Ya funciona el «Banco de los Pobres» en Neuquén
La modalidad del microcrédito creada por el economista bengalí que este año obtuvo el Premio Nobel de la Paz arraigó en barrios de la capital, Centenario, San Patricio del Chañar y Plottier a través de organizaciones de la comunidad. La mayoría de los beneficiarios son jefas de hogar desocupadas. "Se genera una cultura alternativa a la del subsidio", afirmaron.
El sistema, conocido mundialmente como «banco de los pobres» o banco Grameen rural en bengalí- y que en su versión argentina se denomina Banco Popular de la Buena Fe, le significó a su fundador la obtención del Premio Nobel de la Paz este año. Si bien comenzó en barrios de Centenario y de esta capital Villa Ceferino, Valentina Sur, San Lorenzo, Belgrano y Confluencia-, su expansión continuará con la incorporación de grupos del parque industrial neuquino, de Plottier barrio La Unión- y San Patricio del Chañar.
La coordinación es responsabilidad de la Fundación Otras Voces y diez organizaciones locales parroquias, bibliotecas populares, escuelas o asociaciones civiles-, con el financiamiento inicial del ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
El punto de partida está constituido por un desembolso o «fondo semilla» de 13 mil pesos que se distribuyó en los grupos a razón de 500 pesos por emprendedor como máximo. Cada grupo se integra con cinco personas y el beneficiario se compromete a devolver el crédito en forma semanal, sin intereses, en 24 cuotas iguales seis meses en total-.
La fundación, cuyos referentes principales son Teresa Cazalá y Francisco Mantilaro, comenzó con la operatoria en marzo de este año, cuando hicieron la primera convocatoria. En cada barrio, una organización local se encarga del seguimiento de los proyectos y del asesoramiento a sus ejecutores. La cuestión medular, una vez superadas las etapas de obtención y utilización del crédito generalmente los fondos son para adquirir materia prima, insumos o herramientas básicas-, es la comercialización de los bienes o servicios producidos, por eso preparan la edición de una «guía comercial».
La apuesta no es menor, expresaron, puesto que se trata de «cambiar la cultura del subsidio por la del trabajo», al tiempo que se logra «cambiar el círculo de la autoestima», según explicó Emilia Coca Rodríguez, que fabrica velas artesanales en Villa Ceferino.
El primer llamado se realizó a través de los grupos Horizonte, de la congregación Santa Teresa de Jesús, en Villa Ceferino; Fundación Jaime de Nevares, en Valentina Sur; asociación Ingkahue, en Belgrano y Confluencia; SOL Solidaridad y organización para ser libre- en el barrio San Lorenzo y la Biblioteca Popular Jorge Fonseca en Centenario. Con la segunda convocatoria, que se hizo en septiembre pasado, se incorporaron las parroquias San Cayetano en el barrio Parque Industrial, Nuestra Señora de Luján, en Progreso y María Madre de América, de La Unión Plottier-; y las asociaciones Uno más uno, de los barrios del oeste neuquino y En camino con otro, de San Patricio del Chañar.
Cada una de las organizaciones realiza la convocatoria en un radio de diez manzanas en el barrio donde está asentada ya que todos deben ser vecinos pero no ser parientes. A lo largo de ocho reuniones se explica la metodología y sus requisitos -topes de préstamo; garantía solidaria entre los prestatarios y forma de devolución- y simultáneamente comienza a diseñarse el proyecto.
Con el recupero, explicó Mantilaro, se crea un fondo que permite reasignar créditos y constituir nuevos grupos. En el caso de no devolución «el fondo semilla se achica y puede desaparecer».
GERARDO BURTON
gburton@rionegro.com.ar
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