Crítica: “La Síntesis O’Konor”, la evolución sonora de El Mató

“La síntesis O’Konor” es el nuevo trabajo de Él Mató a un Policía Motorizado, la banda platense que se ha ganado elogios a lo largo de sus 15 años de carrera independiente y autogestionada y que se ha proyectado fuera de la Argentina ya que participó en festivales como el Primavera Sound español, el Vive Latino, Sonorama, el SXSW de Austin y muchos más.

En esta ocasión, el quinteto partió a los Estados Unidos con la idea clara de grabar un disco influenciado por el kraut rock alemán y el grupo Neu!, bajo la batuta del productor Eduardo Bergallo y regresó con un discazo que muestra su lado más pop, con trazos de un dark muy The Cure y una actitud muy romántica de su líder, cantante y bajista Santiago Motorizado.

El disco se inicia con “El tesoro” que es una típica pieza dark, donde las guitarras juegan una partida más suave y se nota el crecimiento de la influencia de los teclados y las programaciones.

“Ahora imagino cosas” tiene una base bien dark, las guitarras parecen los primeros Strokes, mientras que la voz de Santiago va al frente grave hablando de traiciones de amigos, con un estribillo bien para arriba, que pelea por ser himno del disco con la actitud adolescente de “enfrentarse a todos” ya que no le importa si muere en esas peleas.

“La noche eterna” apela a guitarras casi suaves, la voz triste y melancólica, con un gran trabajo de los sintetizadores y del bajo para una hermosa canción de dark otoñal, casi en la línea de “Pictures of You” de The Cure. La letra tiene una interesante metáfora en la que habla de “derrumbar mi casa y empezar de nuevo”, que podría hacer referencia a la decisión de la banda de cambiar su sonoridad.

La banda se desgarra al igual que su vocalista en “Alguien que lo merece”, mientras que “Las luces” abre con las guitarras saturadas, chirriantes, mientras la base viene trepando desde atrás con la batería con un beat bien ochentoso hasta que gira a una serie de rulos épicos.

El tema que da título al CD arranca con un beat ligero, suave y la guitarra rasgueando cariñosa en un estilo a mitad de camino de los Smiths y New Order, mientras el piano electrónico y los sintetizadores juegan en un instrumental.

“Destrucción” tienen un inicio de bonito y dulce pop británico con una batería a tracción humana cubierta por una maquina de ritmos, las guitarras en sus momentos más dulces para construir la gema más pop en la carrera de Él Mató.

“Excalibur” tiene un arranque acústico con una letra breve de Santiago, que termina preguntándose “por qué”, mientras rasguea una guitarra y los teclados aportan ruidos; “El mundo extraño” apela a guitarras distorsionadas mientras la base suena bien 80’s y Santiago se agita en la idea de conquistar a la chica con novio; el final, con “Fuego” se inaugura con un trabajo conjunto entre los teclados y la batería, a la que se suma un bajo procesado y Santiago invita a una chica a disfrutar la noche.


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