Southern Winds: los detalles ocultos de la causa de las valijas
Una llamativa deuda de u$s 500.000 que SW debía cancelar en octubre.
BUENOS AIRES (Agencia Buenos Aires)- Como el agua sucia que yace debajo de una baldosa, las pruebas se acumulan y prometen salpicar, cuando desborden, todo lo que se encuentra cerca de ellas.
En las últimas semanas, nuevos elementos engordaron la instrucción.
La justicia quiere determinar la relación que podría existir entre una deuda que debía cancelar Southern Winds en octubre del 2004, cercana a los 500 mil dólares, y las valijas con 58,9 kilos de cocaína que volaron un mes antes a Madrid, cuyo precio de comercialización, en Europa orilla esa cantidad de dinero. Quiere investigar, además, qué grado de veracidad guarda la teoría de que SW, si nada de esto hubiese ocurrido, habría intentado obtener una cotizada ruta aérea que conecta España con China, lo que le hubiera permitido llegar a los millones de consumidores de Oriente. Esa misma línea de investigación es la que sospecha que el caso estalló de la forma que lo hizo porque el desmadre de valijas voladoras era insostenible. «Ninguna de las 800 o más valijas con cocaína que viajaron antes -cuenta una alta fuente judicial- tenía faja de Embajada argentina. Lo que se cree es que los implicados se 'cortaron solos', se mandaron una piolada y le tocaron el negocio a otros. Entonces los 'delataron': bajaron las valijas del avión -antes las retiraban directamente de allí-, las colocaron en la cinta y encima le pusieron la faja de l Embajada argentina «. Era la manera para implicar, de forma inapelable, al Estado, subsidiario, casi socio, de SW.
La causa, por la que cuatro ex empleados de la compañía están procesados y detenidos, afronta horas decisivas: esta semana el nuevo juez, Bernardo Vidal Durand, deberá resolver un puñado de cuestiones pendientes tras la expulsión de su colega Carlos Liporace.
En primer lugar, Vidal Durand, quien atendió otros episodios ruidosos vinculados al narcotráfico, deberá confirmar el procesamiento de los cuatro detenidos y pronunciarse sobre si acepta o no la recusación, presentada por dos empleados de SW, de la fiscal Gabriela Ruiz Morales.
Según le relató una alta fuente judicial a este diario, la fiscal cree que los elementos jurídicos para aceptar su recusación son insostenibles, pero, al haber adquirido la causa un altísimo contenido político, no es descabellado pensar en su recusación. No en vano el jueves pasado un buen número de legisladores, encabezados por la diputada Alicia Castro, le envió al procurador general de la Nación, Esteban Righi, una carta de apoyo hacia la fiscal.
Ahora bien, ¿cuáles son las pruebas con las que cuenta Vidal Durand para culpar a los procesados o, más aún, para llegar a la verdad? No son las deseadas porque, como se cree en la fiscalía, se perdió un tiempo de oro. En primer lugar, y para continuar con una larga tradición de inoperancia de cierto sector de la justicia nativa, el magistrado anterior cometió casi una torpeza jurídica al no allanar de inmediato las oficinas de SW, obviando la obtención de lo que hubieran sido datos clave para la
causa.
Según consta en la instrucción, es probable que la empresa aérea, que cobraba subsidios del estado-de allí la delicada implicancia política que abriga el asunto-, no sólo no utilizaba esos subsidios para fortalecer la estructura de la compañía, sino que los habría usado para aceitar el circuito de contrabando que, de acuerdo a la fiscal, llevaba adelante SW.
La instrucción de Liporace concluyó que la empresa aérea habría enviado, entre el 2002 y el 2004, algo más de 800 valijas que contenían droga a Madrid y que llegaron a Barajas sin pasajero. Cada una de ellas pudo haber sido comercializada a un promedio de 200 mil dólares, lo que equivale un negocio aproximado de cerca de 160 millones de dólares. Eso es lo que pensaba Liporace. Pero en la fiscalía sostienen que esa cifra bien pudo ser del doble, porque, en rigor, las 800 valijas que contabilizó Liporace fueron muchas más.
¿Cómo operaba SW? Habla una calificadísima fuente judicial: «Se cree que la droga llegaba desde Tacna, Perú, a Córdoba, y desde allí a Buenos Aires. Los controles entre cada uno de esos puntos no existían. En Buenos Aires uno de los métodos más utilizados por la empresa era denunciar una valija como perdida por un particular ficticio en España, de manera que, desde Buenos Aires, se la devolvía con el precinto de valija perdida. De este modo no era controlada cuando salía».
Ese era uno de los métodos. La Justicia, además, sigue la huella de la carne. En los últimos meses grandes cargamentos de carne vacuna fueron enviadas desde Buenos Aires hacia España. Se sospecha que, entre res y res, bien pudo colarse algún cargamento blanco. De igual modo, también en los últimos tiempos toneladas de empanadas congeladas volaban desde Salta a Buenos Aires a través de SW. Lo curioso es que, al igual que con la carne, los traslados no los hacía un particular o una empresa alimenticia, sino la misma compañía aérea. La justicia investiga cuáles eran las causas que llevaban a SW a hacer eso.
Como sea, esta semana se comenzará a definir el futuro de esta causa que ensombrece, con la mancha de su sospecha, el futuro de varios personajes poderosos. Es el turno del juez, quien, como se sabe, hablará, y mucho, con su dictamen.
Pablo Perantuono
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