El gobierno evalúa renunciar a la central nuclear para mejorar en octubre
Weretilneck cree que ese rechazo “no fue determinante”, pero Pesatti le pidió abandonar al proyecto nacional para defender a Río Negro y relanzar Juntos.
El gobierno evalúa renunciar a la central nuclear para mejorar en octubre
Un FpV distendido y relajado. El oficialismo, Juntos, confundido y belicoso. El mundo del revés. Todo se explica por el resultado electoral del domingo.
El justicialismo aventajó por más de 81.000 electores al segundo, Cambiemos, y superó en 85.000 a Juntos, tercero. Y la Coalición Cívica, cuarta, a más de 106.000 votos.
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Derrotado, el gobierno extravía la reforma constitucional y, también, evalúa abandonar la planta nuclear. El gobernador Alberto Wretilneck entiende que ese rechazo no “fue determinante”, pero el vice Pedro Pesatti lo contradice y ve que la única salida para octubre es rechazar -formalmente- la central en Río Negro.
Una pulseada de alto voltaje
Juntos tendrá esta semana su debate. El miércoles habrá reuniones de gabinete y legisladores. El jueves, a las 8.30, se sumarán intendentes y concejales. Se promete un espacio de análisis. Ya Weretilneck acotó esa reflexión, a partir de sus conclusiones públicas. Circunscribió el resultado al proceso de nacionalización y apartó de todo culpa a lo hecho por su gobierno. ¿Alguien refutará esa mirada? O prevalecerá, como siempre, los que sólo asienten o silencian. Ese consentimiento pasivo se transformó en un elemento tóxico para el poder de Weretilneck.
La primer semana mostró un gobernador desconocido. Confundido, enfadado y belicoso. Molesto -con razón- por la soledad a la que lo expusieron los suyos. Ese disgusto lo exhibió cuando diferenció a quienes viven de “un puesto público” de los militantes desinteresados. Fastidioso con legisladores y jefes comunales. Ellos le achacan no haberlos apuntalados en su territorio y, en cambio, generar canales o mandos opcionales, incluso con los justicialistas. El incornio llega a actores externos, siempre con objetivo de exculpación.
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Lunes y martes se advirtió un desfile de dirigentes por su despacho. Desorientación plena se detectaba en las charlas cruzadas o reuniones. Tres caminos se analizaron: redoblar el “plan provincial” y buscar mejorar en octubre; bajarse -sin más- de la elección “nacionalizada”; o pegarse al macrismo, acordando condiciones de gobierno y de futuro. Weretilneck escuchó y consultó pero, luego, reaccionó en favor de la candidatura de Fabián Gatti, convencido que algo se puede revertir.
La reunión más fuerte juntó a Weretilneck con Pesatti, Alejandro Palmieri, Facundo López, Carlos Valeri, Luis Di Giácomo y Matías Rulli. Pocas coincidencias, mucha catarsis y solapados nudos de culpas, que afloran cuando el grupo se dispersa. Al vice apuntan las mayores críticas.
“Por qué no se lo dicen a él, o también lo tengo que hacer yo”, los cruzó el gobernador, con mezcla de cierta reprimenda y gran parte de habilitación.
Se sabe de los modos diferentes de Weretilneck y Pesatti. Aquel enfrenta el duelo con la exposición y el vice prefirió -por ahora- el mutismo. Si existe un asunto que los enfrenta: la planta central y su continuidad. Ya le pidió Pesatti que debe prohibir ese asentamiento, pues sólo así -le argumentó- puede ser creible que Juntos defienda a la provincia. Weretilneck recepcionó la idea, pero hoy no comparte esa salida. Esbozó que esa ejecución cayó en evaluación pero, luego, repuso el plan nuclear, entendiendo que no fue “determinante” en la derrota. Lo ejemplicó con que Mardalena Odarda, como “antinuclear”, logró un 13%. El vice le reiteró que no hay otro escape que anunciar a Nación que no se permitirá la central.
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El jueves, Weretilneck revisó ese escenario con Fernando Miodosky. Este consultor le había anticipado que Juntos estaba debajo, pero nunca le habló de un cataclismo. Esos sondeos insistían en la buena imagen del mandatario por encima del 50%, superando en 10/12 puntos a la opinión del gobierno. Eso también muestra cómo la gestión se mezcló en la evaluación electoral.
Weretilneck confía en sumar unos 8.000 votos y entrar en la discusión por el diputado de la minoría. Por ahora, se reeditará la estrategia original, buscando la reanimación con triunfos locales en Maquinchao (17 de setiembre) y en Guardia Mitre (1° de octubre). Rescatará -todavía sin financiamiento- el Plan Castello para la ocasión y, para eso, instruyó a Obras Públicas para que tengan los proyectos para octubre.
La desmovilización o el descompromiso dirigencial (algunos de vacaciones en la campaña) es otro dilema. Deberá espolearla para marchar después que, por años, la despojó de responsabilidades y culpas, le ofreció comodidad y goce estatal. Y esa “organización” depositó su certidumbre en la determinación, suerte o magia de su líder. Esta obligada mutación no será fácil, ni garantiza que bastará para octubre.
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