Verano en Las Grutas: la guía para elegir la mejor bajada a la playa

En este paraíso de la costa de Río Negro, para llegar a la playa hay bajadas que garantizan el acceso desde los acantilados, ofrecen servicios, delimitan sectores con paisajes y estilos muy distintos.Descubrí cuál es tu favorita.

Altos acantilados que enmarcan el mar. Ése es uno de los detalles que llena de encanto a Las Grutas. Y, por eso, ir a la playa es “bajar” hacia ella, a través de escalinatas que conducen a la arena. Pero, además, en la mayoría de esas ‘bajadas’ existen paradores con servicios de cafetería o restaurant, que hacen más llevadero el día al aire libre.

Hoy, te invitamos a realizar una recorrida por esos lugares, para que descubras tu bajada favorita, y puedas organizar tu agenda playera.


Terraza al mar


Terraza al mar es la primera a la que se accede en esa dirección, ya que está ubicada a la altura de la terminal de micros. Bordeada de acantilados suaves, de un color grisáceo que reluce bajo el sol, no cuenta con parador, pero tiene servicio de guardavidas. Es una de las bajadas que, al registrarse la pleamar, se queda sin playa, por eso hay que tener muy en cuenta el horario de las mareas. Hay una pileta de escasa profundidad cavada en la restinga (la superficie rocosa que forma el lecho marino) que permite refrescarse cuándo el mar se retira.

Terraza al mar..

La Rinconada


También está rodeada de suaves acantilados, y es la favorita de los pescadores, que prueban suerte con la caña, seguros de lograr buenos piques de especies variadas. En el lugar funciona un restaurant, que tiene servicio de cafetería.

El acceso a la playa en La Rinconada.

Los acantilados


Como su nombre lo indica, la altura del barranco es importante en esta zona, que no cuenta con parador. Grandes rocas salpicando la arena y un mar que se despliega a gusto completan el paisaje, que tienta a los que buscan tranquilidad.

Los Acantilados

La Rueda


Se llama así en honor una vieja rueda de carro, que, cuándo no existían las bajadas, los vecinos usaban para marcar el lugar en el que habían construido una huella que facilitaba el descenso a la playa. Hoy, una rueda parecida custodia el lugar, en el que existe un parador que ofrece ricos platos y bebidas. Es familiar y muy concurrida.


La primera


Es una de las más populares, porque en ella se encuentran las clásicas grutas que le dan su nombre el balneario, y todos eligen para simpáticas selfies. La arena predomina y existe un parador que ofrece servicio de cafetería, restaurante y tragos a lo largo del día. Además, antes de subir a la peatonal varios locales acompañan el recorrido de la escalinata, con ofertas de insumos playeros. También tiene piletas cavadas en la restinga, que garantizan que haya agua aún en bajamar.

La primera bajada. Fotos de Martín Brunella.

La segunda


Muy céntrica y cercana ‘a todo’ es otra de las más elegidas. Una simpática terraza en la que funciona un restó ofrece la mejor vista para disfrutar de algo rico.

La segunda bajada. Fotos de Martín Brunella.

La tercera


Es la bajada de los deportes náuticos, porque allí una rampa favorece el descenso de las lanchas y otros vehículos marinos. Las divertidas ‘bananas’ operan en el sector, y se realizan bautismos de buceo.


La cuarta


 Es la bajada que eligen los más jóvenes. Tiene una gran actividad nocturna, aunque por los pliegos de la licitación se prohibió apuntar a la nocturnidad en el lugar, por las quejas de los vecinos de la zona.

Pese a esto por la noche se pone «en modo pub». Hasta corren las mesas para habilitar una suerte de pista de baile, y son muchos los que suman a la propuesta.

También aglutina la oferta de los animadores de playa, y en el sector se realizan torneos deportivos.

La cuarta bajada.

La quinta


Esta temporada el parador está cerrado, porque se truncó el contrato con el concesionario. Actualmente se puso en marcha otro proceso de licitación, pero hasta que se culmine el lugar permanecerá inactivo. De hecho hay muchas críticas por el estado de abandono en el que se encuentra.

La sexta y la séptima


El tobogán de la 7°, un clásico. Foto: Martín Brunella.

Son las que tienen el perfil más tranquilo de las bajadas céntricas. La sexta pasa, casi, desapercibida, y carece de servicios. En la séptima hay un divertido tobogán de agua que adoran los más chicos, y un parador con servicio de cafetería y restaurante que siempre tiene algo rico para ofrecer.


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