Juan Falú: voz, guitarra y silencios

Invitado al ciclo Aukin Musical, el guitarrista y compositor tucumano compartió un encuentro antes del recital junto a Luis Chávez Chávez, el sábado. Productiva experiencia para músicos y aficionados que disfrutaron de su simpatía y claridad de conceptos.

Poncho resguardando los hombros del fresco atardecer, saco y gorra. Distintivos detalles de la figura que tomó ubicación frente al auditorio que colmó la Sala de Prensa Isabel Moreiras el viernes pasado.

El encuentro –previo al recital que el guitarrista y compositor ofrecería durante la noche del sábado junto al coordinador del ciclo “Aukin Musical”, Luis Chávez Chávez–, fue propicio para el diálogo. “¿Quiénes son guitarristas? ¿Y músicos en general?”, preguntó. Muchas manos en alto como respuesta. “El resto es pura gente nomás”, bromeó el tucumano.

Definió su proceso de formación musical como “sumamente extraño, y no estoy orgulloso de eso. Soy docente y sé lo importante que es el estudio. El instrumento requiere técnica, siempre toqué de oído, nunca fui disciplinado para estudiar. Componía sin saber escribir, me gustaba arreglar y no es fácil siendo autodidacta. Después opté por agarrar la guitarra y dejar que fluyan los sonidos. Hay composiciones mías que no toco por falta de estudio, ni hablar de otras que me gustaría tocar que requieren una técnica”, asumió.

Luego llegó la definición: “el uso de la música es peligrosísimo”. Concepto que explicó señalando que “es una especie de componente natural del día a día, en cualquier lugar y momento”, presencia constante que “degenera las bondades de la música. Uno termina escuchando lo que no eligió, que en general es bastante horroroso. ¿Quién y por qué la elige? Cuando entro a negocios con música ensordecedora, me voy, no puedo hablar. Es un tema serio, ”, consideró.

Resulta una contaminación ambiental, “de la conciencia y de la sensibilidad. Porque una cosa es la hondura, la belleza, que nos hace mejores personas, y otra sustituirlas por sonidos que no dicen nada”. “Es tan alevoso”, amplió, “que conlleva además la necesidad de plantearse la importancia del silencio y de la conversación humana, tapada con sonidos cuyo uso es perverso”.

Lo natural, “sería que, callado ese sonido ambiente, sintiéramos alivio”. Al contrario, “la música fuerte y rápida es favorita del mercado, de los festivales, y eso repercute en el músico, en el público” y su educación.

“Mi formación es sumamente extraña. Componía sin saber escribir, me gustaba arreglar y no es fácil siendo autodidacta”,

reconoce Juan Falú respecto de su condición de autodidacta.

Encuentro enriquecedor

con el maestro

Datos

“Mi formación es sumamente extraña. Componía sin saber escribir, me gustaba arreglar y no es fácil siendo autodidacta”,
Antes del espectáculo con Chávez Chávez, Juan Falú dio una clínica. Llegaron las zambas para reafirmar palabras, ejemplos de conceptos teóricos y técnicos y respuestas a consultas de los asistentes que el músico valoró como “un encuentro muy bueno. Uno se da cuenta cuando hay comunicación, respeto, búsqueda e interés”.
De armonía “no sé nada, la entiendo como una sucesión de cantos. Es una búsqueda, y es apasionante” había expresado Falú antes de invitar a quien quisiera sumar su voz a una interpretación. Escogida “Piedra y camino” de Atahualpa Yupanqui, el maestro sumó creación.

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