Impulsan la creación de una reserva urbana entre Bariloche y Dina Huapi

La reserva estaría en un predio de 9 hectáreas, en la desembocadura del río Ñirihuau. Allí habitan 49 especies de aves.

En enero del año pasado, un incendio forestal en la zona de El Rebenque, a orillas del río Ñirihuau, consumió alrededor de 26 hectáreas en el límite entre Bariloche y Dina Huapi, y generó alarma. Los vecinos quieren que no vuelva a ocurrir y que se proteja mejor a la naturaleza. Proponen que se establezca una reserva urbana en un predio de 9 hectáreas, en la desembocadura del río Ñirihuau.

La reserva soñada estaría en una zona de transición entre el bosque y la estepa. Un espacio verde entre dos ciudades que poco a poco va quedando relegado por el crecimiento urbano que se produce a ritmo acelerado.

Ese lugar tan rico en biodiversidad, hoy es territorio de nadie. Los motoqueros hacen circuitos, la gente corta árboles, pernocta en el lugar, se hace fuego pese a los carteles que indican que está prohibido y los autos se meten casi hasta el río”, describió Gabriel Romero, integrante del Club de Observadores de Aves (COA) Bandurria de Dina Huapi, y uno de los impulsores de la reserva urbana de Ñirihuau.

Del total de superficie para la reserva, 5 corresponden a Vialidad Nacional y otras 4 al municipio de Dina Huapi. El proyecto para preservar ese sector fue presentado en marzo a las autoridades municipales que, a su vez, elevaron una propuesta de refuncionalización del lugar ante el Gobierno nacional.

La desembocadura del río Ñirihuau que -en lengua mapuche significa “Cañadón de los ñires”- se encuentra en un ambiente de transición donde confluyen especies del bosque andino-patagónico y de la estepa patagónica. Contiene pequeños grupos de maitenes, chacay (una especie fijadora de nitrógeno), michay y palo piche, entre otras, forman parte de ese sector. La diversidad de flora genera recursos para las aves, pero en la costa y los islotes del río circulan pequeños reptiles y anfibios.

Sobrevuelan cauquenes, teros, garzas, patos maiceros, patos overos, aguilucho común y biguás. Según la plataforma E-Bird, la desembocadura del río Ñirihuau en el lago Nahuel Huapi registra la presencia de unas 49 especies de aves. Algunas de ellas son migratorias del Ártico. “Hay aves que usan ese rincón como base. Hay mucha diversidad. Siempre encontramos más y más especies y eso es un indicador de la salud del lugar. Por eso, es necesario preservarlo”, expresó Verónica Monteagudo, otra integrante del COA Dina Huapi.

“Al declararse reserva -agregó Romero- habría un modelo de contratos, acuerdos y un mantenimiento adecuado del lugar. Se trata de generar senderos, cartelería, hacer educación ambiental con otras instituciones, incluso escuelas de Dina Huapi, Ñirihuau y Bariloche”.

El proyecto incluye una casilla de observación de aves, actividades de reforestación con especies nativas y el retiro progresivo de la flora introducida invasora, además de la implementación de un área de estacionamiento y la colocación de tocones o algún otro sistema para evitar el acceso de vehículos a los distintos brazos del río.

Las lagunas El Trébol, Morenito Ezquerra y Fantasma en Bariloche surgieron también por vecinos que se unieron para cuidar un determinado lugar».

Carla Pozzi, bióloga del parque Nahuel Huapi.

La iniciativa también contempla senderos para realizar recorridas, con carteles informativos sobre la flora y la fauna del lugar, la historia o los cerros que se observen desde el lugar. Hacia el oeste, deslumbra una panorámica de la ciudad de Bariloche, el lago y la cordillera. Del otro lado, hacia el cerro Leones, sobresale una especie de “aula natural” vinculada al estudio de la formación geológica.

“La idea es invitar a que la comunidad se apropie del lugar. Siempre está esa dicotomía de que al crear una reserva, la gente ya no puede acceder. No es la idea”, aclaró Romero. En este sentido, Monteagudo insistió en la necesidad de “cambiar el paradigma”: “La reserva no es algo que esté preservado, inmaculado. Se trata de racionalizar el manejo. La idea es que el impacto sea en un solo lugar”.

La bióloga del parque nacional Nahuel Huapi, Carla Pozzi, destacó la importancia de generar reservas urbanas en el contexto del parque nacional Nahuel Huapi. “Son corredores de biodiversidad que permiten a las especies ir y venir del parque al ejido municipal y viceversa. Esos corredores son claves para su conservación”, definió Pozzi.

El Municipio de Bariloche ya cuenta con cuatro reservas urbanas (Las Cartas, Morenito-Ezquerra, Laguna Fantasma y El Trébol) que se concentran en el oeste de la ciudad.

«Las reservas cuidan cuerpos de agua, como lagos, lagunas y humedales. Esta iniciativa sería la primera hacia el este. Y es interesante porque de un lado la costa del río Ñirihuau es Bariloche y del otro, Dina Huapi”, especificó la bióloga.

Advirtió que “si se logra mejorar la calidad de hábitat y la vegetación nativa, las aves usan el lugar. No sucede lo mismo con un lugar deteriorado. Los animales no van si no hay alimento o buena calidad de agua”.

Pozzi puso como ejemplo el huillín, una especie en peligro de extinción. “En entrevistas con algunos pobladores de la zona contaban que esta especie usaba la desembocadura del Ñirihuau. De mejorar las condiciones del lugar, el huillín podría recuperar el área para habitar”, añadió.

Buscan fondos de Nación

La intendenta de Dina Huapi, Mónica Balseiro, ya presentó el proyecto de Refuncionalización de la desembocadura del río Ñirihuau en el programa Argentina Hace, que está destinado a obras de servicios o de turismo.

“Hablamos de un lugar muy usado en el verano. Llegan con los autos hasta el agua, no cuidan, no limpian y no se llevan la basura”, aseguró la intendenta, al tiempo que coincidió con la posibilidad de “crear una reserva para preservar el lugar, revalorizarlo y hacerlo turísticamente atractivo”.

El monto máximo, en caso de acceder al programa, es de 14 millones de pesos y hay un plazo de 6 meses para implementar el proyecto. “La idea es armar una playa de estacionamiento, delimitarla para evitar que los autos lleguen hasta el agua, hacer una pasarela para personas con discapacidad y gente de la tercera edad, colocar cartelería con información, un mirador y un bar con deck, con baños públicos”, puntualizó.

Los observadores

Tiempo después del incendio en El Rebenque, un grupo de vecinos de Dina Huapi conformó el Club de Observadores de Aves (COA) Bandurria, que forma parte de una red que coordina Aves Argentinas, una organización nacional con más de 102 años de vida.

Aves Argentinas, a su vez, es miembro de BirdLife International, una red internacional de organizaciones dedicadas a la conservación de la naturaleza. A las salidas de avistajes, siguió el proyecto para crear una reserva urbana en el sector de la desembocadura del Ñirihuau que fue presentado en marzo de este año.


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