Genética, tecnología y mercados: el maíz busca dar un nuevo salto en Argentina
En el 4° Congreso Internacional del Maíz, referentes de toda la cadena destacaron el rol del cereal en la generación de empleo, inversiones y agregado de valor. Las nuevas oportunidades para el cereal.
La frase “Más maíz es mejores suelos” copó todas las pantallas del 4° Congreso Internacional del Maíz (CIM) que se realiza en Rosario y se transformó en el leitmotiv del encuentro que reúne a referentes de la cadena de uno de los cultivos más importante de la Argentina, y del mundo.
El congreso comenzó este miércoles con una cargada agenda de temas y durante dos días -finaliza mañana jueves- productores, técnicos y especialistas debaten sobre el presente y el futuro del cereal. Brechas de rendimiento y sustentabilidad; plasticidad del cultivo; producción en zonas extrapampeanas; inocuidad de los alimentos; protección del cultivo, insectos y enfermedades que lo acechan; chicharrita; manejo de malezas; variedades y mejoramiento genético; nutrición; rotación; bioinsumos; manejo de los suelos; agtechs; inteligencia artificial; maquinaria; lechería; ganadería; forrajes; políticas públicas; biocombustibles y agregado de valor, son algunos de los ejes del encuentro.

Durante la apertura oficial del congreso, Joaquin Pinasco, CEO del CIM, subrayó que “el maíz es desarrollo» y destacó que “en este evento del conocimiento” el objetivo es ayudar al productor a mejorar. “Cuanto más sabemos, mejores somos. Cuanto mejores somos, más oportunidades tenemos. Y cuanto más oportunidades tenemos, más podemos ofrecer al mundo”, señaló al tiempo que resaltó que “Argentina vuelve a tener una oportunidad con la agricultura y esa oportunidad es el maíz por todo lo que implica, por la mano de obra que genera, por las inversiones que requiere, por el efecto derrame que provoca”.
Las perspectivas para este año son más que alentadoras para el cereal. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires relevó un incremento de la superficie de 9,6% respecto a la campaña anterior. Tras un año marcado por la creciente incertidumbre en torno a la chicharrita del maíz (Dalbulus maidis), la cual trajo consigo una importante reducción del área sembrada, este nuevo ciclo se inicia con más y mejor información acumulada sobre la dinámica poblacional de la plaga y estrategias para reducir el riesgo. A este contexto se suma la mejora en las condiciones hídricas registrada durante el otoño e invierno, que asegura una buena disponibilidad de humedad en gran parte del área agrícola para el inicio de las siembras tempranas.

La apertura oficial del congreso contó con la participación del gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro; la vicegobernadora, Gisela Scaglia; el ministro de Desarrollo Productivo provincial, Gustavo Puccini; y su par de Bioagroindustria de Córdoba, Sergio Busso.
En su discurso, el gobernador de Santa Fe resaltó el rol del campo en el crecimiento y desarrollo del país. “Cada vez que el país miró al campo le fue bien. Necesitamos que nos permitan hacer lo que sabemos: producir, trabajar y mostrar un camino diferente para poder salir adelante”, resaltó.
De cara al futuro, planteó que el país necesita “una etapa diferente, que cuide las cuentas públicas pero que también mire al interior productivo, a las rutas y a los puertos que necesitamos para exportar más”. En ese sentido, consideró imprescindible alcanzar un acuerdo político que garantice estabilidad: “Ese consenso tiene que materializarse en un acuerdo productivo que nos permita mirar a mediano y largo plazo. Argentina necesita políticas públicas acordadas, y para eso necesitamos mucho diálogo político que nos dé la perspectiva del futuro”, concluyó.
Maíz extrampeano
La apuesta al maíz no es sólo para áreas tradicionales como la región núcleo sino también para todo el Litoral y a la Mesopotamia, el NEA, NOA, Cuyo y la región Patagónica. La experiencia de producción de maíz extrampeano despertó gran interés entre los asistentes al 4º Congreso Internacional del Maíz.
En el corazón de La Pampa semiárida, cerca de la localidad de Guatraché, se encuentran las 6.000 hectáreas del establecimiento La Luna. Un campo que hasta hace 12 años atrás el maíz era una ilusión. Un equipo técnico decidió cambiar la historia y hacer maíz donde antes no se hacía. Es un caso testigo de cómo la tecnología, el manejo y la visión a largo plazo pueden transformar un ambiente adverso en una fábrica de granos.

