Opinión: A medio camino

El periodista Daniel Marzal analiza el conflicto mapuche desatado en Villa Mascardi.

Datos

Más de 300 efectivos de fuerzas federales con cascos, escudos y armamento variado. Un corte de ruta de varias horas. Retaceo informativo. Dureza gestual. El despliegue del último jueves ordenado por la Justicia para desalojar a la comunidad mapuche que inició una “recuperación territorial” en Villa Mascardi no alcanzó su objetivo y terminó de la peor forma: Rafael Nahuel, un joven de 22 años, criado como tantos otros en el barrio Nahuel Hue, murió de un balazo por la espalda.
La sensación es la misma que en junio de 2010, cuando la represión policial se cobró tres vidas en el Alto. Antes y ahora lo que resalta es el fracaso de la política. No sólo por el diálogo ausente, sino por la decisión deliberada de congelar la aplicación de la ley 26.160, aprobada en 2006 para frenar los desalojos a comunidades indígenas y realizar un relevamiento de sus territorios con el fin de otorgarles los “títulos comunitarios”.
El intendente Gustavo Gennuso está convencido de que el gobierno nacional anterior, y también el actual, “se asustaron” a la hora de concretar lo prometido en aquella ley, y ve en la clausura de esa vía el germen de los litigios actuales.
La violencia de los últimos días va también a contramano de las trabajosas iniciativas para establecer una sociedad “intercultural”, como la que promueven la Carta Orgánica de Bariloche y la ordenanza 2641/15. Prevalecen en cambio la cultura de la mano dura, la omnipotencia, el racismo, los barrios cerrados y los espacios hipercustodiados.
Los que pierden una vez más son los “desintegrados” de siempre, los que optan finalmente por el lenguaje de las capuchas y las piedras.
Resolver el conflicto mapuche exigirá un esfuerzo de comprensión permanente y verdadero, no apenas simbólico. Hará falta el ingenio indispensable para reconocer en los hechos la preexistencia de los pueblos originarios, su derecho a la tierra y el valor de su cultura y espiritualidad. Esos mismos que la Constitución, los tratados y las leyes tan floridamente consagran.
El ejercicio de la fuerza, del lado que sea, no resolverá jamás el problema de fondo.

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios