Artista clave del arte brasileño en el MNBA
Es patrimonio del museo un óleo de Do Amaral.
NEUQUÉN (AN).- La visita de Barack Obama a Brasil puso sobre el tapete el nombre Tarsila Do Amaral, una artista clave en la historia del modernismo brasileño. Porque “Abaporu”, considerado el cuadro más representativo de la pintora, es propiedad de la Fundación Costantini, y su hogar es el Malba porteño. Sin embargo, la presencia de Tarsila Do Amaral en nuestro país va más allá: el Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén cuenta en su muestra permanente con la única obra de la artista paulista que existe en el patrimonio nacional. Se trata de “Pueblito”, un óleo de 1945 que hace referencia a un típico pueblo brasileño, y es representativo de la pintura latinoamericana, como también de la obra de la artista considerada una de las pintoras latinoamericanas “más famosas a nivel, tal vez, de la mexicana Frida Kahlo”, en palabras del director del MNBA y secretario de Cultura, Oscar Smoljan. “Esto es motivo de orgullo no sólo por la trascendencia de la artista en el concierto de las artes latinoamericanas, sino también por ser el MNBA Neuquén un museo público del interior del país”, indicó Smoljan. Sobre la artista paulista nacida en 1886 y fallecida en 1973, el funcionario explicó que se formó en París con maestros como André Lothe, Fernand Léger y Albert Gleizes. En la capital francesa realizó su primera muestra individual en 1926. Junto a su compañero, el escritor brasileño Oswald Andrade, integró un movimiento artístico de vanguardia que tendió puentes con otros creadores provenientes de otras disciplinas, como la literatura, y que pronto se amplió a artistas europeos. “Sus cuadros resumen el crisol multicolor del Brasil que fue abonado a lo largo de los siglos con el aporte de la sangre de los indios, los africanos y los portugueses. Esos colores aparecen en sus pinturas, en sus paisajes de fuertes tonalidades donde no faltan influencias del cubismo y el surrealismo”, destacó el funcionario. Sin dudas, en la pintura de la artista el cubismo se mezcla con imágenes primitivas brasileñas que explota en colores vivos cargados de sensualidad tropical, destacándose la elegancia y una intensa personalidad. “Abaporu” En la obra de Tarsila Do Amaral la “antropofagia” se inicia con “Abaporu”, la pintura de 1928 que le regaló a su esposo, el poeta Oswald de Andrade. Allí muestra a un hombre extraño y deforme, con una pequeña cabeza y un gran pie, es un caníbal rodeado de color. Abaporu, “el hombre que come al hombre” en lengua tupí-guaraní, motiva a Oswald de Andrade para escribir un manifiesto básico dentro del Modernismo y la identidad brasileña. La pintura es considerada la obra más representativa de Tarsila Do Amaral, pero es propiedad de la Fundación Costantini, creada por Eduardo Costantini, e integra las obras del Museo de Arte Latinoamericano. Actualmente, se encuentra en el Palacio del Planalto, la casa de gobierno brasileña, como parte de la exposición “Mujeres, artistas brasileñas”. Fue cedido para la ocasión por el Malba. Durante la visita de Barack Obama a Brasil la presidenta Dilma Rousseff invitó al presidente norteamericano a ver la muestra. Allí le comentó a Obama que ese cuadro tan caro para los brasileños era de propiedad argentina.
La pintura hace referencia a un típico pueblo brasileño y es representativa de la obra de la reconocida artista paulista.
Gabriel Oyarzo
NEUQUÉN (AN).- La visita de Barack Obama a Brasil puso sobre el tapete el nombre Tarsila Do Amaral, una artista clave en la historia del modernismo brasileño. Porque “Abaporu”, considerado el cuadro más representativo de la pintora, es propiedad de la Fundación Costantini, y su hogar es el Malba porteño. Sin embargo, la presencia de Tarsila Do Amaral en nuestro país va más allá: el Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén cuenta en su muestra permanente con la única obra de la artista paulista que existe en el patrimonio nacional. Se trata de “Pueblito”, un óleo de 1945 que hace referencia a un típico pueblo brasileño, y es representativo de la pintura latinoamericana, como también de la obra de la artista considerada una de las pintoras latinoamericanas “más famosas a nivel, tal vez, de la mexicana Frida Kahlo”, en palabras del director del MNBA y secretario de Cultura, Oscar Smoljan. “Esto es motivo de orgullo no sólo por la trascendencia de la artista en el concierto de las artes latinoamericanas, sino también por ser el MNBA Neuquén un museo público del interior del país”, indicó Smoljan. Sobre la artista paulista nacida en 1886 y fallecida en 1973, el funcionario explicó que se formó en París con maestros como André Lothe, Fernand Léger y Albert Gleizes. En la capital francesa realizó su primera muestra individual en 1926. Junto a su compañero, el escritor brasileño Oswald Andrade, integró un movimiento artístico de vanguardia que tendió puentes con otros creadores provenientes de otras disciplinas, como la literatura, y que pronto se amplió a artistas europeos. “Sus cuadros resumen el crisol multicolor del Brasil que fue abonado a lo largo de los siglos con el aporte de la sangre de los indios, los africanos y los portugueses. Esos colores aparecen en sus pinturas, en sus paisajes de fuertes tonalidades donde no faltan influencias del cubismo y el surrealismo”, destacó el funcionario. Sin dudas, en la pintura de la artista el cubismo se mezcla con imágenes primitivas brasileñas que explota en colores vivos cargados de sensualidad tropical, destacándose la elegancia y una intensa personalidad. “Abaporu” En la obra de Tarsila Do Amaral la “antropofagia” se inicia con “Abaporu”, la pintura de 1928 que le regaló a su esposo, el poeta Oswald de Andrade. Allí muestra a un hombre extraño y deforme, con una pequeña cabeza y un gran pie, es un caníbal rodeado de color. Abaporu, “el hombre que come al hombre” en lengua tupí-guaraní, motiva a Oswald de Andrade para escribir un manifiesto básico dentro del Modernismo y la identidad brasileña. La pintura es considerada la obra más representativa de Tarsila Do Amaral, pero es propiedad de la Fundación Costantini, creada por Eduardo Costantini, e integra las obras del Museo de Arte Latinoamericano. Actualmente, se encuentra en el Palacio del Planalto, la casa de gobierno brasileña, como parte de la exposición “Mujeres, artistas brasileñas”. Fue cedido para la ocasión por el Malba. Durante la visita de Barack Obama a Brasil la presidenta Dilma Rousseff invitó al presidente norteamericano a ver la muestra. Allí le comentó a Obama que ese cuadro tan caro para los brasileños era de propiedad argentina.
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