Consulta en Loncopué: “Vox populi, vox Dei”

Los gobernantes que se desviven por los proyectos de gran envergadura, tan grandes que escapan a la realidad cotidiana, lo común, suelen recibir bofetadas de esa misma realidad común que se ignora. Esto le pasó el domingo último al gobierno neuquino con la consulta popular de Loncopué. La bofetada de los 2.220 vecinos que rechazan el megaproyecto minero fue muy fuerte para gobernantes que no están acostumbrados a perder. Pero, además de fuerte, el momento, la oportunidad en que se produjo, le otorgó mayor contundencia. La consulta vecinal se desarrolló en un momento en el que los rechazos a los grandes proyectos mineros a cielo abierto y los temores que genera la explotación de los yacimientos no convencionales de hidrocarburos están en plena expansión. Creemos que el gobierno neuquino subestimó a los vecinos de Loncopué. No advirtió el alcance que fue ganando el silencioso, tesonero y constante trabajo de un grupo de vecinos que durante un par de años fue construyendo una muy fuerte red vecinal para ponerle barreras al avance del proyecto Campana Mahuida, impulsado por capitales chinos y fuertemente apoyado por Sapag y algunos de sus ministros. Cuando se dieron cuenta de que la consulta era inevitable, como el resultado de la expresión vecinal, ya era tarde. El recurso judicial, jugado a último momento, también les resultó adverso. Intentaron embarrar la consulta, en horas previas, y también les fue mal. Sapag, como conductor y estratega, sus ministros y militantes como operadores, deben asumir que fracasaron. Subestimaron a un pueblo y perdieron. Y para un gobernante, demócrata, no puede haber algo más legítimo, contundente, inapelable y atendible, que un pronunciamiento popular realizado con absoluta libertad y con extrema convicción y compromiso. “Vox populi, vox Dei” se sentencia desde la cuna de las prácticas democráticas. Ahora, para salvar la ropa y justificarse ante empresarios y gobernantes nacionales con los cuales seguramente hay compromisos fuertes, el gobierno encarará recursos judiciales. También buscarán cerrar caminos, para que el ejemplo Loncopué no se expanda y los pueblos se animen a definir, por sí, qué tipo de desarrollo económico quieren. Podrán invalidar una norma, pero ningún juez podrá anular el conmovedor pronunciamiento de los vecinos de Loncopué. Ellos no quieren atar su futuro a un proyecto minero, alejado de su idiosincrasia, que seguramente privará a los pibes de hoy y a los por nacer de un marco natural inigualable, de una calidad ambiental envidiable, factores que ni los gobernantes ni los empresarios de hoy tienen derecho a destruir, enarbolando falsas banderas de prosperidad. Ricardo Villar, DNI 8.377.070 Pte. CCARI – Neuquén

Ricardo Villar, DNI 8.377.070 Pte. CCARI – Neuquén


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