Técnicos y nuevos roles en el fútbol moderno

por EZEQUIEL FERNANDEZ MOORES

Dicen que Alfio Basile está enojado porque no pudo realizar siquiera un solo entrenamiento con jugadores locales y que hasta podría amenazar con su renuncia si no se revierte la situación antes de la Copa América, que se jugará en Venezuela entre el 26 de junio y el 15 de julio.

La AFA forzó la intempestiva renuncia de Basile en Boca para que la selección jugara apenas dos amistosos (derrotas de 3-0 ante Brasil y 2-1 con España) en la segunda parte de 2006, con sólo un entrenamiento previo a cada cotejo, su único trabajo visible hasta el momento.

¿Era necesario sacarlo de Boca en pleno torneo Apertura para tan poco trabajo? ¿Acaso un entrenador interino, como Hugo Tocalli, no podría haber comandado esos dos partidos programados para satisfacer un millonario contrato con la firma rusa Renova, del cual Basile parece desayunarse recién ahora?

¿Qué argumentos tiene la AFA para aceptar la negativa de los clubes locales a ceder a sus jugadores a la selección (por ejemplo, para el primer amistoso de 2007, del 7 de febrero ante Francia) pero exigirle al mismo tiempo a los clubes extranjeros que sí cedan a sus jugadores invocando hasta la intervención de la FIFA? Es decir: Boca y River sí podían negar a Fernando Gago y Gonzalo Higuaín a la selección. Real Madrid no.

El rol de los entrenadores ha cambiado. Daniel Passarella interviene de modo directo y tal vez aportando hasta capitales en la política de compra y venta de jugadores de River.

Ramón Díaz se reúne con Marcelo Tinelli para pedirle jugadores en San Lorenzo. Ricardo La Volpe asombraba con su fuerte personalidad, pero en su abrupta partida de Boca se supo que los jugadores influyeron en la formación del equipo y que inclusive la sorpresiva inclusión del juvenil zaguero Cahais en la final ante Estudiantes podría haberse debido a presión de los dirigentes para cotizar una eventual venta futura a Real Madrid.

En París se anunció en las últimas horas el retiro del entrenador Aimé Jacquet, el mismo que condujo a la selección de Francia a su primera y única Copa Mundial, en 1998, aquella final ganada 3-0 ante Brasil.

Jacquet, recuerdo, pasó de las críticas duras al gran elogio. El entonces director del diario L'Equipe presentó su renuncia aceptando que el equivocado era él y no Jacquet. Un notable documental sobre la intimidad de aquella selección francesa emitido por la TV de París, apenas dos días después de la conquista, mostraba a Jacquet como gran conductor del equipo, enérgico en sus charlas ante los jugadores, líder indiscutido del grupo y dibujando esquemas ante la atenta mirada de sus jugadores.

Sin embargo, uno de los autores de ese trabajo me confesó tiempo después que ese documental debió ser cuidadosamente editado.

El colega había convivido casi un mes entero con la selección francesa. Y le quedó claro que Jacquet no tenía ni por asomo ese ascendiente sobre los jugadores, que su personalidad era débil y que el equipo y los esquemas eran decididos en realidad por el silencioso Zinedine Zidane y el capitán Didier Deschamps, éste último actual DT de la Juventus.

Pero Jacquet es el único DT campeón mundial en la historia del fútbol francés. Y eso es lo que vale.


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