Antecedentes marinos del golpeador Del Busto
Los atropellos del comisario Guillermo Marty llevó al ministro del Interior a crear una segunda Fronteriza. El policía ofendió a la francesa María Lestrade y a su esposo Juan Riveiro -el español primer hotelero de Bariloche al que noqueó- y más tarde contra el alemán Carlos Boos a quien mandó a dar una paliza. Todo en menos de dos meses del verano de 1911 cuando Marty estaba a cargo de la comisaría de Bariloche. Al ministro, ese escándalo lo irritó tanto como la parsimonia del gobernador que no echaba al comisario. Su solución: pondría una Policía Fronteriza de Río Negro en aquella aldea junto al lago. ¿El argumento? No se debía enfrentar bandoleros con una policía que atropellaba a pobladores. Es cierto que la Fronteriza rionegrina no estaba en los planes originales cuando se creó la de Chubut y reclutó en Buenos Aires a sus legionarios bajo el mando del mayor Mateo Gebhard a pesar de sus malos antecedentes.
Cuando la tropa de Gebhard navegaba a Puerto Madryn, nadie pensaba reclutar y armar otro batallón similar que complementara su acción en otro sector cordillerano. Tampoco fue tan así: Gebhard y sus huestes, por ejemplo, con casi tres meses de preparativos en Trelew y marcha a la cordillera cerca un año y medio después del asesinato del galés Lloyd ap Iwan, que motivó crear esa fuerza, fue una propuesta algo sólida frente a la tardía Fronteriza de Río Negro: ésta nació sin presupuesto y sin tropa. Incomparable con la estructura de la chubutense y su batallón con 56 combatientes -señalado en un documento del propio jefe-, armas, municiones y hasta 6.000 pesos invertidos en caballada sureña. Sin embargo se parecían en algo: el comandante elegido para la de Río Negro, Adrián Del Busto, también era autoritario y golpeador, según noticias publicadas en 1903.
La Fronteriza fue por Boos
Cuando Guillermo Marty noqueó al hotelero Juan Riveiro, el 23 de enero del año 11, hubo silencio del gobernador Carlos R. Gallardo. Sospechosamente protegió a Marty. Pero el atropello del 13 de marzo al gerente de la sucursal Bariloche de la Compañía Comercial y Ganadera Chile Argentina, Carlos Boos, le costaría caro. Boos era alemán, soltero, y de apenas 29 años. El incidente se originó al reclamarle Boos a Marty porque no había hecho el pago en Viedma a Arturo Castello & Co. Como estaba comprometido por cuenta de la Chile Argentina. Al encargue frustrado y el dinero desaparecido, se agregó violencia. El telegrama de Boos al gobernador despachado en Bariloche el 18 de marzo, señalaba que «Acabo de ser atropellado a mano armada en aserradero de la Cía. Chile Argentina… por Evaristo Gallardo y Rubén Fernández… y vigilantes piden a golpes entrar en casa para tomarme preso gritando me presente comisaría, pido garantías…». Los reclamantes lo eran por la falta de pago que birló el comisario y a la vez sus cómplices invasores. Es que Rubén Fernández fue uno de los que lo acompañaban -Luis Morchio, entre ellos- cuando trompeó al hotelero. Boos recibió una paliza que lo obligó
a guardar cama.
Afortunadamente los inmediatos telegramas del alemán contra el comisario presionaron al gobierno central y éste al gobernador. Los diarios porteños se hicieron eco de las trifulcas. El comisario telegrafió a su vez al gobernador invocando inocencia y sintiéndose víctima de ataques (sin decirlo, aludía a la bulla periodística). Pero en la tarde del 20 de marzo el ministro Indalecio Gómez telegrafió al gobernador refiriéndose al conflicto de vecinos de Bariloche pero, con buen olfato, sostuvo que el «comisario Marty no inspira confianza en una de las partes» y por eso ordenó: «sírvase informar V.S. acerca de las aptitudes y carácter de este funcionario y dictaminar sobre la conveniencia de conservarlo o separarlo».
La gallarda torpeza
El gobernador Carlos R. Gallardo cometió la torpeza de proponer al ministro -por telegrama del 17 de abril- un cambio de comisarios con el traslado de Marty a Conesa. El Dr. Gómez quedó caldeado pero prefirió el uso simultáneo de la cautela y la autoridad. Entendía que Bariloche era un punto clave. Paso a Chile y de transacciones comerciales y ganaderas de la región. Los diarios nacionales disponían junto al lago de la incesante línea telegráfica. Se convenció: el lugar debía reforzarse y un trueque de comisarios no lo conseguiría. Por eso el 18 de abril de 1911 le despachó a Gallardo la siguiente nota: «Este Ministerio en el deseo de propender al mejor servicio policial tanto en ese Territorio como en el del Neuquén, estima que sería conveniente la creación de una Jefatura de policía cuyo asiento sería «Nahuel-Huapi» y a la que le estaría confiada la vigilancia de todos los puntos situados en los departamentos «Nueve de Julio» y «Bariloche» de ese territorio y «Los Lagos», «Aluminé» y «Collón Cura» en la Gobernación del Neuquén, teniendo entendido, que el servicio por el momento, se efectuaría tomando el personal que está adscripto a los departamentos mencionados y que esta Jefatura por ejercer jurisdicción en dos Territorios, dependería directamente de este Ministerio». Pedía la opinión del gobernador, pero la nota llegó a Viedma el 26 de abril (recibida como N° 843).