El panel comenzó con la presentación de Federico Granillo, consultor Técnico Eximia Sur de Bayer. Contó que cuando arrancaron la propuesta de valor “rompía todos los manuales” pero se animaron a innovar, estudiar, a probar. “Nos estamos metiendo en zonas impensadas”, resaltó y destacó que: “La Luna es un modelo a seguir en otras zonas marginales del país y es comparable a distintas situaciones del mundo, en otros continentes”.
Uno de los protagonistas de la propuesta es el productor agropecuario Martín Donnelly, propietario y administrador del establecimiento La Luna; junto al ing. agr. Edgardo Baterra, asesor externo de la empresa Hijas de Juan A. Harriet SA y la mano derecha de Martín. También el ing agr. Paol Ventimiglia, que lleva la tarea día a día y avanza con el plan.
Basterra contó que se trata de un campo con menos de 600 mm anuales. En 75 años de datos el promedio es un poco menos de 600 y en los últimos 25 años es un poco más de 600 mm, la tendencia es a crecer, pero se destaca la irregularidad, relató. Siempre hay déficit hídrico y por eso hay que tener muy en cuenta estas características. Los suelos son arenosos.
Donnelly contó que el campo se sembraba 70% con monocultivo de trigo, pero pronto empezaron las enfermedades y las malezas. Comenzó la búsqueda de otros cultivos hasta que apareció la opción del maíz. “El que sembraba maíz fracasa pero de la mano de Bayer empezamos a ver cómo lo íbamos a hacer y arrancamos en 2013”, indicó al tiempo que dijo que “lo único bueno que tenían para arrancar era una alfombra para evitar evaporación”.

Al cierre del panel los protagonistas del establecimiento La Luna invitaron a sumarse a empujar el cultivo, ya que hay mucho para crecer y seguir aplicando tecnología. Además, apuntaron que con la ayuda de la maquinaria con georeferenciación todo es más sencillo. Los productores ahora también trabajarán campos más al oeste. Un nuevo desafío para la ciencia y la tecnología al servicio de la producción de maíz.
“La tecnología nos está acompañando, la producción de maíz creció por tres en Argentina. Se puede hacer muchísimo más. Producir en ambientes de zonas marginales es estar en la Fórmula 1, ir con la mejor tecnología, ir con el presupuesto mayor, el manejo, con lo de punta y mejor. Cualquier aspecto te puede dejar afuera de la campaña”, resaltó Granillo.
Mejoramiento genético
El rol del mejoramiento genético como motor de crecimiento del cultivo y la elección de una estrategia de “posicionamiento perfecto” para seguir reduciendo la brecha de productividad fue eje de otro de los paneles del primer día del congreso. Los expertos contaron que el maíz duplicó su rendimiento en 30 años gracias a la genética y la innovación.
En ese sentido, advirtieron que la ganancia genética del maíz en los últimos 30 años ha sido incomparable en relación a otros cultivos. En ese período, se duplicaron los rendimientos y se triplicó la superficie de siembra.
Pablo Colomar, gerente de ventas de Nidera Semillas, expuso en el panel “Aportando valor desde el mejoramiento genético” y explicó que estos avances no se deben únicamente al mejoramiento genético, sino también a hitos tecnológicos como la siembra directa, la fertilización balanceada y los eventos biotecnológicos que permiten controlar plagas y enfermedades. Sin embargo, destacó que “todo este proceso sin el aporte del mejoramiento genético no se hubiera logrado”.
Un ejemplo concreto es la eficiencia en el uso del agua: “Hace 30 años, con 600 milímetros de lluvia se alcanzaban entre 6 y 7 toneladas por hectárea. Hoy, con el mismo régimen hídrico, no es raro lograr 12 o 13 toneladas”.
Para Colomar, el desafío de la compañía es reducir la brecha entre los resultados de las parcelas de investigación y los rendimientos en lotes comerciales, que actualmente se ubica en torno al 25%. La clave está en lo que llaman posicionamiento perfecto, una metodología que consiste en analizar el índice ambiental del lote, simular la fecha óptima de siembra, definir el híbrido más adecuado, establecer la densidad y planificar la fertilización y consensuar con el productor una estrategia ofensiva, moderada o defensiva en función del contexto productivo y de mercado.
La estrategia de Nidera también incluye un seguimiento tecnológico de cada cultivo, que va desde vuelos de dron para evaluar la calidad de siembra y emergencia, hasta el procesamiento de la información al momento de la cosecha. Estos datos alimentan los programas de mejoramiento genético, retroalimentando el sistema con base en las necesidades reales de los productores.
“El mejoramiento genético es la base para crecer en los rendimientos de maíz. Pero si a eso le sumamos el conocimiento, el uso de la información y la capacidad de anticiparnos a las necesidades del mercado, tenemos la clave del éxito para seguir generando valor en las próximas décadas”, concluyó Colomar.
La frase “Más maíz es mejores suelos” copó todas las pantallas del 4° Congreso Internacional del Maíz (CIM) que se realiza en Rosario y se transformó en el leitmotiv del encuentro que reúne a referentes de la cadena de uno de los cultivos más importante de la Argentina, y del mundo.
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