Aute cumple su promesa y cantará en Neuquén 

Después de una visita fallida hace dos años, finalmente Luis Eduardo Aute llegaría a Neuquén con sus canciones en mayo. Había prometido volver y parece que cumplirá su compromiso.

NEUQUEN (AN).- Le dicen multifacético. Es verdad. Escritor, compositor, pintor y al mismo tiempo cineasta. Su nombre, Luis Aute.

Mitad filipino por nacimiento y sangre materna. Español varias veces, por ser catalán el padre, su parentela paterna y una rama de la materna.

Después de dos años, finalmente cumplirá con la promesa de actuar en Neuquén. Llegará en mayo, adelantaron a esta agencia sus representantes en la Argentina, los empresarios Luis y Martín Alfiz, de Alfiz Producciones, con asiento en la capital federal.

Parte de la entrega es regalar manojillos de impecables historias cantadas, en las que alardean la ternura y la mordacidad. Como la de su «Alevosía».

Tiene la edad exacta para alardear experiencias. A los 57 años -según consta en las actas de Manila que se firmaron un 13 de setiembre de 1943, en plena ocupación japonesa-, este delgado y fumador «gallego» lleva por lo menos treinta en un «mano a mano» con la música.

Se dice que Aute, entre los españoles, es quien imprime en su música la huella más personal, plena de significado, íntima hasta calar el alma. Pero sobre este punto cualquiera puede aceptar o rebatir.

Se inició en el mundo de la canción en 1967. Adicto al rocanrol, imitador a los 16, de Elvis Presley fue irreductiblemente una veleta infiel. Al mismo tiempo amó apasionadamente a los Beatles, como casi todos los que nacieron entre el 40 y el 50.

Se cruzó con las baladas de Joan Báez y Bob Dylan y siguió para ese lado, como un cachorro callejero. Con Bob como referente nacen «Rosas en el mar» y el «Aleluya número 1», queriéndosele parecer con la primera a «Soplando en el viento» y en el aleluya pretende imitar infelizmente el surrealismo de «Una fuerte lluvia va a caer».

«No te pertenezco» le dijo a la música e hizo lo que se le vino en ganas. Tendría también 16 años, cuando inauguró su primera exposición pictórica en Madrid. «Vendí bastante y la crítica empieza a tratarme como niño prodigio». ¿Qué más quiso?, le sacó ventajas. Hasta hoy lleva medio centenar de muestras individuales y otras tantas colectivas. Sus manos no descansan. Un par de libros de poemas también lo hace famoso y le arrima buen dinero. Porque se alza con más de siete ediciones de 6 mil ejemplares cada lanzamiento -«La liturgia el desorden» y «La matemática del espejo»- y otro más que lleva el mismo rumbo de los anteriores: «Animal». Y despunta otra virtud. Aute se llama a sí mismo «aprendiz de cineasta», pero hace las cosas bien.

Aute grabó un disco cuando apenas era un muchacho y hoy por hoy, tiene reunidas más de veinte placas que giran por todo el mundo. Sin embargo por estas tierras anda algo rezagado con respecto de otros trovadores españoles, por caso Serrat y el mismísimo Joaquín Sabina.

En Argentina, un selecto círculo de «autistas» lo tiene como su más preciado platillo. Son acérrimos seguidores de impecables historias, salidas de álbumes como «Entre amigos», concierto grabado en el teatro Salamanca de Madrid, en el que estrechaba lazos con Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Joan Manuel Serrat y Teddy Bautista.

Otras se escuchan desde «Mano a mano» o del compacto «Alevosía», el disco -justamente- que la gente de por aquí se quedó esperando en vivo, en 1998. 


NEUQUEN (AN).- Le dicen multifacético. Es verdad. Escritor, compositor, pintor y al mismo tiempo cineasta. Su nombre, Luis Aute.

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