El Centro Cívico pide obras urgentes

El monumento histórico nacional muestra un deterioro ostensible, a lo que suma una sobreutilización edilicia y exterior. Quieren implementar un plan general de manejo.

Los techos de pizarra negra con fuertes pendientes, las fachadas de piedra regional, los arcos y recovas, la torre con el reloj, los revestimientos en madera, los faroles, los jardines y la “personalidad del conjunto” se suman para convertir al Centro Cívico en uno de los símbolos más reconocibles de Bariloche.

Fue inaugurado en 1940, cuando contrastaba fuertemente con el resto del poblado, donde casi todas las casas eran de madera y no abundaban los grandes edificios. Con los años quedó constituido como un ícono arquitectónico y cultural. Su fotogenia lo transformó en una de las “marcas” de la ciudad.

Y no sólo es referencia para los turistas. “El Centro Cívico es un espacio muy querido por todos. Es el corazón de las emociones de la sociedad barilochense, tanto para los festejos como para las protestas”, aseguró la titular del departamento de patrimonio histórico y cultural del municipio, Martha Velaztiqui.

El año pasado el ministerio de Cultura de la Nación elaboró un diagnóstico sobre el CC en el que destacó la decisión original de emplazarlo como una “U” de edificios públicos alrededor de una plaza seca, que funcionan como una “terraza hacia el lago”.

La obra lleva la firma del arquitecto Ernesto de Estrada, un reconocido urbanista que trabajó por encargo de Parques Nacionales. Su sello característico fue el empleo de materiales del lugar.

Actualmente el Centro Cívico presenta alarmantes señales de deterioro y un uso intensivo como espacio público para la realización de fiestas, recitales, ferias de microemprendedores y de gastronomía, largadas de carreras de autos y hasta la Semana de la Juventud.

Un plan de manejo

El intendente Gustavo Gennuso quiere encarar un mejoramiento integral del complejo y con ese fin se reunió días atrás con la presidente de la Comisión Nacional de Monumentos Históricos, Teresa Anchorena. Hablaron sobre la próxima firma de un convenio que permita elaborar un “plan de manejo” del CC y luego encarar las obras necesarias.

Velaztiqui dijo que ese Plan determinará “lo que se puede y lo que no se puede hacer en el Centro Cívico”. Explicó que allí quedará establecido –por ejemplo– de qué modo se debe intervenir con las tareas de mantenimiento.

Señaló que el Plan de Manejo también debería “reformular los usos” y poner límites para la instalación de ferias, globas y grandes escenarios, que suelen dañar las veredas y los jardines.

Actualmente funcionan en los edificios del Centro Cívico la intendencia municipal, el Concejo y el Tribunal de Contralor, el museo de la Patagonia, la biblioteca Sarmiento, la secretaría de Turismo y la subsecretaría de Cultura. Un ala entera está destinada a la policía provincial, que tiene allí su comisaría 2a, la Regional III y oras oficinas. Hasta no hace mucho también albergaba la vivienda familiar del comisario. En el CC también tuvieron su sede el Correo y la dirección de Aduanas, que se mudaron a otras locaciones en la década del 90.

En 1987 fue declarado monumento histórico nacional. Desde su inauguración perteneció a Parques Nacionales, hasta que en 1999 fue transferido por ley al municipio, que tiene hoy la responsabilidad de su cuidado y conservación.

Alfredo leiva

De hace años el monumento a Roca es motivo de polémica. El escritor e investigador sobre los pueblos originales Adrián Moyano no ve mal que quede allí. Prefiere que en el espacio público “existan signos de la memoria que puedan ser interpelados”.

Otro de los detalles que afean el conjunto es la proliferación de cables, instalados de forma improvisada y superpuesta en la pared posterior de la Secretaría de Turismo. Lo mismo ocurre en el edificio de la Policía, donde existe además una enorme antena.

Varios muros y puertas del histórico edificio están invadidos por los grafitis y la suciedad. Es lo que se puede observar por ejemplo en una escalera lateral de la biblioteca Sarmiento.

Abandono de los jardines. El uso intensivo de los espacios parquizados impide mantenerlos bien. La presencia de una feria artesanal obligó hace años a reemplazar pasto por pedregullo en el lateral sobre calle Urquiza. En otros sectores abundan las plantas y el césped en mal estado.

Varios de los rincones son pura degradación. Cañerías, pintadas y rejas agregadas que nada tienen que ver con el diseño original, como en el depósito de Parques y Jardines.


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