Zerdán: a 17 años del crimen, la causa va camino a quedar impune

Se cumplieron 17 años del crimen de la bioquímica Ana Zerdán y la incertidumbre es lo única que certeza. Nadie sabe quién la mató. Se hizo un juicio en 2008 y los únicos dos imputados, Juan Carlos Aguirre, quien era su pareja en ese momento, y su hijo, Juan Manuel Aguirre Taboada, fueron absueltos. Desde el 2 de mayo ambos están siendo juzgados nuevamente, y con las mismas pruebas que en el proceso anterior.

Del crimen no hay testigos y la única prueba en su contra fue desestimada en ese juicio y en el que se está realizando actualmente.

Pese a la escasa evidencia en su contra, el Superior Tribunal de Justicia (STJ) ordenó que se anulara el fallo de 2008 y que se hiciera un segundo juicio con la misma prueba que fueron liberados en esa oportunidad.

En este segundo debate, los últimos testigos serían escuchados este martes y lo único que resta saber es cuándo serán los alegatos.

En esa audiencia, Aguirre hijo espera que el fiscal Marcelo Gómez retire la acusación. Imagina que esta posibilidad podría ocurrir ya que en su contra no hay pruebas, ni testimonios que lo incrimine.

Asegura que él y su padre son inocentes y que la Justicia lo único que ha hecho es dilatar un juicio que desde un inicio estuvo destinado al fracaso.

“Esto (por el juicio) es verdaderamente una pérdida de tiempo. Quiero que me devuelvan mi vida y terminar de una vez por todas con esto”, explica Juan Manuel Aguirre mientras entrega en Tribunales una nota firmada por reconocidos juristas nacionales.

Que se anule el juicio

La nota fue impulsada por la Asociación de Pensamiento Penal (APP), agrupación que sigue desde muy cerca su caso y que se presentó como “Amicus del Tribunal” en el juicio.

Además fue firmada por importantes penalistas del País.

Todos coinciden en que se están violando las garantías del debido proceso y que ambos acusados deben ser absueltos.

Uno de ellos, es el juez Mario Juliano y director Ejecutivo de la APP, quién no se explica cómo pudo llevarse adelante un juicio que avasalló, según su visión, dos principios básicos del derecho penal como la violación del debido proceso y el principio de inocencia. El escrito finaliza exigiendo la finalización del debate, la libertad de los acusados y desliza la postura de los magistrados, quienes observan que . “…A la luz de la gravedad institucional que implica continuar juzgando a los imputados en las circunstancias mencionadas, consideramos que corresponde el inmediato cese del juicio y se disponga su absolución sin más trámite. Lo contrario coloca al estado argentino en riesgo de incurrir en responsabilidad internacional”.