Una maniobra inútil
A través de funcionarios del Departamento de Estado, el presidente norteamericano Barack Obama, trató, como “amicus curiae” (amigo del tribunal), de asegurar que el juez neoyorquino Thomas Griesa tomara en cuenta las eventuales consecuencias económicas de fallar a favor de los fondos especulativos que tratan de conseguir más de 1,5 mil millones de dólares de la Argentina. Así y todo, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner no vaciló en acusar al gobierno de Obama de estar detrás del default “selectivo” en que el país se encuentra, razón por la que se propuso demandar a Estados Unidos ante la Corte Internacional de la Haya. Esperaba que Obama interviniera para desautorizar a Griesa, a pesar de que su fallo fue avalado por una corte de apelaciones y, de manera indirecta, por la Corte Suprema de su país. En base a un artículo publicado por un diario británico, Cristina exhorta a Obama a emular a su antecesor en el cargo, el republicano George W. Bush, que en una ocasión logró que la justicia norteamericana se negara a atender la demanda del fondo “buitre” de Paul Singer contra la República del Congo. En vista de los prejuicios ideológicos del kirchnerismo, es un tanto irónico que la presidenta quisiera que Obama, un progresista, se asemejara mucho más al conservador Bush. Asimismo, puesto que el fallo que la indigna fue pronunciado hace más de dos años, extraña que hasta ahora el gobierno de Cristina no haya pensado en aprovechar el precedente. Parecería que los expertos legales del ministerio de Economía y la Cancillería dependen por completo de información recogida de la prensa extranjera. Como previeron los especialistas en estos asuntos, Washington no aceptó sentarse en el banquillo de los acusados en Holanda, ya que no se vio obligado a hacerlo. Es poco probable que a esta altura Obama se arriesgue presionando al Poder Judicial para ayudar a un país, la Argentina, con el que la relación ha sido bastante ríspida. Por cierto, no ha contribuido a mejorarla la decisión de Cristina de probar suerte ante la Corte de La Haya, con el fin de hacer del enfrentamiento con los fondos “buitre” un conflicto diplomático, cuando pudo haber ensayado una estrategia menos agresiva. No le faltan motivos para apostar a que otros, entre ellos el gobierno de Estados Unidos y el FMI, colaboren para encontrar una solución que minimice los costos de una pelea que ha perdido. A juzgar por la reacción inicial de los mercados frente al default involuntario, en el exterior hay un consenso muy amplio de que, en esta oportunidad, la Argentina ha sido víctima de un error judicial atribuible a la actitud asumida por un juez anciano reacio a tomar en cuenta las graves repercusiones internacionales concretas que podría tener un fallo que muchos imputan al enojo que sentía luego de soportar durante años la conducta, en su opinión arbitraria y prepotente, del gobierno kirchnerista. Cristina y el ministro de Economía Axel Kiciloff han elegido ensañarse con Estados Unidos, y en efecto denunciar a Obama por negligencia, por motivos netamente políticos. Supondrán que les convendría enfrentarse con enemigos un tanto más impresionantes que “los buitres”. Con todo, aunque es innegable que oponerse a la superpotencia, acusándola de estar detrás de las penurias económicas nacionales, podría servir para entusiasmar a los militantes oficialistas, la izquierda y el populismo nacionalista, acarreará muchas desventajas. Los beneficios propagandísticos que podrían conseguir el gobierno al atacar verbalmente a Estados Unidos – Cristina dice que la alternativa sería que “nos agarremos a los misilazos o a los bombazos” -, no serán muy grandes, mientras que los costos económicos de recordarle al mundo que la Argentina es un país crónicamente rebelde no podrían sino aumentar, sobre todo si se consolida la opinión de que el gobierno está dispuesto a prolongar el default hasta fines del año que viene al resistirse a permitir que los fondos especulativos salgan airosos. En términos prácticos, sería mejor que el gobierno continuara procurando desdramatizar la situación que se ha producido, como hizo por un par de días, pero parecería que ha llegado a la conclusión de que le sería más provechoso subordinar, por enésima vez, lo económico a lo político, de ahí la embestida más reciente contra Estados Unidos.
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