Es como caminar debajo del mar: Rocas Coloradas, una joya oculta en la Patagonia
En la costa de Chubut hay un Área Natural Protegida con escenarios únicos, gran diversidad de vegetación y fauna costera, un bosque petrificado con restos de troncos de coníferas de más de 60 millones de años y un apostadero de lobos marino. Bienvenidos a un escenario de texturas surrealista.
Rocas Coloradas es de esos sitios que cuesta creer que existe. Más de 65 millones de años esculpieron este lugar y la lluvia y el viento moldearon sus caprichosas geoformas. Al visitarlo las sensaciones son extrañas, es como viajar a un pasado que se ancló en el presente. Sentir bajo las suelas la tierra que, antaño, fue lecho marino es movilizador. Ver los troncos de árboles petrificados, las reminiscencias de la vida bajo el mar: como almejas, fósiles y los organismos marinos “tatuados” en las rocas, son sensaciones complejas de dimensionar.
Rocas Coloradas está a 25 kilómetros de Comodoro Rivadavia. Pasando Caleta Córdova, un pequeño pueblo de pescadores, al que se llega después de tomar la Ruta Provincial 1.
El lugar es de película. Tiene un área total de 95.000 hectáreas con plataforma marina incluida. Combina las mesetas aplanadas y las terrazas, con la aridez desértica y la inmensidad del mar. Reúne gran diversidad de vegetación y fauna costera, un bosque petrificado con restos de troncos de coníferas de más de 60 millones de años y la presencia de restos de palmeras del paleoceno y apostadero de lobos marinos de un pelo.
El lugar, dependiendo del clima, se puede visitar todo el año. Si bien se puede recorrer por cuenta propia, se recomienda hacerlo mediante una travesía en 4×4. Hay mucho para aprender y para escuchar, por eso, merece la pena recorrerlo con un guía local que lleve a descubrir los secretos que solo ellos conocen.
Rocas Coloradas de la mano de un baqueano
Además de apreciar la belleza intrínseca de los lugares, siempre es interesante conocer que hay más allá para adquirir una experiencia completa. Y si es con un guía local nativo, cuyo escenario de su infancia es el atractivo turístico, mucho mejor.
Martin Pérez, es comodorense y tiene 57 años. De chico fue boy-scout. Esta etapa de su vida lo “fortaleció y vinculó con la naturaleza”. Durante 25 años fue viajante de comercio: “Estaba mucho fuera de casa, en la ruta. Andaba por los distintos pueblos y ciudades de Chubut y Santa Cruz donde la geografía tiene una diversidad increíble. Transitar esos lugares con diferentes situaciones, durante las estaciones del año, fue forjando en mí ciertas habilidades y experiencias que me enriquecieron mucho” cuenta Martín.
Y completa: “Con nieve, viento, viento blanco, lluvia, hielo, había que llegar, si o si, a entregar los pedidos a las localidades. Mientras viajaba, miraba al horizonte y a los costados de la ruta y pensaba: ´ ¿Qué habrá detrás de ese cerro?, ¿Adónde irá ese camino de tierra que se pierde? ´, anhelaba mucho conocer mi territorio y mi trabajo en ese momento no me lo permitía”.
“Hoy en día soy guía y baqueano en el Área Natural protegida Rocas Coloradas e instructor de manejo en vehículos de doble tracción. Yo conocía Rocas Coloradas desde muy chico, iba a pasear y a pescar en las regiones accesibles, pero hay mucho más. Hay lugares bellísimos si uno se adentra”.
La excursión: una visita al pasado
La travesía a Rocas Coloradas comienza temprano en la mañana. “Pasamos a buscar a la gente desde Comodoro o desde Caleta Cordova. La propuesta es ir parando para tomar fotografías y realizar algunos trekking. Es por todo el día, salimos a las 9.00 y retornamos aproximadamente a las 18.00”, detalla el guía.
“Para el almuerzo, vamos a un refugio de pescadores. Es un lugar increíble frente a las costas de Rocas Coloradas, donde hay un mar espectacular, limpio y prístino”, destaca el guía baqueano. El refugio lo levantó un antiguo visitante del área, el búlgaro Tchkoeff, lo hizo con caños y chapas. Es rústico, pero está bien resguardado del viento. Esta parada es una buena oportunidad para pasar un rato frente al océano y sus olas, caminar por la playa desierta y, para los más intrépidos, meterse al agua.
La travesía continúa por el Monte de los Meteoritos y por el Área 51, dos sitios exultantes. Son lugares desérticos y de un color rojo intenso espectacular. “El Monte de los Meteoritos se llama así debido a que está regado de enormes rocas que pertenecían a una placa marina que se rompió hace millones de años. El Área 51 es muy similar al desierto norteamericano, de ahí su nombre, es una porción totalmente roja y de llamativa expresión paisajística”, grafica Martin, y prosigue: “Luego de transitar estos paisajes volvemos a la camioneta. La última parada es para llegar a la frutilla del postre: el Bosque Petrificado”.
Este sitio es uno de los atractivos más sorprendentes de la provincia. “Aquí encontramos árboles petrificados de hace 65 millones de años, transitamos senderos de guanacos para conocer el área siguiendo estas huellas milenarias. Hay una diversidad muy abundante de fauna patagónica: zorros, choiques, maras, piches, y mucho más, es impactante”, destacó el guía.
Y remarcó: “Después de una caminata de, aproximadamente, una hora, volvemos a Comodoro. Esta excursión se puede realizar durante casi todo el año, siempre y cuando no haya lluvias o vientos fuertes porque los caminos no están consolidados”.
Rocas Coloradas es un paraíso terracota intacto. Se caracteriza por su extrema belleza natural y su valor arqueológico. “Todos estos territorios eran fondo de mar y se pueden ver los vestigios. La gente se sorprende mucho al ver estos escenarios, son realmente impactantes”, concluyó Martín Pérez.
Fuente Ambiente Chubut
Comentarios