40 años de «Back in Black»: la redención de AC/DC

El 25 de julio de 1980, la banda australiana editada su mejor disco, unos pocos meses después de sufrir la pérdida de Bon Scott, su carismático cantante y principal letrista.

«No vas a creer esto, pero Bon murió”. La frase, salida de gargantas incrédulas y almas en shock, comenzó a escucharse desde muy temprano aquella mañana del 19 de febrero de 1980. En pocas horas, todo Londres supo de la noticia. Hacia la afueras, aún era un rumor que poco a poco fue convirtiéndose en un dato chequeado: Bon Scott, la voz líder de AC/DC, su alma mater, el frontman que hizo que aquella banda australiana hecha de inmigrantes escoceces fuera posible, sí, había muerto.



AC/DC había había trabajado duro desde que reclutó a Bon como cantante, en septiembre 1974. Desde entonces, habían grabado seis discos, incluido el por entonces más reciente “Highway to Hell”, el disco que por fin los había elevado a nivel global, pero sobre todo ubicado en la escena norteamericana realmente en serio. Para 1979, el grupo que habían fundado los hermanos guitarristas Angus y Malcolm Young, y a los que se habían sumado el baterista Phil Rudd y más tardíamente, en 1977, el bajista Cliff Williams, parecía haber encontrado su mejor formación. Pero todo se vino abajo con la muerte de Bon Scott, justo cuando comenzaban a trabajar en el que sería su disco definitivo. Sin embargo, lo fue. AC/DC asumió el desafío de componer al sucesor de “Highway to Hell” sin su cantante y principal letrista. El resultado fue “Back in Black”, editado el 25 de julio de 1980.
Nunca antes (ni después), una banda logró sobreponerse a la muerte de su frontman. Más aún: nunca antes (ni después)una banda se atrevió buscarle un reemplazante y sostener su reputación durante los siguientes 40 años. Y todo en apenas cinco meses. Porque ese fue el tiempo que pasó entre la muerte de Bon Scott y la edición del disco «Back in Black”, en el medio los Young se hundieron en el tormento y la incertidumbre, volvieron para, reclutar un nuevo cantante, hacer un disco desde el vacío (¿lo hicieron?, veremos) y tocar el cielo con las manos, justo ellos, que habían conducido a toda velocidad por la autopista al infierno.

Angus y Malcolm estaban trabajando en la preproducción del disco cuando sobrevino la muerte de Bon. Las primeras y únicas sesiones para “Back in Black” -el nombre ya estaba resuelto desde entonces- con el cantante fueron entre el 12 y el 15 de febrero. “Bromeamos con Bon sentado a la batería, como aquel día que fue a la sala por primera vez queriendo ser el baterista de la banda”, recordaba Angus, citado por Jake Brown en el libro “AC/DC en el estudio: las historias detrás de cada álbum”. Cuando Bon Scott se apareció por la sala de ensayo de la banda, en el 74, lo hizo porque quería ser el baterista de la banda; en cambio, los Young sabían que era el cantante perfecto para ellos: era un auténtico forajido.


“Después de la muerte de Bon, para nosotros ya no había nada”, resume Malcolm. Pero sabían que más temprano que tarde iban a tener que enfrentarse a la pregunta obvia de si seguir o no como banda. Y la respuesta la tuvieron cuando el padre de Bon les dijo que tenían que seguir adelante. La madre también los alentó: “Salgan y encuentren un nuevo cantante. Bon lo hubiera querido así”, les dijo.
Pero, aún con la bendición de los padres de Bon Scott , la banda sentía que no había ambición alguna para seguir. “No podemos reemplazar a Bon, es tan simple como eso”, pensaron cuando, de regreso a Londres, la discográfica le mostró una lista de posibles cantantes.
De a poco, volvieron. Primero, los hermanos regresaron al estudio a tocar. “Reunámonos y sigamos con lo que estábamos haciendo”, lo alentó Malcolm a Angus. “El estudio de grabación fue la mejor terapia para superar la muerte de Bon”, revelaron. De alguna manera el estudio fue terapéutico para ellos.


Una vez que los hermanos volvieron a trabajar en las nuevas canciones decidieron que se trataría de un homenaje a Bon y estaban ansiosos por empezar a grabar.
Después del éxito de “Highway to Hell”, sentían que lo que vendría iba a ser el mayor desafío en la historia de la banda. Pero cómo hacerlo sin Bon. O lo que es lo mismo: cómo reemplazarlo.


El disco vendió más de 50 millones de copias, lo que lo convierte en el segundo más vendido de la historia de la música detrás de «Thriller», de Michael Jackson.



Como Angus le dijo a Classic Rock: “Cuando tuvimos todas las canciones supimos que llegado el momento que veníamos postergando, el de buscar un cantante. Ya no quedaba nada más por hacer, hacía falta el cantante”.
Finalmente, decidieron comenzar a audicionar para el nuevo cantante. Muchos y muy buenos cantantes pasaron por la audiciones, pero todos repetían la fórmula y, como dijo Angus, no imaginaban a David Coverdale cantando las canciones de AC/DC. Todo cuando apareció el nombre de Brian Johnson.


Curiosamente, fue el propio Bon quien les había presentado su nombre cuando les habló de él y de su banda, Geordie. Se los había descripto como un gran cantante de rock ‘n roll al estilo de Little Richard; y Little Richard era el gran ídolo de Bon Scott.
Como cita Brown en su libro, Angus le había contado a The Guardian que lo que pasó aquella noche, y que tanto impresionó a Bon de la performance de Brian Johnson, sucedió por razones bien diferentes al rock n’ roll: Parece que la noche que Bon vio a Brian en escena le impresionó porque gritaba a toda velocidad y luego se tiraba al suelo y rodaba gritando. «¡Era genial! y para colo no pudo tener un mejor bis ¡entraron y se lo llevaron!», recuerda Angus que les contó un entusiasmado Bon.


Lo cierto fue que lo que allí ocurrió fue que Johnson tenía un ataque de apendicitis y que del escenario fue directo a un hospital. “El (Bon) estaba allí con su banda Fraternity y yo estaba en agonía y me dejé llevar”, recordó Brian sobre aquella noche de mediados de los 70.
A los Young les intrigaba la historia de la pasión de Scott por Johnson como interprete y vocalista. “Queríamos a alguien que pudiera hacer lo que hizo Bon y que fuera un personaje real. Pero no una imitación perfecta, sino alguien como él, pero genuino. Alguien con el que nos pudiéramos ir a tomarnos unas cervezas, nada de esos tipos virtuosos y arrogantes que dominaban la escena del rock del momento”.


Pero Brian Johnson estuvo a punto de no ir a la audición. Por varias razones: porque a sus 32 años creía que su tiempo de como cantante de rock había pasado, pero sobre todo porque no tenía dinero ni siquiera para sacarse un pasaje desde Newcastle a Londres. Un amigo le consiguió una grabación para una jingle publicitario, que era algo que él hacía como extra a su trabajo en un taller mecánico, con lo que podría costear el viaje y ver qué onda.
“Tenía 32 años cuando los conocí y me dije: ¿qué daño puede hacer cantar algunas canciones con estos tipos? Y cuando lo hice se me puso la piel de gallina como nunca antes”. Fue Malcolm el que llamó a Brian para que se uniera a la banda. Y como casi toda la historia de este increíble disco: de la noche a la mañana un cantante casi retirado se convirtió en la voz principal de la banda más grande de hard rock.
Una vez resuelto el tortuoso asunto del cantante, la banda decidió alejarse del centro de la escena para grabar el disco. Dejaron Londres y se instalaron en los legendarios Compass Point Studios de la isla de Nassau, en las Bahamas.

Bon Scott, el carismático y talentoso cantante y letrista de AC/DC muerto en febrero de 1980.


Pero las cosas no fueron tan idílicas como puede imaginarse de un lugar como ese. Brian Johnson recordaba en una entrevista le dijo a Susan Masino, biógrafa de la banda: «No era un paraíso tropical. No todas fueron playas blancas. Apenas llegamos se desató un temporal que lo inundó todo y nos dejó varios días sin luz»
Angus, por su parte, en una entrevista para la BBC, mencionó que algunos habían sido asaltados en la playa y otros, menos afortunados, directamente asesinados en la playa. «A nosotros también nos robaron. La señora que solía venir y que cuidaba el lugar tenía un gran machete. Ella solía decir: ‘Escucha, si alguien asoma la cabeza por esa puerta y no lo conoces, cortala!'». Malcolm reconoció que, más de una vez, daba miedo estar allí, «al mismo tiempo perder a Bon y todo eso que aún rondaba en nosotros… fue un álbum difícil de hacer».

La portada del exitoso disco de AC/DC.


Para Tony Platt, el ingeniero de grabación de AC/DC desde «Highway to Hell» y uno de los cerebros detrás del éxito de la banda, junto con el productor Mutt Lange, Compass Point era un lugar extraño para hacer un disco de rock: «Yo hubiera elegido un estudio con un techo más alto y un área de piso más amplia, pero estábamos allí por razones que no eran necesariamente creativas o estéticas, por lo que tuve que decidir qué hacer con esa sala para lograr el sonido que quería. Por ejemplo, quería más ambiente para la batería. Entonces, lo que hice fue caminar por la sala golpeando un tambor para encontrar un lugar donde sonara mejor. Y había un lugar justo en el medio donde el tambor sonaba más grande, mas brillante y más fuerte que en cualquier otro sector; y resultó que allí el techo estaba un poco más alto porque anteriormente había un baño allí y el techo no había sido modificado. Por lo que armamos justo ahí el kit de batería con la caja justo debajo de ese punto y el bombo un poco al frente para aprovechar la acústica natural».


