El mundial 58, Suecia: La gloria de Brasil y “Pele”

ALGO DE HISTORIA

Para la Argentina la experiencia del Mundial de Suecia resultó una “bisagra”: nada fue igual después de la “debacle delï58” como se la recordó por mucho tiempo. Pero para Brasil se llenó de “gloria”: ganó el Mundial invicto y en Europa.

La historia, “gran burbuja” que revolotea como una mariposa, de un lado a otro, consagró a dos grandes futbolistas de todos los tiempos: Edson Arantes do Nascimento (”Pelé”) y Manoel Francisco dos Santos (”Garrincha” pájaro triste). Curiosamente, fueron a Suecia como suplentes.

Argentina no pidió a sus grandes jugadores que ya triunfaban en Italia: Humberto Dionisio Maschio, Antonio Valentín Angelillo y Enrique Omar Sívori, quiénes habían sido las figuras del Sudamericano de Lima, en marzo de 1957.

Brasil, sin “Pelé” pero con “Garrincha”, había caído ante Argentina por 3 a 0.

Brasil llevó a los dos grandes futbolistas pero el DT. Vicente Feola no los puso de entrada. Es más: a “Garrincha” lo sacó poco antes del debut porque lo consideraba “un irresponsable” y ubicó a Joel, puntero derecho del Flamengo, como titular.

Feola venía de la preparación física, como 36 años más tarde ocurrió con Parreira, en Estados Unidos, donde Brasil fue “tetracampeón” mundial. Después de un 0 a 0 con Inglaterra, en la primera fase, los “sabios” del plantel “Didí” y Nilton Santos, le pidieron al “Gordo” Feola que incluyera a “Garrincha” y “Pele” como titulares, relató Dante Panzeri para “El Gráfico”.

Fue tal el cambio de Brasil en la fase ofensiva que los dos partidos considerados más difíciles, contra Francia en semifinales y Suecia en la final, el equipo que jugó con camiseta “verdeamarela” hizo diez goles: cinco a los galos y otros cinco a los nórdicos. Con baile y fiesta de un juego inolvidable.

Mientras nuestra selección caía ante la Alemania de Uwe Seeler y Helmuth Rahn por 3 a 1, en la apertura del Mundial de Suecia para la Argentina y tras haberle ganado a Irlanda del Norte 3 a 1 tres días después, llegaba la goleada y eliminación ante Checoslovaquia (6 a 1), los brasileño asombraban.

Fue el comienzo del gran ciclo del fútbol de Brasil, sustentado en una generación de extraordinarios futbolistas: los que nacieron entre 1930 y 1940.

La excelencia de “Didç”, “Vavá”, Zito, Nilton Santos, Gilmar, Djalma Santos, Orlando y Bellini, entre los más grandes. También Joel, Altafini y Dino Sani.

“Garrincha” y “Pelé” los más jóvenes. El primero nacido en 1933, Pau Grande, al norte y “O Rei”, en 1940, en el pueblito de Tres Corazones, estado de Minas Gerais, al sudeste de Brasil. Al cabo, el mejor de todos los tiempos hasta la irrupción de Diego Maradona.

Al extraordinario puntero derecho de Botafogo le habían puesto el mote por la comparación con “un patito feo”. Luego lo llamaron “Mané” un pájaro triste. “Garrincha” murió pobre, solo, alcoholizado en 1983. Cumplça 50 años.

“Mané” era “patizambo”, las piernas casi en falsa escuadra, aunque un fenómeno a la hora de amagar, frenar, arrancar de nuevo en velocidad pura y por la línea (banda derecha) desbordando siempre en menos de ocho metros de largo.

Repitió en el Mundial de Chileï62 -Brasil sin el aporte decisivo de “Pelé”, lesionado en la primera fase- tuvo en “Garrincha” el jugador fundamental contra Inglaterra, Chile, semifinal y Checoslovaquia, en la final.

Fueron 3 a 1, 4 a 2 y 3 a 1 respectivamente con cuatro goles de “Mané”.

“Pelä”, “reo” o “sinvergüenza”, a los 15 años era figura en el Santos y a los 16 debutó contra Argentina en la Copa Roca. Fue en 1957, estadio Maracaná con Amadeo Carrizo como figura. Nuestra selección ganó 2 a 1. El gol lo hizo el juvenil debutante en el segundo tiempo.

Suecia no repitió aquella camada de futbolistas. Los rubios Lindholm, Hamrin, que triunfaron en el fútbol italiano. Otra curiosidad: Mario (Lobo) Zagalo, “11” tirado atrás laborioso, corredor que daba “una mano” en elï58 y 62, fue el que más mundiales ganó como jugador y DT, en la historia de Brasil. Casi una ironça.

Francia tuvo a tres enormes jugadores como Raymond Kopa, Jules Fontaine, goleador histórico con 13 goles y Roger Piantoni, que antecedieron a los que ganaron 40 años más tarde. Ellos, hicieron más de 30 goles en el Mundial de 1958.

Pero la descripción de la frustración en el regreso de los franceses estuvo a cargo del gran intelectual de ese tiempo, Jean Paul Sartre.

Cuando le preguntaron por la eliminación al “padre del existencialismo” francés, el intelectual que marcó una generación de pensadores, el escritor dijo: “El problema del fútbol y de Francia, en este caso, es el rival”.

Por José Luis Ponsico


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