Conversaciones con el terapeuta (parte 1)

Mirando al sur

Tener como contacto en mi FB a un psicoanalista especializado en adolescencia (tema al que llegó por trabajar con jóvenes en conflicto con la ley penal y con problemáticas de adicción), autor de la obra “GPS para orientarnos en el mundo adolescente” y además escritor de ficción, y además con tres hijos de 18, 15 y 12 años, hizo que la tentación fuera demasiado grande. Le pregunté entonces si quería mantener un diálogo conmigo, que no sería exactamente una entrevista porque podría haber intercambio de opiniones. Pablo Melicchio, de él se trata, quien se sumó con ganas, y lo que sigue es lo que conversamos vía chat:

p- ¿Cómo llegan hoy en día los chicos a tu consultorio? ¿Lo corriente es que los lleven los padres por alguna problemática en particular o que decidan ellos mismos?

r- La cuestión de la llegada al consultorio fue cambiando con los años, diría que hace 20 años en adelante los adolescentes empiezan a buscar ellos mismos el espacio terapéutico, sobre todo los mayores de 14, 15 años. Antes eso era impensado, eran “traídos”, obligados por los padres o escuelas para que se “normalicen”.

P- Una cosa que me llama la atención de tu libro y de la mayoría de los libros sobre adolescencia es que explican el tema como si para los adultos fuera un universo desconocido. ¿Por qué esa idea de que el adulto no sabe qué es la adolescencia o que no la ha vivido?

R- Nosotros, padres de adolescentes, somos hijos de la época del Proceso, de figuras parentales y de autoridades rígidas, consistentes. Excesos de moralidad. En cambio esta etapa está en las antípodas, tiene más que ver con la amoralidad, con la inconsistencia de las autoridades, con la caída de los roles y las oposiciones. Y, por otro lado, los adultos muchas veces olvidamos al joven que fuimos.

P- Es cierto, los docentes y el sistema educativo, sobre todo, eran rígidos. Justamente una de las últimas columnas que escribí fue sobre el libro de un psicólogo italiano, Massimo Recalcati, titulado “El complejo de Telémaco”. Allí habla sobre el fin de la autoridad como un camino sin retorno y, por lo tanto, sobre un nuevo modo de paternidad que tendrá que surgir entre aquel rígido y este permisivo. Yo coincido, creo que en algún momento tendrá que haber un equilibrio. ¿Qué opinás?

R- Sí, el equilibrio será determinante. Padres no muy rígidos pero no tan líquidos, blandos, sin una posición clara. Hoy están ausentes o la juegan de amigos, pares.

P- Ese concepto de padres ausentes o amigos, que recorre tu obra, me enoja un poco. Fijate que al comienzo escribís que los libros sobre adolescencia son escritos por adultos que proyectan toda la problemática sobre los jóvenes. A mí me supera ya esa idea general de que todo es culpa mía, falta de límites. Entiendo que en una obra es imposible no hacer cierta generalización pero… ¿qué pasa con los límites que sí están, con la escucha y contención que sí está y que sin embargo parecen no alcanzar?

R- Que los padres estén y funcionen más o menos bien no implica que el adolescente no haga ruido, busque desajustarse, entre en crisis por todo lo que tiene que atravesar entre los cambios psico-físicos y los imperativos y demás cuestiones sociales. En el caso de que haya una estructura familiar con cierta contención, facilitará esa tramitación, ese pasaje por la adolescencia, pero el adolescente igual se cerrará, cometerá algunas transgresiones, porque eso es propio de su replanteo.

P- ¿Considerás, por ejemplo, que las previas, las drogas “livianas” y cierto descontrol son parte de esta crisis no tan problemática? Es decir, los chicos van a probar y más van a probar frente a la prohibición, negativa o hasta la charla de contención de los adultos. Entonces… ¿hay que preocuparse seriamente frente a ciertos comportamientos o alcanza con estar atento?

R- De acuerdo con vos. La prohibición instala el deseo y más a los adolescentes que, por definición, buscan probarse y, paralelamente, probar a los otros, en especial a las autoridades. El uso de sustancias livianas es parte de ese coqueteo con lo prohibido, con “jugar” a ser grandes. Claro que una vez detectado esto es importante abrir el diálogo para que no se establezca un consumo como abuso, como dependencia, que complicaría su situación dada la vulnerabilidad psicológica y la falta de desarrollo físico.

P- A esta vulnerabilidad psicológica y falta de desarrollo físico vos, desde tu punto de vista profesional, ¿le sumarías las nuevas teorías de las neurociencias en cuanto a falta de control de instintos y, en casos más graves, alteraciones en los neurotransmisores?

R- No, los “avances” de las neurociencias, desde mi punto de vista y experiencia, muchas veces son los disfraces para medicar a los niños y adolescentes. Desde luego que en casos graves muchas veces no queda otra salida pero, como en “Un mundo feliz” de Huxley, se puede generalizar para “normalizar” a los seres.

P- ¿A qué llamarías normalizar?

R- Acallar los síntomas que muchas veces son el modo que tiene el sujeto de manifestar lo que no puede de otro modo.

La primera parte de este diálogo termina aquí, con esta frase del libro de Melicchio, escrito para que los jóvenes lo lean junto a los adultos o por su cuenta:

“Crecer es ir descubriendo que vestimos ropas ajenas. Es saber que mucho de lo que pensamos no es más que la reproducción de un programa que nos instalaron desde antes de nacer y durante el transcurso de nuestro desarrollo. (…) Crecer es saber descartar lo que no queremos que sea nuestro, lo que no queremos cargar”.

Continuará…

Pablo Melicchio, psicoanalista especializado en adolescencia, trabajó con jóvenes en conflicto con la ley penal y con problemáticas de adicción.

Dice que “el equilibrio será determinante. Padres no muy rígidos pero no tan líquidos, blandos, sin posición clara. Hoy están ausentes o la juegan de amigos, pares”.

Datos

Pablo Melicchio, psicoanalista especializado en adolescencia, trabajó con jóvenes en conflicto con la ley penal y con problemáticas de adicción.
Dice que “el equilibrio será determinante. Padres no muy rígidos pero no tan líquidos, blandos, sin posición clara. Hoy están ausentes o la juegan de amigos, pares”.

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