Barrio Belgrano: tensión entre la tradición y el progreso

Planificación urbana

Puede ser una señal de pujanza, de espíritu emprendedor, de confianza en el futuro. Pero también se la puede interpretar como un emergente de la falta de planificación, de la ambición ilimitada y del desprecio por una cultura y un perfil urbano construido durante décadas.

Entre esos dos polos péndula la nueva fisonomía que ofrece hoy el barrio Belgrano, donde cada vez hay más edificios de departamentos de hasta cuatro y cinco pisos en las mismas parcelas que antes albergaban amplias de estilo montañés con cuidados jardines.

Quienes defienden la reconversión señalan que es impensable mantener congelado en el tiempo un barrio que ya no es la periferia, sino que forma parte del “macrocentro” de Bariloche. Pero admiten que el desarrollo inmobiliario está bloqueado en los últimos años por la veda de nuevas conexiones a la red de gas y al sistema cloacal.

Esa situación llevó a que varios edificios estén terminados pero vacíos, a la espera de la prometida conexión. Otros propietarios decidieron mudarse igual y se manejan con artefactos eléctricos para calefacción e incluso para cocinar y calentar agua. También hay un edificio completo sobre la calle Campichuelo que funciona con decenas de cilindros de gas envasado, a un costo altísimo.

Pulseada inmobiliaria

El barrio Belgrano comienza a sólo tres cuadras del Centro Cívico y está delimitado por las calles Tucumán, Morales y Avenida de los Pioneros. Hacia el este linda con el barrio Cipresales.

Son alrededor de 25 manzanas con muy escasos terrenos libres y un alto valor inmobiliario, que ha llevado a muchos propietarios a vender sus casas con destino inmediato de demolición, para construir complejos en altura.

El barrio Belgrano fue en su momento uno de los preferidos por los inmigrantes de origen suizo y alemán. De hecho, en la calle 24 de Septiembre, frente a la plaza, vivía el ex jerarca nazi Erich Priebke cuando fue detenido en 1994. Su vivienda se transformó en centro de interés mundial, hasta que al año siguiente fue extraditado a Italia.

Hoy en el barrio viven varios empresarios importantes y también mucha gente que llegó de Buenos Aires en busca de “seguridad” y distintas formas de vida.

La presidente de la junta vecinal, Diana Ortiz, cuestiona justamente esto último, al señalar que el estilo de vida original es lo que está en irremediable retroceso. Cree que la proliferación de grandes edificios –que comenzó en los 80 pero se aceleró la última década– “está destruyendo al barrio y también a Bariloche”.

Se preguntó si “alguien va a querer viajar a una ciudad que ofrece naturaleza, pero se parece cada vez más a Buenos Aires”.

Según Ortíz, en el barrio son mayoría los que prefieren mantener la predominancia de casas bajas y terrenos amplios pero pocos son los que se expresan. “Todos ven lo que pasa pero hay una indiferencia absoluta –dice–. Si a uno no lo tocan directamente, no reacciona”.

Señala que los barrios porteños como Palermo Chico “valen lo que valen porque nadie va a hacer grandes edificios”.

Su idea colisiona con lo previsto en el Código de Edificación de 1980, que fue ratificado por el Código Urbano de 1995 y permite edificios de hasta cuatro pisos más “entretecho”, que en la práctica se convierte en una quinta planta. No hay impedimento alguno para que esos complejos estén uno al lado del otro, como ocurre en una de las cuadras de 20 de Junio.

Andrés Lamuniere vive en una casa de madera en 24 de septiembre, la misma en la que nació, hace 93 años. Consideró que la forma de crecimiento de Bariloche “es una barbaridad y un disparate” y consideró que la “explosión demográfica” hay que canalizarla con la construcción de “monoblocks” con espacio recreativo circundante y donde la tierra sea más barata.

Precios y perspectivas

Varios agentes inmobiliarios consultados por “DeBariloche” reafirmaron que en el barrio Belgrano “lo que vale es la tierra”. De hecho las pocas casas en venta señalan en sus carteles además del tamaño del lote, cuánta es la superficie construibles con el código vigente.

Hay casas que se han vendido en fecha reciente en 200 mil dólares y un terreno grande, de 1.600 metros cuadrados, cotiza en 650 mil dólares. Los departamentos construidos en el último tiempo son todos de alta gama. En los edificios “Terrazas”, por ejemplo, las unidades son chicas (hasta 2 ambientes) y el precio parte de 1.800 dólares el metro cuadrado, y puede llegar a los 3.000.

El alquiler mensual de un departamento en el barrio Belgrano cuesta como mínimo 4.500 pesos, más 400 de expensas.

La mayoría de los complejos en altura se construyeron por fideicomisos. Los agentes consultados señalaron que “inversores hay” para continuar con otros desarrollos, pero están a la espera de lo que pase con el gas, la electricidad y las cloacas.

Fricciones

El cambio en curso generó fricciones que se multiplicaron también por la dejadez municipal. “Hay muchas trampas. Los edificios altos están permitidos sólo hasta calle Campichuelo. Pero hay uno que lo inscribieron en Campichuelo y tiene ingreso por Belgrano. En el municipio cuando llevan un proyecto así nunca les dicen ‘no’, les dicen ‘vamos a ver’”, se queja Diana Ortiz.

Otra mirada es la de Ricardo Alessandrini, de la inmobiliaria Trevi. Para él, la crisis actual por falta de servicios para la expansión inmobiliaria se debe en parte a la carencia absoluta de regulaciones. “Los concejales se durmieron, debieron legislar por anticipado –opina Ricardo–. Donde no hay cloacas hay que exigir un biodigestor, Si escasea el gas hay que promover normas de construcción eficiente para ahorrar de energía. Usar los premios y castigos en la tasa. Faltan políticas públicas por todos lados”.

En números

“El barrio Belgrano es macrocentro y estaba claro que tarde o temprano se iba a densificar”.

Raúl Martiniau, arquitecto y exsecretario de Obras Públicas del Municipio.

Los barilochenses van por los departamentos

Los terrenos en el barrio Belgrano valen más que las casas. Muchas se venden con destino seguro de demolición.

Un alto porcentaje de la gente que compra departamentos es de Bariloche. Por inversión, para estar más cerca del centro, o para ayudar a sus hijos cuando vuelven de estudiar afuera.

Los desarrolladores inmobiliarios critican la falta de planificación municipal y “la irresponsabilidad” de las empresas de servicios. “Camuzzi dio la factibidad de gas para construir, pero después no conectó porque está parado el gasoducto”, se quejan.

Otros sostienen que los edificios del barrio Belgrano podrían estar emplazados en el este, en la zona del Ñireco, pero el Municipio nunca lo previó.

El barrio tiene dos sanatorios, complejos de consultorios, restaurantes, rotiserías, quioscos y hasta un videoclub.

La plaza enmarcada por las calles Saavedra y 20 de Febrero tiene uso muy intensivo porque es uno de los escasos espacios verdes en el área céntrica.

La zona fue una de las preferidas de suizos y alemanes. De hecho, cuando el ex jerarca nazi Erich Priebke fue detenido en 1994 vivía frente a la plaza.

Hoy viven en el barrio varios empresarios importantes y también mucha gente que llegó de Buenos Aires en busca de “seguridad” y una vida distinta.