Entusiasmo a toda prueba en los fieles de la región

Banderas y sobre todo la camiseta de la selección argentina identificaban a quienes cruzaron la cordillera desde Neuquén y Río Negro para asistir al encuentro en Temuco. Historias de largas caminatas, extensas vigilias y la emoción de escuchar al papa en vivo.

Para los argentinos, la camiseta celeste y blanca es más que un símbolo del fútbol: es el ADN que los identifica en el mundo. No importa si se trata de un evento deportivo, de un paseo por Europa, de la recepción de un premio o un evento religioso, siempre dice “yo soy argentino”. Así lo hacía ayer la gente de la región que fue la misa del papa en Temuco.

Con la camaradería que se generaba, cualquiera pensaba que se conocían hace años, no que se habían visto por primera vez hacía horas. Era al señalar la camiseta y preguntar ¿Argentino? ¿De dónde? Y surgía la charla.

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María Luján Gutiérrez llevaba la suya y respondía con orgullo que es de Lamarque, pero la tonada, por momentos, confundía. Es que en cinco años viviendo en el sur de Chile, el cantito del otro lado de la frontera, se apropia del habla. “Nos vinimos porque tenemos una empresa familiar de insumos para emergencias médicas. Venir, al principio tuvo sus desafíos porque era todo nuevo, una cultura nueva, pero fuimos bien recibidos. Se extraña conversar con unos mates con la gente. La sencillez del argentino, porque la gente acá es más formal y también el asado, pero estamos bien”, contaba.

A pocos metros de allí Carmen Arnau y su familia de Chichinales revoleaban una bandera celeste y blanca. Eran las 8 de la mañana del miércoles y ellos estaban allí desde el martes a las 11 de la mañana. “Es que cuando llegamos a Temuco no encontramos quién nos traiga para acá así que decidimos venir caminando. Fueron unos 9 kilómetros de caminata. No sabíamos bien cuánto podíamos tardar, así que salimos con tiempo”, contó. No parecía interesarles el cansancio ni el dolor que el cuerpo les denunciaba. “Queremos tener la bendición del papa. A dar oraciones para la familia y nuestra comunidad”, decía abrigada hasta las orejas.

Norma Angélica y Teresa Luisa Antolí, desde temprano recorrían el pasillo de los predios para encontrar un lugar para acomodarse a ver la misa. Norma llevaba su atuendo y aferrada contra el pecho una bandera de argentina. En la otra mano había enroscado un rosario que apretaba con fuerza. Contaban que habían llegado desde General Roca y no podían esconder los nervios que les generaba el momento que estaban viviendo.

“Estoy colmada de felicidad. Me vieron en uno de los predios y me dieron el lugar para que llegue hasta adelante y me pueda ubicar para ver al papa cuando pase por aquí. La verdad es que los chilenos nos recibieron con un afecto impresionante”, decía.

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Al pasar por una de las vallas reconocían otra camiseta celeste y blanca y saludaban. Allí se habían ubicado José y Mónica Martínez, también de Roca. Habían llegado a Chile especialmente a la misa. “Tenemos fe y creemos que se puede cambiar, con la oración”, decía José.

Oscar Heredia Maidana, estaba con sus hijos, su mujer y su mamá. Se habían hospedado en Villarrica y para la ocasión llevaba puesta la remera de Argentina y la bandera de Neuquén. En esa familia, había una persona destinada a hablar y era Norma Blanco. “Llegamos muy bien. Este momento es todo. El papa es el representante de dios en la tierra y es un sentimiento muy fuerte”, decía.

Para los argentinos, la camiseta celeste y blanca es más que un símbolo del fútbol: es el ADN que los identifica en el mundo. No importa si se trata de un evento deportivo, de un paseo por Europa, de la recepción de un premio o un evento religioso, siempre dice “yo soy argentino”. Así lo hacía ayer la gente de la región que fue la misa del papa en Temuco.

Con la camaradería que se generaba, cualquiera pensaba que se conocían hace años, no que se habían visto por primera vez hacía horas. Era al señalar la camiseta y preguntar ¿Argentino? ¿De dónde? Y surgía la charla.

