En esta parte de Chile nadie hace shopping

Ni televisores, ni celulares, ni zapatillas. La propuesta es ingresar a través de Futaleufú y disfrutar de ventisqueros colgantes, fiordos, selva, lagos y termas en un tramo de la hermosa Carretera Austral.

Para que nuestro bosque este siempre verde es imprescindible que llueva casi todos los días”, es la respuesta siempre cálida de los habitantes de Puerto Cisnes, un encantador poblado de pescadores emplazado en un paisaje de ensueño.

El pavimento recién terminado les está cambiando la vida: no solamente permite una vinculación más fluida con Coyhaique (la capital regional), Puerto Aysén y Argentina, sino que facilita la llegada de los turistas que van diversificando la economía tradicional de la pesca, la leña y la ganadería. Varios complejos de cabañas, hoteles, restaurantes, agencias de viaje y artesanías así lo demuestran.

Las enormes nalcas y helechos, plantas de tepa y tepú, coihues de alturas increíbles que coronan la selva valdiviana caracterizan cada recodo de la Carretera Austral que atraviesa el Parque Nacional Queulat, mientras se suceden los lagos y lagunas de un verde intenso, donde reinan los cisnes de cuello negro, caiquenes, chucao, carpintero negro y martín pescador. Cada tanto, en el camino, se cruza un gato guiña o un coipo apurado por volver al agua.

Un capítulo aparte para los ventisqueros colgantes que llegan casi hasta los valles y se desploman a través de enormes cascadas que alimentan los ríos caudalosos que pronto caen al mar. Como si no alcanzara tamaña manifestación natural, toda la zona permite deleitarse con un descanso reparador en cualquiera de las fuentes termales que brotan al pie de cada volcán.

Solo cada tanto, tamaño ecosistema admite la presencia humana que se manifiesta con un fundo donde pastan las vacas, caballos y ovejas, cerca de las casonas centenarias y casi intactas desde la época de los colonos.

“Esta es la Patagonia chilena, no venga sin una cámara en su mano. Acá la aventura aparece simplemente con entrar unos metros al bosque, mojarse con la lluvia que cae de los árboles y quedarse en completo silencio para disfrutar del canto de los pájaros, sintiéndose parte de un santuario mundial único que debemos preservar para muchas generaciones venideras”, reflexiona Rosita, la dueña de un restaurante de La Junta, que le dará la bienvenida con un caldillo de mariscos o un salmón rosado a la mantequilla.

Con todo, la región permite combinar los momentos necesarios de quietud con actividades de trekking y deportes acuáticos, tales como el rafting y el kayak. Además se pueden hacer cabalgatas o pesca recreativa, tratando de capturar la trucha de un lago o un róbalo o sierra desde el muelle costero del puerto Raúl Marín, Puyuhuapi o el mismo Cisnes.

Se hace camino

Para quienes viajen desde Argentina, la propuesta es entrar desde El Bolsón hasta Trevelin (190 km). Ingresar a Chile a través de Futaleufú (un pueblito turístico muy lindo) y desde allí dirigirse hasta La Junta (150 km), pasando por Puerto Ramírez, lago Yelcho y Villa Santa Lucía, donde se empalma la Carretera Austral.

El recorrido atraviesa el Parque Nacional Queulat, incluyendo en la cabecera norte al lago Risopatrón, con su forma alargada y una extensión aproximada de 12 kilómetros, donde las orillas están cubiertas de una densa vegetación casi impenetrable y las montañas que caen en forma abrupta hasta sus aguas.

A 50 km de La Junta aparece Puyuhuapi, uno de los puntos más impactantes, con su caleta cubierta de lanchas pesqueras y un poblado de 500 habitantes que conserva su arquitectura desde el tiempo de los colonos alemanes. Incluso se puede visitar allí una fábrica de alfombras, que hoy es una atracción turística y permite tener una idea de la visión que tuvieron aquellos pioneros al emprender su propia aventura en este lugar, hace más de un siglo. Por si hace falta, hay disponible buena hotelería y gastronomía.

Desde allí hacia el sur comienza la etapa más atrayente del viaje. Son 87 km (en partes están construyendo el pavimento) que al principio va bordeando los fiordos del océano Pacífico (defines, lobos marinos y aves siempre a la vista), hasta el embarcadero de las famosas termas de Puyuhuapi, un lodge y spa de alto nivel calificado como “un espacio privilegiado donde convergen las aguas de mar, de cascada y termal”, que surgen a 85 º C (aunque las terapias son a 47º C).

Entonces la ruta se adentra en la cordillera y el viajero no deja de asombrarse: el Ventisquero Colgante (descubierto en 1875 por el capitán Enrique Simpson) es una masa de hielo suspendida en la altura de la cordillera de la que frecuentemente se desprenden gigantescos bloques. Si se queda en silencio, pronto se escuchan los truenos amplificados por los cañadones.

Enseguida comienza la trepada al portezuelo Queulat, con interminables curvas que van serpenteando hasta la cumbre y permite las vistas más impresionantes de los nevados y los ventisqueros que parecen venirse encima.

Pronto aparece el salto del Cóndor, una caída de agua de 40 metros, y el Sendero del Bosque Encantado, que lleva por un jardín de musgos, líquenes y hermosos árboles. Permite acceder –al final del recorrido– a una laguna color turquesa a los pies de una pared de roca en forma de anfiteatro en la que es posible observar témpanos.

Por allí nomás está el salto Padre García y la laguna Témpanos, de color lechoso porque recibe los deshielos del glaciar colgante Queulat. Se llega al mirador luego de cruzar una pasarela suspendida y después de caminar un sendero de 600 metros.

Finalmente, la Piedra del Gato es un farellón rocoso que cae sobre el río Cisnes. Además de su belleza escénica, posee un gran valor histórico ligado a la construcción de la Carretera Austral.

Un par de kilómetros más adelante está el ingreso, por la nueva ruta pavimentada, hasta Puerto Cisnes. Son 30 km que conducen directamente al encuentro de otro paraíso por descubrir.

Hospedaje

Aventuras en una ruta de 1.240 kilómetros

Delfines, pingüinos

y lobos marinos

Datos

$ 40.000
chilenos (unos $ 920 argentinos) cuesta en promedio una cabaña para
4 pax en Puerto Cisnes.
La Carretera Austral es un destino turístico en sí y el escenario ideal para el turismo aventura, ya que es un viaje por los paisajes más atractivos de la Patagonia chilena, pasando por la cordillera de los Andes, ríos, lagos, bosques impenetrables, volcanes y termas, glaciares milenarios, fiordos y canales, lo que lleva al viajero a descubrir lugares de extraordinaria belleza.
Parte desde Puerto Montt y culmina en Villa O’Higgins, cerca del Campo de Hielo Sur, tras recorrer más de 1.240 kilómetros y 229 kilómetros de caminos transversales, internándose por paisajes con montañas y bosques de coihues milenarios, notros, lengas y nalcas gigantes
Desde Puerto Cisnes se puede hacer un tour hasta la Isla Magdalena.
Es un Parque Nacional al que se accede cruzando el canal Puyuhuapi, para el avistaje de los delfines “Nariz de botella”, además de pingüinos, lobos marinos y el privilegiado paisaje natural que incluye una vista panorámica y exclusiva del glaciar Queulat.
La excursión, como si fuera poco, termina con un asado y un baño termal donde la temperatura del agua solo se enfría con las olas que entran a la pileta desde el mar. Sobresale la atención personalizada y amable de los organizadores de la travesía (www.tourbellavista.cl).
Costo por persona: $25.000 ($574 argentinos), menores $15.000 ($344).

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