La canción «Back in Black» fue clasificada en el número 187 dentro de la lista de las 500 mejores canciones de todos los tiempos de Rolling Stone, y el single «Shoot to Thrill» es considerado la canción más lograda de la banda. El álbum se colocó en la posición 73 de la lista de los 500 mejores álbumes de todos los tiempos de Rolling Stone.



Y, como había sucedido un año antes con «Highway to Hell», las cosas entre la banda y Mutt Lange funcionaron a la perfección. Cuenta Jake Brown en su libro que Lunge y Platt prestaron atención al trabajo de guitarra de los Young, creando un sonido que la BBC llamaría «heavy riffed and big hearted», algo así como riff pesado de gran corazón. «Mientra ellos tocaban tratábamos de mezclar los sonidos de una manera que capturara la canción lo mejor posible. No fue tanto lo que hice bien sino lo que no hice mal porque cuando estos dos muchachos tocan rock, lo hacen mejor que nadie. Punto. Mejor cualquier otra banda del planeta, al menos en lo que a mi respecta. Así, lo único que tenía que hacer era no cagarla».
Platt explicó así el lazo musical de lo hermanos Young: «Tienen una técnica muy simple en la que básicamente tocan al unísono, pero lo hacen en diferentes puntos, tocando diferentes inversiones de los mismos acordes. Así que no obtienes ese tipo de efecto de coro de las dos guitarras tocando al unísono que obtendrías si estuvieras tocando en la misma posición, solo sonaría como una guitarra grande».
Acerca de la inspiración específica del riff clásico de la canción «Back in Black», Angus le contó a Guitar World que estuvo a punto de no suceder. Durante la gira de «Highway to Hell», Malcolm le contó a su hermano que tenía un par de ideas que lo tenían loco y que tenía grabadas en un casete. Una de ellas era el famoso riff inicial. Le preguntó qué pensaba. Me parece bien, le dijo. El iba a borrarlo para reutilizar la cinta porque los casetes eran un elemento difícil para ellos en aquel tiempo. «No lo tires! Si no lo querés me lo quedo. De hecho nunca pude hacerlo exactamente como él lo tenía en la cinta. Para mis oídos todavía no toco bien esa cosa»!, confesó Angus.
En una entrevista a la revista Mojo, Brian Johnson contó sus sensaciones al grabar aquel disco con AC/DC: «Estaba realmente asustado pero nunca me hicieron sentir como si estuviera parado en los zapatos de un muerto. Recuerdo haber pensado ¿funcionará esto? Si no funcionaba sería el chivo expiatorio más grande que se haya conocido en el mundo».
Pero funcionó. «Brian cantó genial. Puso una pequeña sonrisa en nuestra cara por primera vez desde Bon», reconoció Malcolm.
Platt fue más enfático sobre la performance del cantante: «Tenías que quitarte el sombrero ante él. Entrar a esa sala en esa situación y cantar así, fue algo increíble».

La edición de «Back in Black», el 25 de julio de 1980, y la notoria ausencia de Bon Scott en los créditos disparó decenas de rumores que hasta el día de la fecha siguen haciendo ruido. ¿Cómo es que no aparece un tipo que ya trabajaba en las letras del disco? ¿Es que realmente no hubo nada suyo? ¿Es posible que su talento como letrista no tenga presencia en un disco magnífico como este y que alguien como Brian Johnson, que no escribía desde hace años y que, cuando lo hizo fue en una banda intrascendente, pero que en un par de meses haya sido capaz de hacer una decena de hits? ¿Puede ser que semejante disco haya sido compuesto en tan poco tiempo?

El periodista Jesse Fink fue quien más profundamente indagó en este asunto y no tiene dudas: Bon Scott fue parte de «Back in Black». Demasiados testimonios lo sostienen. De toda las razones por la cuales los Young excluyeron a su ex cantante quizás la más lógica sea que ubicarlo como autor de las letras habría debilitado a su reemplazante, que necesitaba de todo el apoyo para ganare un lugar nada cómodo.

Como sea, AC/DC construyó el disco más importante de la banda y el que le dio un viento de cola que se mantiene hasta la actualidad. De sus diez canciones, cinco son clásicos inoxidables: “Hells Bells”, “Shoot to Thrill”, “You Shook Me All Night Long”, “Rock ‘n’ Roll Ain’t Noise Pollution” y, por supuesto, la que da nombre al álbum, “Back in black”.

Desde entonces, AC/DC grabó otros once discos, varios de ellos muy buenos, como “The Razors Edge” (1990), que incluye los hitazos como “Thunderstruck” y “Moneytalks”. Sin embargo, ninguno tuvo el impacto y la inspiración creativa que tuvo “Back in Black”, un disco que 40 años después sigue iluminando el camino del hard rock.


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