“Dos hermanos”, en el cine y en los libros

Hoy se estrena el filme de Burman en Neuquén.

Hoy estrena la película “Dos hermanos”, dirigida por Daniel Burman, y con Antonio Gasalla y Graciela Borges en los papeles principales, en los Villages Cine de Neuquén. Pero a la par se acaba de reeditar el libro que la inspiró, de Sergio Dubcovsky, que relata la patética y tierna historia de dos hermanos que no pueden vivir juntos, pero tampoco separados, reflejo de un vínculo exacerbado y agobiante. Reeditada como “Dos Hermanos” (Mondadori), la novela original vio la luz en 2005 bajo el título “Villa Laura” y aborda la vida de Marcos, un hombre de 65 años que pasó casi toda su vida cuidando a su madre y su manipuladora hermana Susana, 10 años menor, que sufren con la muerte de su progenitora. A medida que transcurre la historia suena más que lógica la adaptación de esta novela a la pantalla grande, narrada en capítulos muy breves, con un lenguaje simple y contundente, la construcción de imágenes cinematográficas muy nítidas y un clima que remite de manera permanente a la parodia, el costumbrismo e incluso al grotesco (que hace pensar en “Esperando la carroza”). Tal vez esto tenga que ver también con que el libro actual fue reeditado con una fotografía en la tapa de la película, una escena que muestra a Graciela Borges y Antonio Gasalla pegados a una pared con un vaso en la oreja, intentando escuchar lo que ocurre del otro lado del concreto. La novela “no tiende a la comedia: la comicidad de las situaciones está dada más por el patetismo que por una búsqueda de una situación cómica”, dice Dubcovsky, el autor del libro. La conflictiva relación de los hermanos queda en evidencia en uno de los primeros capítulos: “El discurso de Susana omitía datos y acomodaba la realidad a su visión particular y conspirativa de la vida. Su egolatría y el componente paranoico de su personalidad otorgaban comicidad y patetismo a sus palabras. Aunque más patético era ver cómo Marcos mordía una y otra vez el anzuelo y se dejaba atrapar”. “Me pareció interesante plantear la relación de dos hermanos grandes, que no armaron una familia posterior a la de origen y que a partir de la muerte de la madre ese vínculo queda recortado de los demás. Son solitarios, tiene pocos amigos y están haciendo un duelo”, cuenta el autor. “Cuando parten de una nueva relación -continúa- también hay un cambio en los personajes. La novela es bastante agobiante pero tiene esa mirada de que nunca es tarde para empezar, aun en condiciones no ideales, siempre uno puede volver a empezar”. El nombre original de la novela, Villa Laura, “es el escenario donde se gesta esa relación después de la muerte de la madre, pero el límite está marcado por el río, que separa el ir y venir de los personajes y esa relación pendular entre amor y odio”.

Antonio Gasalla y Graciela Borges protagonizan esta película basada en un libro de Sergio Dubcovsky.


Hoy estrena la película “Dos hermanos”, dirigida por Daniel Burman, y con Antonio Gasalla y Graciela Borges en los papeles principales, en los Villages Cine de Neuquén. Pero a la par se acaba de reeditar el libro que la inspiró, de Sergio Dubcovsky, que relata la patética y tierna historia de dos hermanos que no pueden vivir juntos, pero tampoco separados, reflejo de un vínculo exacerbado y agobiante. Reeditada como “Dos Hermanos” (Mondadori), la novela original vio la luz en 2005 bajo el título “Villa Laura” y aborda la vida de Marcos, un hombre de 65 años que pasó casi toda su vida cuidando a su madre y su manipuladora hermana Susana, 10 años menor, que sufren con la muerte de su progenitora. A medida que transcurre la historia suena más que lógica la adaptación de esta novela a la pantalla grande, narrada en capítulos muy breves, con un lenguaje simple y contundente, la construcción de imágenes cinematográficas muy nítidas y un clima que remite de manera permanente a la parodia, el costumbrismo e incluso al grotesco (que hace pensar en “Esperando la carroza”). Tal vez esto tenga que ver también con que el libro actual fue reeditado con una fotografía en la tapa de la película, una escena que muestra a Graciela Borges y Antonio Gasalla pegados a una pared con un vaso en la oreja, intentando escuchar lo que ocurre del otro lado del concreto. La novela “no tiende a la comedia: la comicidad de las situaciones está dada más por el patetismo que por una búsqueda de una situación cómica”, dice Dubcovsky, el autor del libro. La conflictiva relación de los hermanos queda en evidencia en uno de los primeros capítulos: “El discurso de Susana omitía datos y acomodaba la realidad a su visión particular y conspirativa de la vida. Su egolatría y el componente paranoico de su personalidad otorgaban comicidad y patetismo a sus palabras. Aunque más patético era ver cómo Marcos mordía una y otra vez el anzuelo y se dejaba atrapar”. “Me pareció interesante plantear la relación de dos hermanos grandes, que no armaron una familia posterior a la de origen y que a partir de la muerte de la madre ese vínculo queda recortado de los demás. Son solitarios, tiene pocos amigos y están haciendo un duelo”, cuenta el autor. “Cuando parten de una nueva relación -continúa- también hay un cambio en los personajes. La novela es bastante agobiante pero tiene esa mirada de que nunca es tarde para empezar, aun en condiciones no ideales, siempre uno puede volver a empezar”. El nombre original de la novela, Villa Laura, “es el escenario donde se gesta esa relación después de la muerte de la madre, pero el límite está marcado por el río, que separa el ir y venir de los personajes y esa relación pendular entre amor y odio”.

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