Una demanda para poner en debate la violencia mediática

Impulsan una acción colectiva de todas las personas que se sintieron ofendidas por una nota de la revista Caras en la que aparece Victoria Vanucci fotografíada con moretones y poses sensuales relatando la historia de violencia con su ex pareja el “Ogro” Fabbiani.

La demanda que hizo que una jueza habilite una acción colectiva de todas las personas que se sientan ofendidas por una nota de la revista Caras es una profusa investigación que por primera vez, en Argentina reunió argumentos para solicitar resarcimiento por daño moral ante un hecho de violencia mediática.

Télam tuvo acceso al texto de la presentación que realizó Liliana Urrutia, presidenta de la comisión de los derechos de la mujer del Colegio de Abogados de Rosario, ante el juzgado Civil y Comercial 18 a cargo de la jueza Susana Gueiler.

El trabajo de investigación realizado por la abogada es inédito, ya que si bien existe la figura de violencia mediática en la ley 26.485 de protección integral a las mujeres, es la primera vez que se realiza una presentación tan amplia y utilizando la figura de la acción colectiva.

A esto se suma que la jueza, tal como informó Télam el 25 de abril último, dio lugar al pedido y, una vez publicada la decisión judicial en un diario de tirada nacional, se habilitará un plazo de 20 días para que toda persona interesada se incluya en la presentación colectiva.

La abogada solicitó en la demanda que “se condene a editorial Perfil a que publique con la misma extensión y características (nota de tapa) un informe sobre la situación de la violencia de género en el país”.

El resarcimiento que pidió persigue “la reparación del daño moral colectivo sufrido por el grupo de mujeres víctimas reales o potenciales de violencia de género, de mujeres víctimas de discriminación social precisamente por ser mujeres, de mujeres víctimas de violencia mediática”.

La causa por daños y perjuicios se inició luego de la publicación de la edición 1.483 de la revista Caras del 8 de junio de 2010 por una nota y una producción fotográfica titulada “Victoria Vanucci: tengo el corazón herido”, donde ella habla de su separación y la situación de violencia que dijo vivir con su ex pareja Chistian `el Ogro` Fabbiani.

Allí se ve a la modelo con ropa desgarrada, sangre, moretones, alambres y en poses sensuales. “Una apología de la violencia hacia las mujeres” y “una parodia peligrosa de una mujer maltratada” según definió la abogada.

“Se muestra como una mujer golpeada en poses corporales y expresiones faciales de placer, fusionando las ideas de violencia y amor, maltrato y pasión, generando mayor confusión en aquellas personas víctimas de violencia y en la sociedad toda”, afirmó Urrutia en su escrito.

La confusión de la que habló la abogada “se produce por la secuencia de fotos que muestran a una mujer sensual que traduce en su rostro el supuesto placer de estar en ese lugar. Y ese lugar es el de la violencia”.

Las fotografías “hirieron mis sentimientos más profundos como mujer, son una total falta de respeto hacia las mujeres, no sólo víctimas de violencia, sino hacia las mujeres en general”, enfatizó.

Agregó que “con esta clase de mensajes lanzados al conjunto de la sociedad por profesionales de la comunicación como la demandada, son los que fomentan la discriminación, la desvalorización, la inferiorización de las mujeres, la sumisión, la subestimación de la mujer”.

Advirtió que una de las fotos “se destaca por las manchas de sangre chorreando en sus brazos y muñecas, mostrando a una mujer que pudo ser lastimada por su agresor, o peor aún, una mujer que ha intentando suicidarse”.

Luego de realizar un pormenorizado detalle de los tipos y modalidades de violencia, las consecuencias que traen para las mujeres, y las posibilidades de salir de esa situación, Urrutia recordó que “el homicidio y el suicidio son el último eslabón de una serie de violencias si no se sale de ella a tiempo”.

Para la profesional “estamos ante un claro caso de violencia mediática perpetrada por la editorial y sus funcionarios” donde la producción de imágenes “da un mensaje injuriante, discriminatorio, deshonroso y humillante que lesiona la dignidad de las mujeres”.

Recordó en la demanda “el impacto” y “el rechazo” que generó la nota y detalló las distintas reacciones públicas de condena que se escucharon para una revista que agotó su edición en 48 horas.

“Los demandados -aseguró- sabían concientemente lo que hacían, procurando y provocando el efecto que se propusieron: que todo el mundo hablara de la nota y, en consecuencia, de la revista, y por ello su mayor venta y difusión. La repercusión que supieron conseguir”.

Urrutía sumó materiales sobre la influencia del lenguaje visual en la opinión pública y se sustentó, durante toda la presentación, en textos constitucionales, leyes nacionales, tratados internacionales, jurisprudencia, legislación comparada de otros países y bibliografía especializada en violencia de género.

También expuso extensamente la relación entre medios de comunicación y violencia de género, manifestando que se sintió ofendida e indignada como mujer por la “violencia mediática. La violencia del más poderoso frente a la debilidad acallada de las mujeres sumisas y sometidas por años”.

Mostró su preocupación porque “las y los consumidores, en general, seguimos el prototipo social que nos imponen los medios de comunicación… en este caso, un modelo a seguir peligroso y doloroso”.

“La sociedad está cambiando o debería cambiar, y los órganos que nos representan deben reflejar esa realidad” afirmó la abogada en la demanda judicial.

Por eso, pidió que la publicación que opere como resarcimiento del daño colectivo “tenga carácter no sólo informativo sino también educativo y preventivo”.

Silvina Molina para Agencia Télam


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