María Luján Gutiérrez llevaba la suya y respondía con orgullo que es de Lamarque, pero la tonada, por momentos, confundía. Es que en cinco años viviendo en el sur de Chile, el cantito del otro lado de la frontera, se apropia del habla. “Nos vinimos porque tenemos una empresa familiar de insumos para emergencias médicas. Venir, al principio tuvo sus desafíos porque era todo nuevo, una cultura nueva, pero fuimos bien recibidos. Se extraña conversar con unos mates con la gente. La sencillez del argentino, porque la gente acá es más formal y también el asado, pero estamos bien”, contaba.

A pocos metros de allí Carmen Arnau y su familia de Chichinales revoleaban una bandera celeste y blanca. Eran las 8 de la mañana del miércoles y ellos estaban allí desde el martes a las 11 de la mañana. “Es que cuando llegamos a Temuco no encontramos quién nos traiga para acá así que decidimos venir caminando. Fueron unos 9 kilómetros de caminata. No sabíamos bien cuánto podíamos tardar, así que salimos con tiempo”, contó. No parecía interesarles el cansancio ni el dolor que el cuerpo les denunciaba. “Queremos tener la bendición del papa. A dar oraciones para la familia y nuestra comunidad”, decía abrigada hasta las orejas.

Norma Angélica y Teresa Luisa Antolí, desde temprano recorrían el pasillo de los predios para encontrar un lugar para acomodarse a ver la misa. Norma llevaba su atuendo y aferrada contra el pecho una bandera de argentina. En la otra mano había enroscado un rosario que apretaba con fuerza. Contaban que habían llegado desde General Roca y no podían esconder los nervios que les generaba el momento que estaban viviendo.

“Estoy colmada de felicidad. Me vieron en uno de los predios y me dieron el lugar para que llegue hasta adelante y me pueda ubicar para ver al papa cuando pase por aquí. La verdad es que los chilenos nos recibieron con un afecto impresionante”, decía.

Al pasar por una de las vallas reconocían otra camiseta celeste y blanca y saludaban. Allí se habían ubicado José y Mónica Martínez, también de Roca. Habían llegado a Chile especialmente a la misa. “Tenemos fe y creemos que se puede cambiar, con la oración”, decía José.

Oscar Heredia Maidana, estaba con sus hijos, su mujer y su mamá. Se habían hospedado en Villarrica y para la ocasión llevaba puesta la remera de Argentina y la bandera de Neuquén. En esa familia, había una persona destinada a hablar y era Norma Blanco. “Llegamos muy bien. Este momento es todo. El papa es el representante de dios en la tierra y es un sentimiento muy fuerte”, decía.

“Tenerlo tan cerca es una maravilla. Y si no aprovechábamos ahora a vivir este momento no lo íbamos a poder hacer”.

Mónica Martínez, de Roca, que viajó junto a su esposo José para ver al papa.

Neruda, Mistral Violeta Parra y La Ley, citados en los discursos

Amante de la literatura, el papa Francisco homenajeó con citas a tres de los más reconocidos autores de la nación andina: Gabriela Mistral, Violeta Parra y Pablo Neruda. Durante su encuentro con jóvenes, apeló a una estrofa del grupo de rock La Ley.

En su primera alocución pública en La Moneda, el papa se refirió a Chile y a su “desenfreno de penínsulas y canales”. La cita proviene de un artículo llamado “Elogio de la Tierra de Chile” que Mistral escribió en 1934 . Mistral, la primera mujer iberoamericana en recibir el premio Nobel, en 1945, volvió a ser citada por Francisco en ese mismo primer discurso, cuando dijo: “El alma de la chilenía es vocación a ser, esa terca voluntad de existir”. Otra mujer ilustre de las letras chilenas, y en su caso también de la música, fue Violeta Parra. Su composición “Arauco tiene una pena” también fue evocada por Francisco en el Aeródromo de Maquehue. El tercer escritor chileno al que el papa recurrió fue Pablo Neruda. En la misa que ofició ayer martes en el Parque O’Higgins, Santiago de Chile, Francisco explicó que la esperanza “es el nuevo día, la extirpación de una inmovilidad, el sacudimiento de una postración negativa”, tomada de la novela “El habitante y su esperanza”, que Neruda escribió en 1926.

Durante su encuentro con los jóvenes en Maipú, el pontífice citó la canción “Aquí” de La Ley: “El mundo que gira al revés pretende sumergirme en él, ahogando mis ideas”, recordó del tema éxito del grupo chileno.

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“Tenerlo tan cerca es una maravilla. Y si no aprovechábamos ahora a vivir este momento no lo íbamos a poder hacer”.

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