Rechazo palestino y árabe a oferta israelí

Al apoyar, ambiguamente, la creación de un Estado palestino, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, lanzó la pelota al lado palestino de la cancha y los palestinos, viendo las condiciones interpuestas por el premier, respondieron pateándola de vuelta.

Netanyahu anunció que estaba dispuesto a aceptar la creación de un Estado palestino, siempre y cuando éste sea desmilitarizado y los palestinos reconozcan primero el derecho de existencia del Estado de Israel. Las declaraciones de Netanyahu lo ubican lejos de aquel líder de línea dura que en 2002 advertía que un Estado palestino implicaría el fin de un Estado para los judíos.

De todas formas, los palestinos no se dejaron impresionar por la retórica del primer ministro israelí. El jefe negociador palestino, Saeb Erekat, dijo a la emisora televisiva Al Yazira, que el líder israelí «tendrá que esperar 1.000 años antes de que encuentre un solo palestino que lo acompañe en este débil Estado». También Egipto, Líbano y Jordania cuestionaron los condicionamientos puestos por Netaqnyahu.

Cinco fracciones palestinas exiliadas en Damasco anunciaron que el discurso de Netanyahu, es el «equivalente a una declaración de guerra» al derecho palestino a tener un Estado propio. En un comunicado , el grupo indicó que Netanyahu «ignora los derechos de los palestinos a un Estado independiente y soberano, el derecho de los refugiados palestinos a regresar a sus hogares de los que debieron huir en 1948 y declaró que su gobierno continúa con su política de expansión de los asentamientos en Cisjordania bajo la apariencia del ´crecimiento demográfico a través de la natalidad´».

Pero el verdadero destinatario de Netanyahu fue Barack Obama. El presidente estadounidense, destacó como un «movimiento positivo» el discurso del premier israelí «Reconoció la necesidad de dos Estados». Pero insistió en la necesidad de congelar llos asentamientos.