucial trabajar sobre la educación económica, para generar una masa crítica de personas que comprendan cuáles son las reglas de juego del desarrollo y demanden a la clase política soluciones racionales. Por otro lado, se requieren líderes políticos con la convicción y determinación para implementarlas.  “No habrá cambio sin transformación personal”, sostenía Edward Deming, el gurú de la calidad.

Tenemos una gran responsabilidad como ciudadanos (que implica responder con habilidad): comprometernos en la gestión del entorno. En un barco que se hunde, en algún momento llega el agua al camarote.

Como señalara Ayn Rand, una gran filósofa: “El capitalismo es el sistema del futuro, si es que la humanidad quiere tener un futuro”.

Datos clave

16
son los millones de argentinos que se encuentran sumergidos en la pobreza por las malas políticas de los últimos 30 años.
46,6%
es el gasto público consolidado (Nación, provincias y municipios) al que se llegó en la Argentina en 2018.

(*) Contador y periodista. Director de Impacto Económico


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