Un verano Bomba

Panorama nacional

El próximo jueves, la izquierda marchará a la Plaza de Mayo por la libertad de seis manifestantes que permanecen detenidos por los incidentes en los que derivó la protesta de diciembre contra el ajuste en las jubilaciones. La Cámara confirmó días atrás esas detenciones. La movilización del Frente de Izquierda era motivo de inquietud para el gobierno incluso antes de la detonación, el viernes, de dos bombas caseras arrojadas contra uno de los frentes del departamento central de la Policía Federal, en el barrio de Monserrat, en Buenos Aires, junto a un panfleto atribuido al Partido Obrero. A partir de entonces, la marcha es motivo de preocupación.

Los dos artefactos fueron hallados debajo de un camión de asalto por un bombero despabilado que empezaba su jornada de servicio. La policía informó que el mensaje reclamaba “libertad a los argentinos presos en Congreso, o los ataques seguirán” y estaba firmado por el PO. El comisario general Néstor Roncaglia, jefe de la Policía Federal, advirtió en el lugar: “No estamos acusando a nadie. Es más: me llama la atención que en una amenaza (sic) así dejen la firma del autor”.

¿Quién es el autor? Hay una filmación y un rostro, pero todavía no fue identificado. “Son anarquistas”, responde una fuente del Ministerio de Seguridad de la Nación. Un salto atrás de más de un siglo. Patricia Bullrich acompaña esa idea, pero habló en un tuit de un episodio de “violencia política”. “Los que cayeron en el Congreso el 18 de diciembre eran todos del Partido Obrero”, se le escuchó decir en privado a la ministra. En el PO reconocen la actitud del policía Roncaglia y van contra Bullrich. Advierten que dejó correr una versión “torpe y burda” sobre la responsabilidad del atentado para comprometer al partido. “En el modo pérfido en que nos tienen acostumbrados, quieren criminalizar nuestro reclamo”, dice el dirigente y exdiputado porteño Marcelo Ramal, que habló ayer con “Río Negro” desde el penal de Marcos Paz, donde visitó a César Arakaki, uno de los militantes presos por orden del juez Sergio Torres. Arakaki fue identificado en varias imágenes mientras agredía junto a otro militante a un policía herido tendido en el suelo. Ambos se presentaron espontáneamente ante la Justicia. En el PO reivindican una historia de 50 años de hacer política “a cara descubierta”. Allí también preocupa el contexto en que se desarrollará la protesta del jueves en la Plaza de Mayo, la presencia de provocadores y de policías sin uniformes.

Como ocurrió en la manifestación del 18 durante el tratamiento del ajuste previsional, el gobierno dispuso que el operativo de seguridad del jueves estará en manos de la Policía de la Ciudad. Igual que ese día, habrá fuerzas federales disponibles para actuar en caso de que el operativo se viera desbordado. Esa fórmula no dio buenos resultados: hubo 80 policías heridos y largas horas de desconcierto en las calles. Un sector de la oposición alentó abiertamente ese descontrol con la intención de frustrar la aprobación de la ley en Diputados. No lo consiguió. La violencia atenuó el impacto negativo de las reformas en la opinión general y redujo el costo político de una medida impopular. Terminó por favorecer al gobierno.

Como informa hoy este diario, un grupo de gremios avanza en la formación de una “multisectorial” en contra de tratamiento de la reforma laboral acordado entre el gobierno y la CGT, postergada en el Senado por decisión del bloque peronista federal. En la segunda mitad de enero se discutirá un calendario de protestas y otras medidas de acción directa de los sindicatos rebeldes si el gobierno habilita extraordinarias para debatirlo en febrero. Un verano caliente.


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