Chile vive su propio «destape», aunque trasnochado
Adiferencia de la explosión cultural en España tras la muerte del dictador Francisco Franco, Chile apenas está viviendo un paulatino proceso de apertura, diez años después de la restauración de la democracia.
Obras artísticas y acontecimientos sociales donde predominan el desnudo y el sexo son la tónica. «Libertad de mente», dicen los liberales; «relajación de costumbres», critican los conservadores.
El asunto es que el «destape a la chilena» no deja impávido a nadie, más aún en un país que no tiene ley de divorcio pero posee un alto nivel de nulidades matrimoniales amparadas en un resquicio legal.
«La censura ha quedado obsoleta. Se han ido cambiando notablemente las costumbres. Y a través del fenómeno de la globalización y medios como Internet, esos mensajes han llegado a Chile y están alterando las estructuras familiares», dijo a Reuters el psiquiatra y escritor Marco Antonio de la Parra.
Los promotores de una mayor apertura social y cultural buscan eludir a los organismos censores de la televisión y el cine que han prohibido, por ejemplo, la exhibición de películas como «La última tentación de Cristo».
Las primeras señales públicas del fenómeno fueron dos sucesos, inimaginables hace una década en Chile.
En el verano austral, una mujer desató el morbo masculino al protagonizar su vida normal en una casa de vidrio.
Sus cotidianos desnudos, al ducharse o acostarse, provocaron conmoción entre cientos de transeúntes, que se reunían en una concurrida esquina del centro capitalino para observarla. Paralelamente, el canal de televisión Playboy comenzó a emitir su señal en Chile a través del sistema de televisión por pago, con películas de alto contenido erótico y pornografía «ligera». A las pocas semanas, los directivos de Playboy TV declaraban como un éxito absoluto su incursión en Chile e incluso presentaron a la primera «conejita» chilena.
Qué dicen los conservadores
El estreno durante las semanas últimas de una seguidilla de obras de teatro que presentan desnudos ha mantenido en boga el tema del destape.
«Es evidente que existe una crisis moral en nuestro país», dijo el portavoz del movimiento conservador El Porvenir de Chile, Francisco Javier Donoso.
Según el dirigente, esta crisis proviene de la mala calidad cultural «que obliga a que los espectáculos audiovisuales ganen audiencia a través del escándalo» y al cinismo con que actúan los precursores de este supuesto destape.
«A los chilenos les ha picado el bichito de que tenemos que destaparnos y tenemos que ver una serie de cosas que no estamos acostumbrados a ver y que, se supone, son buenas. Y presentan como buena una cosa que puede traer consecuencias sociales graves», sostuvo Donoso.
Perteneciente al grupo de personas a quienes El Porvenir de Chile califica de escandalosas, Miguel Angel Morales inició hace algunos años el hoy lucrativo negocio de los «cafés con piernas», atendidos por bellas camareras ligeras de ropa.
Morales debió enfrentarse a la extraña moralidad local: puede tener a sus meseras en ropa interior, pero debe tapar sus puer-tas, para que los transeúntes no vean hacia adentro.
«Este destape es tardío, porque hemos avanzado en montones de cosas. Y aquí estamos retrocediendo, porque en este país hay grupos que manejan la moralidad», explicó Morales, para quien no tiene nada de malo mostrar la figura de la mujer chilena acompañándola de un «grano de erotismo».
Coincide con Morales la actriz y directora de teatro Liliana Ross, una de las que se han beneficiado con esta nueva corriente de apertura.
Su obra «Sinvergüenzas», una adaptación local de la película británica «Full Monthy», ha sido un récord de taquilla. El público, principalmente mujeres, abarrota las localidades para observar de cerca a los actores, que son famosos por las telenovelas, en la escena final: aquella del desnudo frontal.
«Ya está bueno que los chilenos abran la mollera (el cráneo) a aceptar buenamente el cuerpo, como una manera de expresarse», comentó la actriz.
Ross piensa que un factor que ha incidido en este «aperturismo mental», como lo llama, es la asunción al poder de un presidente agnóstico y socialista, como Ricardo Lagos. (Reuters)
Adiferencia de la explosión cultural en España tras la muerte del dictador Francisco Franco, Chile apenas está viviendo un paulatino proceso de apertura, diez años después de la restauración de la democracia.
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios