Hartos de golpes y amenazas, no quieren volver al colegio en 2010
Autoridades del CPEM 28 de San Martín exigen más seguridad
SAN MARTIN DE LOS ANDES (ASM).- La comunidad educativa del CPEM 28 culmina las clases con angustia por la inseguridad y ya pone en duda el inicio de las actividades en 2010 si sus demandas siguen cayendo en saco roto. Robos y golpizas a los alumnos en los alrededores del edificio y permanentes daños a los vehículos de docentes y padres son moneda corriente. «Si seguimos así, con chicos que dejan de venir a clases porque en las afueras del colegio los asaltan y golpean otros jóvenes, no garantizamos la reanudación de las clases», afirman desde la dirección del establecimiento, ubicado a la vera de la Ruta 234, a apenas cuatro kilómetros del casco histórico de San Martín de los Andes.
El caso es que se acumulan las notas enviadas a las autoridades municipales, del distrito educativo y del Consejo Provincial de Educación. Mientras tanto, «las cosas se complican cada vez más. Los robos, asaltos y agresiones a los chicos en las cercanías (y hasta dentro del predio del colegio) han llegado hasta empujar algunos de ellos a no continuar los estudios», dijo el director, Eduardo Rebord.
Apuntó que «los padres están desesperados» y explico que «hay casos en que a los mismos chicos los han asaltado tres veces en el mismo mes».
En una asamblea de padres con presencia del comisario y «ausencia del municipio», se quejó Rebord, se pidió una reunión con la intendenta mediante un petitorio con más de 100 firmas. «Nunca contestaron», dijo el docente. «La comisaría (43, del barrio El Arenal) hace lo que puede, pero nunca tiene gente. Es un círculo que comenzó con pequeños actos, pero hoy, hay días en que es imposible dar clase», agregó. Una de las tantas cartas enviadas a las autoridades educativas da cuenta de la preocupación por los «continuos problemas de inseguridad», que «en forma reiterada hemos planteado a funcionarios del Consejo Provincial de Educación, a la Policía local y a la intendencia, tanto de forma escrita como oralmente».
Recuerda que «desde 2005 a la fecha hemos realizado reuniones con Policía, con sucesivos ministros de Educación y hasta con el gobernador en persona; también hemos asistido a asambleas y reuniones de padres y se solicitó en su oportunidad una audiencia a la intendenta Luz Sapag». Las notas al CPE se envían «desde hace más de diez años» acompañadas de «infinidad de exposiciones y denuncias policiales».
Sin embargo, «todas las gestiones han sido insuficientes y no sólo no han modificado nuestra situación, sino que ésta se agrava a diario, quedando a merced de la suerte en la mayoría de los casos».
La construcción del cerco perimetral y los tejidos de las ventanas «sólo aminoran la cantidad de vidrios rotos pero no fueron medidas efectivas para la disminución de los robos a nuestros alumnos a la entrada y salida del establecimiento, ni para frenar los daños a los vehículos de docentes y padres».
Del mismo modo, relata el escrito que «no contamos con alarma y dos de las puertas externas no tienen cerraduras que funcionen, reclamadas al municipio y que no se han reparado desde hace meses por falta de presupuesto; tampoco contamos con seguridad, tanto para el edificio y su infraestructura como para el personal y los alumnos».
Según explica, los autores de las agresiones son «grupos de menores que vienen a perpetrar estos hechos diariamente, sin que nadie haga nada y se instalan en los alrededores».
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