La primera canilla pública de Neuquén se habilitó en 1966

Por decreto, el entonces gobernador Rodolfo Rosauer autorizó la instalación de agua corriente en la capital. Se construyó en la actual esquina de avenida Argentina y Belgrano-Alderete.

Es un pequeño cilindro de cemento acodado al pie de un viejo árbol. Está ubicado en una de las esquinas céntricas de la ciudad de Neuquén, por la que pasan a diario miles de neuquinos. Para muchos pasa desapercibido, para otros es solo restos de una antigua construcción que nadie retiró por años. Pero en realidad es parte del patrimonio histórico de la capital.


Se trata de la primera canilla de agua corriente pública que se instaló para todos los vecinos, sin distinción. Hasta entonces, los pobladores se abastecían con los aguateros o acarreaban en carros y toneles, el preciado bien desde los ríos Limay y Neuquén hasta sus viviendas.

El 18 de agosto de 1966 el entonces gobernador Rodolfo Rosauer firmó un decreto ordenanza autorizando “la obra de instalación de agua corriente en la plazoleta cabecera norte de la avenida Argentina”, entre las actuales avenida Argentina y Belgrano-Alderete, como así también la compra de materiales necesarios para dicha obra, según consta en los libros copiadores originales del Fondo Histórico Documental, que guarda el Archivo Histórico Municipal.

La obra fue presupuestada en 169.000 pesos moneda nacional. En aquel entonces el intendente era Ángel Della Valentina.

Esta obra significó un aporte significativo para mejorar la calidad de vida de los vecinos capitalinos. Si pensamos hoy en las distancias, podríamos decir que las familias de pocos recursos económicos, asentadas en lo que hoy es el centro, (donde se ubicaba la primer canilla) tenían que recorrer 3,14 kilómetros para abastecerse de agua del río Neuquén o 3,24 si lo hacían del río Limay.

Con el paso del tiempo y de la llegada de la red de agua potable que se extendió a casi todo el ejido municipal, esta toma de agua corriente cayó en desuso y pasó a ser un bloque de cemento rodeado de césped.
En dos oportunidades se solicitó que la primera canilla pública sea declarada patrimonio histórico municipal, pero en ninguno de los dos casos la propuesta prosperó. Pero para muchos neuquinos es un pequeño monumento de la historia.

Dato

169.000
pesos moneda nacional se invirtieron para la colocación de la toma de agua.

Es un pequeño cilindro de cemento acodado al pie de un viejo árbol. Está ubicado en una de las esquinas céntricas de la ciudad de Neuquén, por la que pasan a diario miles de neuquinos. Para muchos pasa desapercibido, para otros es solo restos de una antigua construcción que nadie retiró por años. Pero en realidad es parte del patrimonio histórico de la capital.

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