Gustavo Marangoni: “Argentina tiene un problema de solvencia, no de liquidez”
ENTREVISTA │ El reconocido politólogo y ex presidente de Bapro, analizó el contexto de incertidumbre. Afirmó que el gobierno intentó un 'plan platita en dólares' y estimó que las dudas para después de octubre no son solo económicas, sino también políticas.
La incertidumbre que atraviesa la economía nacional no solo ha crecido progresivamente las últimas semanas, sino que se ha tornado verdaderamente impredecible. El politólogo y ex presidente de Banco Provincia de Buenos Aires, Gustavo Marangoni, dialogó con RÍO NEGRO y analizó la dinámica de la coyuntura.
PREGUNTA: ¿A que atribuye la incertidumbre de los últimos dos meses?
RESPUESTA: Me extendería un poco más. Cuando arrancó el año había crawling peg al 2% mensual, y luego pasó al 1% mensual, con una apuesta muy fuerte: sobrevaluar el peso como ancla anti inflacionaria. Eso empezó a mostrar debilidades y el gobierno cambió esa estrategia con la salida del cepo para las personas en abril y el establecimiento posterior del sistema de bandas. Pero ahí abrió una puerta muy grande a la demanda de dólares para atesoramiento. A la vez, al mantener bajo el tipo de cambio, se generó un aumento importante de las importaciones y un aumento en la salida de dólares por turismo y pagos de tarjetas de crédito en el exterior, más lo que se paga por aplicaciones y servicios varios. A eso hay que sumar la decisión del gobierno de no ingresar en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), es decir, de no ir acumulando sus propias reservas en el Tesoro para hacer frente al pago de la deuda. Y eso empezó a generar inquietud en los acreedores.
P: ¿La comunicación oficial potenció la crisis?
R: Bueno, ante el aumento de las distintas cotizaciones del dólar y una suba muy fuerte del riesgo país, la respuesta del ministro Caputo fue: ‘voy a vender hasta el último dólar’. Ahí muchos se preocuparon porque dijeron ‘esos son los dólares que aportó el Fondo Monetario Internacional, y se supone que eran para fortalecer las reservas del Banco Central’. La sensación era que todo amagaba no llegar a la elección del 26 de octubre. Eso generó un estrés adicional que devino en el anuncio de un segundo salvataje este año, esta vez del Tesoro Norteamericano, y la medida adicional que hasta el momento es la única que ha tenido efectos conducentes, que es la liquidación anticipada de las exportaciones del complejo agroalimentario.
P: La combinación de apertura parcial del cepo en más dólar barato no alcanzó para llegar a octubre ¿Quedó corto el cálculo o no esperaban esta dinámica?
R: Me inclino a pensar que el gobierno se quedó corto con el cálculo. Esto era una suerte de ‘plan platita’ en dólares. Creo que no esperaron esa explosión de la demanda de divisas. En algún momento hablaban del ‘plan de reparación histórica de los ahorros’, querían que la gente saque el dólar del colchón y lo gaste, y no iba a haber averiguaciones fiscales al respecto. Es decir, estaban pensando en otro esquema que claramente no se dio. El argentino promedio, el que puede, compra dólares independientemente de otros cálculos.
Esto era una suerte de ‘plan platita’ en dólares. Creo que no esperaron esa explosión de la demanda de divisas. El argentino promedio, el que puede, compra dólares independientemente de otros cálculos.
P: ¿Fue un error acelerar en la apertura sin gradualismo?
R: Cuando sumás a trazo grueso, son US$ 1.000 millones por mes de atesoramiento más US$ 1.000 millones por mes de turismo y servicios. Solamente ahí tenés US$ 24.000 millones por año y todavía no estamos hablando de los pagos de la deuda. ¿Dónde está la fábrica de dólares que te permite mantener eso? Bueno, en el complejo agroalimentario, que es el que te puede sacar las papas del fuego, como hemos visto los últimos días. Pero el saldo de la balanza comercial de bienes este año, va a ser una tercera parte del año anterior. Eso es lo que genera que el tipo de cambio sea visualizado como ‘muy bajo’. No hay que explicárselo a nadie. Cuando las personas que antes veraneaban en la costa argentina ahora están todos en Brasil, o en Cuba, y cuando traer productos por las aplicaciones chinas, de indumentaria o de calzado, te sale un tercio de lo que sale en Argentina, es obvio que va a pasar esto.
P: ¿Es suficiente con el respaldo de los Estados Unidos?
R: Bueno al día de hoy, aún después del apoyo de Bessent, el riesgo país está en 1.100 puntos. Es decir, tenés al grandote del barrio que dice ‘no lo toquen, que yo lo aguanto’, y sin embargo te siguen testeando. ¿Por qué? Porque evidentemente hay dudas que no nos va a despejar el resultado electoral, incluso aunque sea el que el gobierno espera. Dudas que también se enmarcan en el plano político, con la capacidad de generar algún tipo de acuerdo mínimo que te permita salir de la situación de este año, donde el Congreso es una disputa de ‘saco una ley, me la vetan, insisto, me la vuelven a vetar’. Dos años más así parece como muy fatigoso.
P: Qué opina de la eliminación fugaz de las retenciones?
R: El mecanismo fue muy explícito. Se anunció un lunes, se cerró el martes a la noche, es decir, estaba conversado previamente, y los beneficiarios se ganaron un descuento del 26%. Y al cerrar el descuento, los productores tienen que volver a pagar retenciones. Es evidente que esto no ha caído bien, y seguramente tendrá una traducción económica y también política. Recordemos que al gobierno en la zona núcleo de la provincia de Buenos Aires no le fue bien en la última elección del 7 de septiembre, y todavía no había pasado nada de esto.
El presidente en su propio evangelio dice ‘busquen el equilibrio fiscal y todo lo demás se da por añadidura’. La realidad ha demostrado que no se da por añadidura. A la política fiscal deben acompañarla políticas monetaria y cambiaria consistentes, y también una política productiva.
P: El gobierno ha sido férreo en lo fiscal, pero fue poco claro en lo monetario y endeble en lo cambiario ¿falta una mirada sistémica del programa económico?
R: Hay una cita del evangelio que dice ‘busquen el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás viene por añadidura’. El presidente en su propio evangelio dice ‘busquen el equilibrio fiscal y todo lo demás se da por añadidura’. La realidad ha demostrado que no se da por añadidura. A la política fiscal debe acompañarla una consistente política monetaria, una consistente política cambiaria, y también una política productiva. La teoría es que al sector privado hay que darle equilibrio fiscal, eso va a generar baja de la inflación, estabilidad de precios, y las condiciones para desarrollar sus negocios. Bueno, no parece que el sector privado esté respondiendo ese estímulo. De hecho, la economía en el segundo trimestre registró una caída del 0,1%, pero en el tercer trimestre va a estar en recesión, y es probable que en el cuarto también. Decir esto no es despreciar la búsqueda del equilibrio presupuestario. Es simplemente señalar que a este tratamiento le están faltando cosas.
P: ¿Cómo se imagina el programa luego de las elecciones?
R: Me lo imagino sin bandas de flotación. Imagino que tendrán que ir a un esquema de un tipo de cambio real más alto, que permita acumular divisas. No vamos a ser ingenuos, eso tiene un impacto en precios y en salarios en el mercado interno. Pero el punto es que hay dudas sobre la solvencia. El acreedor externo ve la Argentina y dice este país tiene un problema de solvencia, no de liquidez. No se arregla reprogramando vencimientos. Lo que los acreedores están viendo es que además de toda la salida de dólares por otras fuentes, Argentina tiene que hacer pagos en dólares en lo que queda del mandato de Mile, por unos US$ 37 mil millones. La pregunta es, ¿cómo los obtenés? ¿Siempre te van a prestar? No tenemos los mercados abiertos, por eso nos presta el FMI, o aparece el swap de la administración Trump. La pregunta es, ¿cuándo se van a abrir los mercados? Y es muy improbable que se abran pronto.
P: ¿Cómo imagina esos dos años restantes en términos políticos?
R: Es el punto que genera más dudas. El presidente está peleado con la vicepresidenta. Quien fuera presidente del bloque de La Libertad Avanza en la Cámara de Diputados hoy es uno de los más férreos opositores al gobierno. Gobernadores aliados que querían ir en conjunto con el oficialismo en las elecciones este año, se encontraron no con una propuesta de negociación, sino con un acta de capitulación. Les exigían pintarse de violeta, ceder los lugares en las listas. Los pedidos de los gobernadores por los ATN o el Impuesto a los Combustibles establecidos por ley, encuentran una pared como respuesta. Una negociación supone un quid pro quo. Para recibir hay que ceder. Especialmente en una negociación con gobernadores que están validados en su territorio y lo hemos visto en 2025.
Perfil
Gustavo Marangoni es Lic. en Ciencias Políticas (Universidad Del Salvador), Postgraduado en Economía y Comercio Exterior (Instituto Superior de Economistas de Gobierno, y Master en Relaciones Internacionales (FLACSO).
Fue presidente del Banco Provincia de Buenos Aires (Bapro) entre 2011 y 2015.
Es socio y director de M&R Asociados y autor del libro “Política ATP” (Ed. Planeta).
La incertidumbre que atraviesa la economía nacional no solo ha crecido progresivamente las últimas semanas, sino que se ha tornado verdaderamente impredecible. El politólogo y ex presidente de Banco Provincia de Buenos Aires, Gustavo Marangoni, dialogó con RÍO NEGRO y analizó la dinámica de la coyuntura.
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