No esperó la respuesta: el 25 designó al mayor Adrián Del Busto, jefe de la Policía Fronteriza de Río Negro, como terminó llamándose la nueva fuerza. Resultó una hermana pobre de la de Chubut. Con jefe pero sin batallón: se surtía de la preexistente policía territorial, aunque le agregarían «gendarmes» (o vigilantes) que quedarían escasos de armas y caballos. La decisión debía entenderse como la neutralización del comisario Marty. Pero Del Busto ¿era mejor? Por l menos no tenía en su haber un estupro como Marty, (cometido en la comisaría de Roca).
¿Cuál era su parentesco con Eugenio Del Busto, el militar de la Campaña al Río Negro 1779 – 1881 en el regimiento 3 de caballería que comandó el teniente coronel Pablo C. Belisle? Este era el Del Busto de quien se pueden encontrar algunos datos. Ser el número de orden 774 en el reparto de tierras a los participantes de la campaña, por ejemplo, o luego estanciero en el SO de Neuquén, según el expediente de duplicados de mensura, legajo 45 del Archivo y Copistería del Catastro neuquino. Un pequeño reino cordillerano en la margen derecha del río Catan-Lil en inmediaciones de la colonia Sargento Cabral y que en 1897 mensuró el agrimensor Julio V. Díaz.
Marineros a la lona
Adrián (Del Busto), en cambio, pertenecía a la Armada. Según un telegrama despachado desde Santa Cruz (hoy Comandante Piedra Buena) el 7 de agosto de 1903 publicado el sábado 8 en el diario porteño El País, pasaba entonces por un momento rutilante: «Anoche -por el jueves 6-, en el América Hotel se dio five o'clock tea (sic) de demostración a Adrián Del Busto, jefe de la escuadrilla de este puerto, con la presencia de toda la oficialidad del transporte Namuncurá y los representantes del comercio y ganadero de la costa sur, señores Braun y Blanchard, José Menéndez (creador de un «imperio» patagónico), Manuel Ferreyra, Antonio Larrea, Moore y Clos, Roger de Chanvouto en representación de la grasería Primera Argentina, señores Bazile Hnos. y Cía., Eduardo Rojo, Miró y otros». Es decir todo el potencial económico austral. Rojo dio el discurso de homenaje a Del Busto, que contestó ceremoniosamente. Si lo agasajaron, sabían de su mano dura.
En sólo cuatro meses la situación del entonces alférez de navío Del Busto cambió con sólo filtrarse lo que sucedía a bordo del Namuncurá. Lo publicó La Prensa el lunes 21 de diciembre siguiente con noticias telegrafiadas desde Santa Cruz. «El oficial González -señalaba el matutino-, piloto del transporte Namuncurá (un buque fluvial, caldera a carbón y no más de 145 toneladas) ha comunicado a sus jefes superiores los procedimientos abusivos observados por el alférez Adrián Del Busto, los que dicen que no sólo afectan a la dignidad de la Marina sino que hacen correr el riesgo de perder el Namuncurá. Aquel oficial solicitó permiso para retirarse incontinenti de ese transporte…» y agrega que «cada viaje es una odisea de barbaridades, en nuestra simple navegación por el río Santa Cruz y para colmar nuestras fatigas, empieza a golpear, aplicándoles palizas a los marineros, como ha sucedido varias veces, muy especialmente con Juan Santillo, quien estuvo en cama con contusiones, y da de baja al mozo que no quiere servir por el malísimo tratamiento que le da…(derivando) todo esto en perjuicio de los oficiales». La información se completaba con otras quejas del vecindario de Santa Cruz contra Del Busto que llegaron al Ministerio de Marina. El diario aprovechó para aludir al «desorden administrativo del territorio» en tiro por elevación al general Roca a quien le faltaban 10 meses para irse de la Casa Rosada, definitivamente.
El martes 29 de diciembre el mismo diario dijo que el día anterior el Namuncurá atracó en Puerto Santa Cruz y los pasajeros y tripulantes informaron haberse llevado por delante -días atrás- el banco El Manzano y «se paró la máquina». Navegaban sin piloto por estar en cama y no se sabía si había averías. Otra varadura del día siguiente sí produjo abolladuras en el casco. Los oficiales piden que se investigue. El buque navega en el río Santa Cruz a las órdenes del alférez Adrián Del Busto de quien se quejan…». Querían cortar de raíz «el espíritu de desmoralización e indisciplina que ya existe en los oficiales y tripulación del Namuncurá». Del Busto no sería diferente en la Fronteriza. Su proceder lo denunciarían Marty y Morchio cuando el ex marino, como jefe de la Fronteriza, los tuvo presos en Bariloche.
(Continuará)
fnjuarez@sion.com
Los atropellos del comisario Guillermo Marty llevó al ministro del Interior a crear una segunda Fronteriza. El policía ofendió a la francesa María Lestrade y a su esposo Juan Riveiro -el español primer hotelero de Bariloche al que noqueó- y más tarde contra el alemán Carlos Boos a quien mandó a dar una paliza. Todo en menos de dos meses del verano de 1911 cuando Marty estaba a cargo de la comisaría de Bariloche. Al ministro, ese escándalo lo irritó tanto como la parsimonia del gobernador que no echaba al comisario. Su solución: pondría una Policía Fronteriza de Río Negro en aquella aldea junto al lago. ¿El argumento? No se debía enfrentar bandoleros con una policía que atropellaba a pobladores. Es cierto que la Fronteriza rionegrina no estaba en los planes originales cuando se creó la de Chubut y reclutó en Buenos Aires a sus legionarios bajo el mando del mayor Mateo Gebhard a pesar de sus malos antecedentes.
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